Julian Álvarez X Joaquín Correa

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Haber pasado por la selección mayor había sido uno de mis mayores logros.  Jugar al lado del mejor del mundo me hacía sentir más confiado, más suelto, aún cuando estar al lado de tantas figuras me hacía sentir cohibido.

Obviamente me mantenía en el grupo de river, que inconscientemente nos mantenía algo distantes de otros. Estar cerca de viejos amigos me hizo bien, me hacía sentir en casa, eso era lo que más destacaba de los casi veinte días encerrados en un hotel.

Fue un viernes por la tarde que salimos del entrenamiento, todos juntos en un colectivo yendo al hotel dónde nos quedamos, pero una llamada a Scaloni nos hizo desviar del camino.

Resulta que en el hotel había una falla de gas y no podíamos ir hasta al otro día por la mañana, por lo que teníamos que ir a otro.

— Bueno, chicos. — Nos llamó Lionel. — eu, silencio.  Pala, baja la música.

Exe, que estaba al lado mío, hizo caso y bajó la música desde su celular. — Ya les expliqué la falla en el hotel, mañana después del desayuno volvemos, pero ahora les pido paciencia y que se porten bien. Paredes, Rodri, compórtense muchachos.

Y por la llamada de atención hacia los más escandalosos del plantel, todos estallamos de risa. — Las habitaciones son de a dos, pueden elegir a su compañero.

Y dicho eso, el colectivo se detuvo y todos poco a poco fueron bajando, hasta que quedamos Palacios, Joaquín y yo. Todavía no sabía con quien me tocaba, pero no tendría problema alguno en compartir con otros.

Bajé detrás de Pala, teniendo al Tucu pisandome los talones. Ya en la entrada, Joaquín me frenó y me pidió compartir habitación, afirmé despues de saber que Exe se quedaría con Lo celso.

— y cómo es river? — Preguntó una vez en la habitación, mientras dejaba su mochila sobre la cama. Lo miré sin enteder, aunque su intento de conversación me hizo sonreir.

— Ahí vamos, compañeros se van...

— Disculpa, ¿de dónde sos vos?  — interrumpió. — Tenes un re lindo acento

— Córdoba.  — Respondí, todavía sintiéndolo un poco extraño. Él sonrió y de ahí surgieron las conversaciones.

Después de que cada quien tomara una ducha, jugamos un quince, al truco y de pasada me tocó cebar mates. Joaquín siempre parecía estar serio o con cara de orto, pero cada vez que sonreía, sus dientes blancos sobresaltaban e iluminaba su rostro.

Podía decir sin ningún problema que el hijo de puta es demasiado bonito.

Inconscientemente me quedé pensando, dejando el último juego olvidado.

Joaquín me tocó el hombro, haciéndome despejar enseguida.  Su entrecejo estaba fruncido pero aún mantenía esa mirada penetrante.

Casi sin querer me puse nervioso, tratando de escapar y en  cuanto antes me levanté de su cama, relajando mis músculos pero él también se levantó.

Se acercó bastante a mi, casi podía sentir su cuerpo detrás mío, su respiración contra mi cuello e incluso su mano rozando sobre mi cadera.

— ¿qué haces? — Me animé a preguntar.

— No sé.  — Murmuró, rozando su boca contra mi nuca.  Sus manos ya apretando mis caderas y mi piel respondiendo por si sola ante su tacto.

Me di la vuelta allí mismo, quedando frente a él.  Su rostro se acercó más y casi sin poder evitarlo, cerré los ojos esperándolo y fue entonces que me besó; sus labios gruesos cubrian los míos de una manera casi adictiva. Su mano parecía no saber donde ubicarse, por lo que la dirigió hacía mi culo y apretó con fuerza, robandome un jadeo de sorpresa.

— Juli. — Murmuró cuando me separé.  Sus ojos marrones me podían.  — Disculpa, no sé que me pasó

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turururu.

parte dos?

¿qué pasará después? 🕺🏽

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