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Para Kazutora ya era rutina el sentirse mal

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Para Kazutora ya era rutina el sentirse mal. Estaba acostumbrado a la tristeza, a las malas palabras, a los puñetazos y a las burlas. No sabía siquiera para que se levantaba de la cama por las mañanas.

Pero esa mañana lo hizo. Se levantó de su cama para ir al infierno, o para otros el instituto. Sacaba malas notas, de todas formas no había aprendido nada en ese sitio, solo que la gente puede llegar a ser muy cruel. Desde que salió del armario estaba en boca de todos, y no en buen sentido. No solo eran palabras, si no que casi todos los días le pegaban una paliza. Y para que va al instituto entonces? Te preguntarás. La respuesta es fácil. Porque es obligatorio.

Entonces se levantó de mal humor, como todos los días. Peinó su suave pelo, se lavó los dientes, se vistió y salió de su casa.

-Me voy ya, mamá!- gritó pero no escuchó respuesta, tampoco la esperaba

Solo tuvo que cerrar la puerta de su casa para que apareciera uno de los hijos de puta detrás de él. Kazutora le ignoró completamente y comenzó a caminar. El otro chico se le pegó.

-No intentes escapar de mí, niñita- soltó una risa burlona

-No sé como decirte que soy un chico, deja de llamarme así gilipollas- dio un manotazo al brazo del chico que reposaba tranquilamente en su hombro

-Uy uy, se pone furiosa. Que vas a hacer? Pegarme? Mierda que miedo- se burló

-Que te den- dijo sin siquiera mirarle, cosa que enfureció al chico

-Que pasa? Tienes ganas que te pegue una paliza de buenos días?-

El menor suspiró. No dijo nada más. No quería que le pegaran ya por la mañana. Era débil, no podía ni sabía defenderse. Tampoco tenía ningún amigo que le defendiera, o ningún amigo en general. Así que caminó lo que le quedaba de camino con aquel muchacho.

Sonrió aliviado cuando tocó la campana y supo que era hora de irse a casa

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Sonrió aliviado cuando tocó la campana y supo que era hora de irse a casa. Esa misma sonrisa que esfumó rápidamente al recordar lo que le esperaba a la salida. Todos los días le pegaban en la salida. No podía escapar. Lo sabía. Un día intentó escapar tirándose por una ventana que daba a la parte trasera del instituto pero había un chico esperándolo allí también.

A paso lento se dirigía hacia la puerta de salida. Ya desde lejos podía ver al alto y robusto chico que le esperaba fuera. Tragó en seco. Tenía miedo. Daba igual que eso fuera rutina, igualmente no le gustaba que le pegaran, le daba miedo.

Solo bastó con acercarse unos centímetros al chico para que este sujetara al de mechas y empezara a pegarle bofetadas en la cara. Luego aparecieron más muchachos que no dudaron en unirse y empezar a pegarle puñetazos.

Al cabo de unos minutos se cansaron y soltaron bruscamente al chico. Seguidamente se marcharon, dejándole solo. Suspiró e intentó limpiar con sus manos la sangre que corría por su cara.

-Kazutora, cuántas veces te he dicho que dejes de meterte en peleas?!- su madre le regañaba

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-Kazutora, cuántas veces te he dicho que dejes de meterte en peleas?!- su madre le regañaba

Los dos sabían que no sé metía en peleas, si no que sufría de bullying y que le pegaban, pero su madre se negaba a aceptarlo y le culpaba diciendo que él se metía.

-Te pasa por hacerte el chico. Deberías aceptarlo ya, siempre serás una chica-

Su madre además era transfóbica. Y por eso le echaba la culpa de todo. Aceptó su destino y esperó a que su madre terminara de gritarle, luego subió rápidamente a su cuarto.

Kazutora estaba harto. Estaba más que harto. Tanto dentro como fuera de casa era objeto de burlas y violencia. Tan difícil iba a serle encontrar a alguien con quién se sintiera válido?

Todos los sentimientos guardados y pensamientos negativos inundaron su cuerpo. Comenzó a llorar. Y se dispuso a cortarse. Era su forma de distraerse de su miserable vida.

Lo malo fue cuando su madre entró a su cuarto sin tocar. Mientras lo estaba haciendo. Empezó a temblar porque supo lo que se venía.

-Fuera de casa...- susurró

-Mamá por favor, puedo explicarl-

-Fuera de casa he dicho! Te he avisado ya varias veces! Deja de querer llamar la atención joder!- él solo bajó la cabeza -Es que no me escuchas? FUERA!-

Kazutora corrió fuera de su casa todavía con lágrimas en los ojos. Se sentó en una calle solitaria, mirando a un punto fijo intentando dejar de llorar. No le importó estar fuera, volvió a cortarse ahí en medio de la calle. Necesitaba distraerse. Fumaría pero había salido tan rápido que no cogió su tabaco.

-Parece que los dos hemos tenido una tarde de mierda- escuchó una voz delante de él, subió la cabeza y vio una cabellera rubia

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AM I VALID? ♡ kazufuyu ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora