𝒥𝑒𝒶𝓃 𝒦𝒾𝓇𝓈𝓉𝑒𝒾𝓃.
『••[ Quedate en mi vida por un largo tiempo más, por favor, que sea mucho tiempo más, es que me he dado cuenta que te quiero tener a mi lado para siempre. ]••』
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El alcalde de Puebla de la Sierra, un...
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Los días entre Navidad y Año nuevo siempre le resultaban un poco excitantes, con la piel erizada y esperando cada mañana que pronto llegara la noche para que se demorara menos la despedida al presente año, por eso, ese día se encontraba un poco más extasiada que de costumbre, con la música sonando en el parlante de su celular mientras se movía de un lado a otro en el interior de la panadería.
No conocía ninguna emoción que sirviera para expresar lo que sentía, era como estar en lo alto de una montaña rusa, observando todo el panorama y recargándose de momentos felices. No, no quería despedir ese año, porque por mucho que le gustaran las festividades, era el primer año que le dejaba tantas experiencias que marcaban su corazón.
El teléfono vibró en el bolsillo del delantal anunciando un nuevo mensaje, por lo que no tardó en sacarlo y revisar.
"Jean<3: no podré ir hoy, debo encargarme de unas cosas aquí. perdón."
Hizo una pequeña mueca antes de volver a guardarlo. De cierto modo, suponía que eso ocurriría, la nieve aún no terminaba de derretirse por completo siendo que ya había pasado un día desde su caída, seguía fría, al igual que los pocos mensajes que había recibido de su novio.
Aún así, tenía la leve esperanza de que podrían ir a la feria navideña que se montaba cerca del mercado, incluso se había arreglado y abrigado para salir antes de terminar su turno.
Suspiró estirando su cabeza hacía atrás, en un intento de no darle vueltas a la situación ni llenarse de pensamientos negativos como acostumbraba, porque sí, tenía la manía de boicotearse a si misma creando falsos escenarios. Y aunque no quería comerse la cabeza ni pensar de más, en ese momento le resultaba un tanto inevitable, habían muchas señales mezcladas desde Navidad, las actitudes de Jean eran altibajos, e incluso si recapitulaba podría afirmar que ese problema empezó un par de días después de que durmieron juntos, ¿Y si había hecho algo mal y por eso Jean se mostraba incómodo con ella?
No, no podía ser eso. Él la amaba, lo tenía claro, así que esas inseguridades que estaban rondando su mente probablemente serían porque pronto le llegaría la menstruación y se ponía emocional. Sí, eso era.
Como una señal del destino, una simple casualidad, o una salvación a su tormento mental, la campanilla de la entrada retumbó en el interior, siendo seguida por unos pasos predominantes que captaron su atención devolviéndola al presente.
—Hola, Juliet, ¡Feliz navidad atrasada!—
La sonrisa no tardó en aparecer al reconocer a ambos adultos que se aproximaban al mostrador. No era lo que esperaba, claramente, pero estaba feliz de volver a verlos.
