En la noble casa Black, lo más importante es la pureza de sangre.
Sirius, Regulus y Stella Black han sabido desde que eran muy pequeños. El respetar o no aquella ley, dependía de ellos, pero debían atenerse a las consecuencias.
Mientras tanto, era...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Septiembre 1, 1976
Número 12 de Grimmauld Place
Cuarto de Stella Black
7:30 a.m.
Stella Black se disponía a terminar de empacar sus cosas dentro de su baúl. Libros, ropa, productos de belleza, pluma, cámara y demás cosas. Había sujetado su cabello en un moño suelto y estaba apurada a terminar. No era sólo la emoción y el hecho de que debía subir al tren para las once y faltaban cinco minutos para las diez, sino también el querer estar a kilómetros de aquella casa. Ella revisó varias veces qué le faltaba.
Libros
Ropa
Pluma
Productos de belleza
Cámara
Chocolates para el camino
—Okay, creo que eso sería todo...¡Ah!—exclamó antes de sacar de su escondite una caja de cigarrillos y una botella de vino tinto.
Si bien conocía que Sirius, su hermano, tendría alguna de esas cosas, ella prefería tener lo suyo guardado por si cualquier cosa ocurría. Una vez terminó de organizar sus cosas, empezó a peinarse rápidamente en el tocador de aquella habitación. Agradecía que su cabello estuvo lo suficientemente largo para recogerlo. La consecuencia de su mayor arrepentimiento fue el que tuvieran que cortar casi todo su cabello en primer año. No le disgustaba el cabello corto, sólo que, por la situación en la que se lo cortó, le daba malos recuerdos.
Al pararse, se acomodó la ropa. Llevaba un top halter, unos jeans acampanados, tenis y se había puesto una margarita de plástico en su cabello. A su parecer, se veía bien.
—Columba, cámbiate—le dijo su madre mirando su ropa con desaprobación—. Pareces sangre sucia.
—Pero, madre, sólo es un top y un jean—dijo Stella a lo que Walburga la miró seriamente.
—¿Me vas a reprochar o vas a cambiarte por algo más apropiado? Es que ni siquiera es una blusa decente, decidiste ir reveladora—la señora Black frunció el ceño—. Ve a ponerte algo de una señorita apropiada.
Stella simplemente subió a su habitación y suspiró pesado.
—Pronto llegarás a Hogwarts, Stella, pronto llegarás a Hogwarts—se dijo a sí misma rebuscando entre la ropa que dejaba en casa.
Metió lo que traía puesto en la maleta y la intercambió por un vestido blanco largo y algo holgado con detalles tejidos y manga corta. Al bajar, Walburga dio una mirada rápida y salió de la casa. Stella buscó a su hermano con la mirada.
Llevaba una camisa blanca manga larga, un pantalón gris a juego con un chaleco y un pañuelo rojo. El cabello negro de Regulus Black iba peinado hacia atrás, con aquel tono oscuro contrastando con su pálida piel. Su mirada era seria mientras caminaban en dirección al auto que los llevaría a King's Cross.
