Todo lo que pudimos ser. (Tsukishima x Yamaguchi)

Capítulo 9.

Tsukishima kei

-¿si, quién habla?- contesto la llamada que llegó mientras dormía, eran aproximadamente las 2 de la mañana del sábado.

-ah hola llamé al idiota engreído que amo, ¿verdad?- era Yamaguchi su voz me aseguraba de su notable estado de ebriedad.

-¿Yamaguchi?¿Qué pasa?¿dónde estas?

-disfrutando la vida (yams cuelga el teléfono)- una voz de fondo interrumpe.

-no me digas que estas en esa fiesta.

-jeje (ven aquí)

-¿Yamaguchi? ¿Ey? ¡Contesta!- vi la pantalla donde decía que la llamada había sido finalizada.

No tuve tiempo de pensar, me levanté de la cama, me puse mis gafas, una sudadera y en la entrada me puse rápido los tenis. Salí con el frío a todo lo que daba en la madrugada, por alguna razón mi mente no asimilaba tal cambio de temperatura radical, solo pensaba en llegar y saber que pasaba como Yamaguchi, ese idiota hacía que me preocupara.

Varias veces lo llamé a pero no me atendía las llamadas, al ver los pocos contactos que tenía vi uno en particular "Hinata Shoyo:)" sin permiso había tomado mi teléfono y agregado su número, en ese momento me tranquilizó que lo hubiera hecho.

-contesta contesta- me hablo a mí mismo esperando respuesta de éste.

-¡Tsukishima!- el carismático atiende

Gracias al cielo -hola, ¿me puedes dar la dirección de la fiesta?

-¿vas a venir?¡Claro que te la doy!

-si, ¿oye has visto a Tsuki ahí?

-llegamos juntos pero ya no supe dónde estaba, supongo que está con Kageyama estaban hablando en la barra hace un rato; bueno te envío la dirección por mensaje, ¡bye!

Recibí el mensaje poco después, no era tan lejos, era a unas calles de la escuela, así que pude ubicar bien la casa por el vecindario, era fácil de ubicar por el ruido de la música.

Había gente fuera en grupos, entré y vi algunas caras conocidas, Sugawara y Asahi bailaban patéticamente como señores en festival, ignore muchas personas en mi camino se atrevesó Bokuto.

-¡no imaginé verte por aquí Tsuki!

-aún lado.

-ey pero que humor, ¡vamos a divertirnos!

-estoy buscando a Yamaguchi, ¿lo has visto?

-mmm lo vi un poco ebrio camino al segundo piso.

Sabiendo eso me fui a la planta alta del lugar, sin prestarle atención a gente que bebía y bailaba.

-¡Yamaguchi!- gritaba su nombre por el lugar.

Había varias habitaciones, así que abrí una por una hasta encontrarlo, al abrir una encontré Oikawa en intimidad con Iwazumi, vaya que no creí que tuvieran algo.

-oh lo siento- salí rápido y cerré la puerta, di un suspiro pronfundo.

Debía encontrar a Yamaguchi lo antes posible, no quisiera llegar tarde y alguien lo lastime.

Yamaguchi Tadashi

-noo sueltame, ya no es divertido- digo disgustado.

-shhh- me tapa la boca y empieza a besar mi pecho bajando lentamente a mi estómago.

Mis intentos por hablar son fallidos, no puedo gritar tan si quiera, estoy muy débil y ebrio. Saqué de mi bolsillo en teléfono y busqué el contacto de Tsukishima.

-¿que haces? Suelta eso- Kageyama lo toma y lo tira al piso.

-no me gusta esto- le hago saber.

El se detiene y se sienta a mi lado, fue un intercambio de mirada cuando el empiezó a acariciar mi cabello.

-eres muy lindo- se acercó a mí y me besó, no sentía nada más que asco, yo no quería que me tocara de esa forma, me sentía sucio.

-¡dije que no!- lo empujo y me levanto de la cama, intenté abrir la puerta pero estaba trabada por fuera, voltie a verlo de nuevo, y me miraba con lujuria. Se levantó y se acercó lentamente a mi, yo me alejaba de él yendo a la puerta del baño, corrí y me encerré ahí.

-no podrás quedarte ahí siempre- sus pasos deambulaban por la habitación. No había nada que hacer, mi teléfono estaba en el suelo, y Kageyama estaba a fuera, Tsukishima probablemente estaba dormido e ignoró la llamada que le hice, me daba por muerto.

Esta vez si esperaba algo de él, esperaba que viniera y me rescatara como esas películas románticas que me gustan, esperaba que gritara mi nombre por todo el lugar para buscarme, esperaba que al llegar a mi me dijera unas lindas palabras de amor. Esperaba mucho sentado en el piso de un baño de una casa desconocida, porque soy tan mediocre para luchar por mi mismo.

Ese era yo, un mediocre que espera de la demás gente apesar de estar en las últimas.