Capítulo Cuatro ... El Dibujante y su Padre

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El lugar estaba atestado de gente, que se refugiaba del frío invierno en el restaurante, Deidara se encontraba intimidado, y eso era mucho ya que él era conocido por su corto y mal genio carácter, explotaba relativamente rápido pero ese día con la mirada de ese hombre se sintió indefenso, estaba casi pegado en la silla, él joven le miraba con intensidad mientras se relamía sus labios. Se estremeció quería escapar de ahí ahora, excusarse decir que se sentía mal.

– Con su permiso voy al tocador – Se levanto humilde, dejando su bolso en la mesa, para no levantar sospechas, no le importaba abandonarlo ya que en él nada había que pudiera importarle.

Caminó con paso elegante y aparentemente relajado hasta llegar al baño, en donde su cuerpo comenzó a temblar, sus manos se aferraron a un costado del lavamanos, miró su reflejo en el espejo y negó una y otra vez con la cabeza.

– Ya no más, no puedo hacerlo, no puedo hacerlo – Repetía casi gimiendo. Dio un brinco del susto al sentir como alguien lo rodeaba de la cintura y tomaban con fuerte su mentón – Qué haces aquí – Un hombre albino de mirada azulina y malévola – MI...Mizuki, qué haces aquí – susurró molesto tratando de liberarse.

– Tranquilo marica – Lo asió a él con más fuerza – No me hagas usar la fuerza contigo, vas a ir donde tu cliente te sentaras con él, le coquetearas, y harás que se caliente aún más de lo que ya está de ti, follaras con él hasta que te rompa en dos, cobraras y me traerás el dinero, porque sino Deidi-Chan yo mismo te mataré – Sin más lo soltó – Toma – Colocó una capsula fucsia en la palma de su mano derecha – Para que te calientes afeminado frígido – Le dio un golpe en el trasero y lo sacó del cuarto de baño.

– Esa fue una linda demostración de macho – Mizuki se giró para ver a la persona que le hablaba se encontró con un hombre que ocultaba su rostro con el gorro de su chaqueta de cuero – Pero lamentablemente para ti, tanto tu puta como su cliente son mis presas – Y Antes de que el albino se diera cuenta, el hombre se abalanzó sobre él con una inyección que colocó prolijamente detrás de su oreja – Shuuu, tranquilo solo es veneno, morirás al instante, lástima que tu muerte sea tan rápida pero no eres mi tipo, pero Deidi-Chan Oh sí que lo es – Sonrió macabramente, colocando el cuerpo que se convulsionaba dentro de uno de los cubículos del baño, salió del lugar rápidamente, no sin antes limpiar la escena de su crimen.

Se sentó en una mesa próxima a adonde se encontraba Deidara y su cita, el rubio trataba de sonreír a pesar del miedo, un punto para el puto, pensó el psicópata, el de mirada cielo se daba cuenta de la sed de sangre de su acompañante. Sería una noche divertida, se dijo así mismo deleitándose para sus adentros con tales presas.

***

Gaara estaba sentado en el living de la casa del rubio con el teléfono que Naruto le dio, tiempo atrás había hablado con su padre, quien en el pasado había sido un alcohólico con problemas de agresividad, pero ahora estaba rehabilitado le dijo que se quedara tranquilo en casa de su amigo, Gaara fue escueto en explicar que estaba en casa de antiguo compañero de clase, su padre le aseguró que él se iba a encargar de los juegos fúnebres de Shukaku, a lo que Gaara solo respondió sí a todo.

Minutos más tardes seguía con el teléfono móvil en mano mirando a la nada, el timbre sonó dos, tres, cuatro veces, pero nadie parecía interesado en abrirla, con calma fue a la entrenada y vio a través de la mirilla de la puerta, un joven de cabellos negros y ojos del mismo color tocaba el timbre sin cesar con el semblante apacible. Con un poco de duda abrió la puerta dejando la cadena puesta.

– Sí – Inquirió desconfiando.

– Hace frío, dile al bastardo copia que me deje entrar – Castañeó los dientes.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2021 ⏰

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