6. 18/17/2019

13 5 2
                                    

Dylan

Sí, ayer no le dije nada a Emma, pero estaba demasiado mal, ¿Qué se supone que le dijera en un momento así? Emma me gustas, quieres ser mi novia, pues no, ella estaba triste, necesitaba un amigo en ese momento, no un pretendiente más, ella necesita de vez en cuando apoyo no solo falsos amores y no digo que el mío sea falso, digo que la mayoría de pretendientes que tiene solo la quieres por bonita, ninguno se fija en que es una persona con sentimientos que tiene más que su físico, pero bueno, ese no es el punto, el punto es que ayer no le dije nada por lo que había pasado, pero ya hoy le voy a decir, no voy a esperar más porque sino alguien me la quita y se que no es un objeto, pero quiero que sea mía.

—Emma— La llamé nervioso.

—Dime— Se giró y me dio una sonrisa cálida.

—Te quiero preguntar algo desde hace mucho tiempo—

—Te escucho— Dijo con la misma sonrisa —

—Es que, me di cuenta que me gustas desde hace mucho tiempo, eres alguien importante y desearía que no me volvieras tan vulnerable, pero lo haces, bueno en fin, no quiero dar tantos detalles, ¿Quieres ser mi novia?—

—Hasta que te dignas en decirlo—

—¿Qué?— Dije sorprendido y un poco confundido.

—Dylan sin ofender, pero no sabes disimular, bueno el punto es que sí, quiero ser tu novia—

—Dime que no es juego—

—¿Por qué jugaría con algo así?—

—Ahora soy la persona más feliz del mundo—

—Jajaja—

—Que risa tan dulce—

—Gracias—

—¿Dije eso en voz alta?—

—Y lo de que eres el hombre más feliz del mundo—

—Ups, demasiada información—

—Mejor hablamos más tarde, luego de mi entrenamiento, mi papá ya me está esperando—

—Oh, claro, nos vemos mañana—

—Sí— Y me dio un abrazo, debo estar soñando, si es un sueño, lo cual es lo más probable, espero no despertar nunca, me está pasando lo mejor del mundo.

Ella es maravillosa, la amo demasiado y es una palabra fuerte, pero creo que es lo que siento, espero no me esté equivocando, aunque, nunca me he equivocado si se trata de ella, bueno, solo cuando pensé que no le caía bien, pero ese no es el punto, ella es lo mejor que alguna vez me pudo haber pasado, su cabello negro azabache hasta la cintura, lacio, los ojos marrones un poco achinaditos, sus labios rosaditos y carnositos, ay, cuanto daría yo por besarlos, por probarlos de una vez; ella es simplemente perfecta y lo voy a repetir por siempre, tiene solo once años y es la mujer más linda que ha pisado este planeta.

Caminé a la salida pensando en la linda pelinegra mientras sentía leves golpes en el hombro sin saber de donde provenían.

—Dylan... Dylan... Dylan... ¡DYLAN! ¿Estás ahí?— Dijo Sam.

—Sí, solo que me quede hipnotizado pensado en la mujer de mi vida—

—Dylan, vas a cumplir trece, cállate y piensa, la puedes usar, tiene un buen cuerpo, te la coges en un año antes de tus catorce, no puedes ser legal por que te vas a la cárcel, pero bueno, la ilusionas, te la coges y la desechas—

—Sam, eso suena como algo que tu harías, no yo—

—Lo intenté— Lo miré cansado y él prosiguió —Pero... te has puesto a pensar en que, tiene once, aún tiene tiempo de desarrollarse más y ya tiene un hermoso cuerpo, ¿Te imaginas como se verá a los quince?—

—No y no me interesa, la belleza no dura para siempre, a los cincuenta seguramente no será igual de bella, pero no por eso la voy a desechar como si fuera basura—

—¿Y quién te asegura que estés con ella a los cincuenta?—

—No dañes mis ilusiones, te lo pido—

—Yo solo estoy aquí para decirte la verdad, es mi trabajo como mejor amigo hacerlo—

—Sí, pero no por eso tienes que ser tan cruel—

—Lo cruel es la realidad, no yo—

—Sí, la realidad, la realidad es que al fin es mi novia y yo no le veo nada de cruel a eso—

—Tú no tienes remedio—

Me despedí de Sam y me fui a donde me esperaba ansioso mmi papá, aunque tengo que aceptar que yo posiblemente este igual de ansioso a él, le quiero contar todo sobre Emma, igual a mamá, quiero que en algún momento pueda llegar a la casa con ella y presentarla.

—Dylan, ¿Por que te demoraste tanto?— Dijo cansado —Voy a echar raíces de tanto esperar—

—Papá, no seas exagerado—

—Muévete, tu mamá nos espera con un rico almuerzo y no quiero que se enfrié—

—Está bien— Dije entre risas.

Y así nos fuimos a la casa, donde contaría todo a mis padres y comeríamos en paz y tranquilidad.

Él y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora