Capitulo 14Nunca había pensado a profundidad lo que era un parpadeo, según internet el parpadear es el cierre y apertura de los ojos, pero ahora ya no lo veo igual, cada vez que veo los ojos de Dayana en cada parpadeo veo algo diferente, la bruma que siempre parece estar detrás de su mirada, la mirada de lucha constante tras cada parpadear, sus ojos grises siendo opacados constantemente por el color negro de un demonio, depues de días de estudio al fin pude descubrir qué era lo que le había pasado, había una fuerza oscura dentro de ella que la estaba destruyendo desde adentro a cada minuto que pasaba.
Tenía más de una semana aquí abajo con ella, no me atrevía a quitarle el ojo ya que cada momento en el que ella lograba ganar el control de su propio cuerpo eran cuando la podía tener de vuelta de conmigo por unos minutos, además de la posesión de oscuridad de su cuerpo estudié la extrañes de las cadenas que la rodeaban y que parecían trabajar por cuenta propia, las cadenas venían del mismísimo pozo del infierno, estas eran parte de las mismas cadenas que mantenían a Cerbero ahí abajo, mire mis manos tratando de tener una conclusión lógica del por qué tendría yo semejante poder, algo en mí había cambiado, fije mi vista en el cuerpo ahora quieto de Dayana.– Algo ha cambiado en todos nosotros – Deje salir apesadumbrada, camine hacia ella y acaricie la superficie de su rostro ahora marcado por el cansancio y su lucha interminable por ella misma, me fui hacia la mesa que estaba en el centro de la habitación y observe con molestia la hoja que hace días habíamos encontrado dentro del libro, hice una mueca de molestia hacia la hoja, fije mi vista en algún punto en la pared como si la mancha fuera lo más interesante en esta habitación, pero no lo podía evitar, pasaban tantas cosas al mismo tiempo que siento que mi cerebro no puede más, he visto tanta oscuridad todo este tiempo que aun busco una luz en esa oscuridad para iluminar mi caminó – Iluminar mi camino – Dije en un murmullo bajo – ¡Iluminar mi camino! Eso es – Exclame eufórica de al fin encontrar la conexión, el libro, la hoja y yo, hable muy fuerte que hizo que Dayana levantará la cabeza... Sus ojos, hacíendo que lo que sea que este dentro de ella se moviera con fuerza, sus ojos completamente negros ahora me hacían volver meses atrás hacia donde los había visto, deje la hoja de lado y me acerque a ella con fuerza tomándola del mentón viendo sus ojos con fuerza fijos en los míos. Ahí estaba otra vez, sentía el fuego correr por mi venas e invadir mi cuerpo, mi mano en su piel parecía quemar, pero lo que sea que estuviera ahí en ese momento no era mi Dayana – ¿Qué es lo que te molesta? – Hable lentamente tan cerca de su rostro que pude sentir su aliento frente a mi, trato de hacerse hacía atrás pero la fuerza de mi agarre impedía que se fuera, sus ojos no estaban en mi, estaban en la hoja que aun reposaba en la mesa – ¿Quieres eso? – Dije con una sonrisa burlona – Eso nunca pasará – Dejé salir un poco más de mi fuego qué parecía quemar a la cosa que estaba frente a mi soltando chillidos de dolor, las cadenas parecían arder tanto como yo, tome la hoja con mis manos y la hice arder como las cadenas de pared, el tinteo de ellas al chocar con la pared por los moviéndose erraticos de esa cosa eran molestos, como si ellas supieran lo que quería la ajustaron aun más al muro, cada llama que tocaba la hoja hacia que sus letras relucieran fuertemente en dorado que parecían saltar de la misma, cuando al fin ardió por completo el texto quedo flotanto frente a mi y yo con la mirada estática frente a ella, con el fuego aun ardiendo dentro de mi fui capaz de leer cada una de esas palabras.
"Ojos color fuego y cabello cual sangre nacida en la noche de San Juan. Forjado en con el fuego de las tieblas nació mi mayor regalo.
Ante ti dejo ahora esta carta como único recuerdo de que en algún momento tuviste un padre y un hogar, puede ser difícil de creer y de asimilar lo que eres lo que somos, pero es importante que seas consciente que no te dejo sola, el poder que corre por tus venas es el mismo que corre por las mías.
Se que tendrás muchas más preguntas de las que podre responder ahora, pero quiero que sepas quien eres quien soy, eres Ariabel Metheniss Luzbel la próxima gobernante de mi reino, la portadora del fuego infernal, mi hija y capaz de tantas cosas.
Hija mía, lamento tener que dejarte y ver desde lejos como es que creces sola, todo lo que he hecho desde siempre es tratar de protegerte, te hice con la esperanza de no estar solo nunca mas y por mi capricho te he condenado a lo mismo, espero que en algún momento puedas perdonarme y entender que todo lo que hice fue por tu seguridad, este libro lo hice yo mismo para que fuera el mapa hacia mi, el mismo en algún momento te mostrará el camino una vez que me estés lista.
Ser mi hija puso en ti la vista de todos, aunque lo intenté ellos te encontraron, no podía salir y cuidarte como debería así que te mande mi primer regalo, un amigo, Kay.
El poder corre dentro de ti, nunca lo olvides.
Te ama, tu padre, Samael."
Mis puños estaban cerrados con fuerza tratando de controlar el fuego que amenazaba con salir de mi, un nombre, un padre, un hogar. Yo tenía todo eso, pense llena de enojo, si mi nombre es Ariabel Metheniss Luzbel eso significa que "Samael" como se hizo llamar es Luzbel... Por Dios, pensándolo bien decir eso no es muy bueno, mi padre es Lucifer, el rey del infierno, me dejo caer al suelo con fuerza, mis manos ya no arden y mi enojo se fue siendo remplazado por una tristeza aplastante, las lágrimas pican en mis ojos, no me importa que la cosa en la pared me vea llorar, ya lo ha hecho durante todos estos días. Deje mis cabeza entre mis rodillas abrazadas contra mi pecho mientras lloraba, al fin era alguien, no me dejaron porque no me amarán, me dejaron porque era lo que más amaba, entre hipidos llamaba a papá esperando que apareciera y me tomará entre sus brazos y me dejara ser un niña por fin, sentí una cosa peluda contra mi pierna, al bajar la vista vi a Kay – Oh, Kay – La tome entre mis brazos apretandola contra mi pecho – Eres mi mejor amiga, te amo tanto, no se que es lo que haría sin ti, lo que hubiera sido de mi sin ti a mi lado – En momentos como estos eran cuando más me lamentaba ser tan inútil por no poder regresarla a su forma original, llore con más fuerza ante este pensamiento – Perdoname por favor – Dije entre sollozos, baje mi rostro hacia ella al sentir sus mullidas patas en mi cara, ella empezó a limpiar mis propias lágrimas como si supiera a que me refería.
– Qué conmovedora escena, casi me hacen llorar – Volví a escuchar esa horrible risa, odiaba ver la cara de Dayana profamada por esos ojos negros – Uh, no me mires de esa manera ¿es así como miras a los que amas? – Un puchero que más bien parecía mueca adorno su rostro, deje a Kay a un lado mio y me levante, borre mis lágrimas en un parpadeo y lo mire de la peor forma – Regodeate todo lo que quieras, ríete cuan alto puedas, pero ahora ya se quién eres – La sonrisa vaciló un poco – Se quien soy que puedo hacer, te voy a sacar de ahí en cualquier momento, Abyssus – Coloque mi mano en su pecho sintiendo su corazón correr a mil por minuto – Disfrutala mientras puedas, porque cuando salgas de ahí, te voy a destruir, es una promesa – A pesar de que sus nervios estaban en su límite sonrió aun más grande.
– Destruir es una palabra muy dura para una princesa – Trate de ocultar mi sorpresa de el pero fue inútil – Oh niña ¿creíste qué no era consiente de quién eras? Todos lo sabemos ¿nunca pensaste por qué mi señora estaba tan obsesionada con matar a una simple niña inútil como tú? – Una fuerte carcajada salió de el – ¡Eres una tonta! Papi no va a venir a salvarte, nunca lo dejara ella, puede que seas mi princesa y futura reína, pero ella es mi señora y tu no eres nada más que la niña de papá – Solté un fuerte golpe en su cara sin poder soportar ni un minuto más ninguna de sus palabras, no tuve ningún efecto en el así que solo cause qué se riera con más fuerza al ver como me afecto. Me dirigí hacía afuera del sótano con fuerza alejandome del sonido de su estruendosa risa – ¡Nunca te dejaré en paz, princesa. Soy lo peor con lo que pudiste haberte encontrado! ¡Conoce bien el nombre del que arruinara tu vida, soy Abyssus, nunca lo olvides! – Ya me encontraba lejos del sótano separados por una gruesa puerta que me impidió oír el final de sus gritos – No dejare que lo hagas – Dijo en voz baja.
[ Una disculpa por las faltas de ortografía]
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El bosque sabe tu nombre.
WerewolfEn el momento que la salve supe que la luna la eligió para mi.