Capítulo Único

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Se levantaron abruptamente del lugar en el que estaban. Uno de los dos miró el páramo con más atención que la otra, y aún así el desconcierto era igual en ambas partes. La puercoespín fue la primera en ponerse de pie, seguida del oso. Ambos reconocieron de inmediato el lugar en el que se encontraban: el salón de clases. El que estuvieran ahí solo podía significar una cosa...

Otra vez habían fracasado.

—¡Me lleva! —la chica azotó sus brazos en una de las butacas que se hallaban en el recinto—¡Me lleva, me lleva, me lleva!—repitió esa acción varias veces, hasta que segundos después se detuvo— ¡De nuevo fallamos! —los dirigió a su cara, tapándose con ellos mientras caía de rodillas, y en el proceso empezaba a llorar.

A su lado se puso el chico verde, viéndola con preocupación. Esa situación siempre lograba ponerlos mal, pero a ella le afectaba más. Y es que cada vez que regresaban a aquél sitio, era para enterarse de que nuevamente habían fracasado y que debían volver a iniciar desde cero, trayendo consigo una carga que era indeseada desde la primera vez.

Dos o tres veces ya eran muchas, ¿pero diez? Para él, al menos, eso ya era demasiado. No podía creer que aún siguiese fallando pese a las experiencias previas, que se suponía debían servirles como ayuda cada vez que regresaban; a él también le provocaba un gran dolor volver a ese maldito sitio. Ya no lo aguantaría más.

Sin importarle si su otro ser lo viese, también empezó a llorar y la abrazó en un intento de hallar consuelo, cosa que también hizo la rojiza. Ambos estaban ya hartos de aquella situación, no interesándoles si tenían hasta el fin del infinito para poder evitar dicha catástrofe, con sólo diez veces ya les era pesado. Muy pesado. E insoportable el hecho de que entre todos los seres que ellos habían conocido, sólo ellos dos mantendrían los recuerdos intactos de las vivencias que tuvieron; de los demás no se podía decir lo mismo. Borrón y cuenta nueva es lo que mejor describe a los que les pasa cuando ellos dos reinician el ciclo. Y eso ya los estaba cansando, mucho.

—Por favor, sólo fueron diez veces —dijo una voz ya conocida para ellos. Una voz irritante— ¿Qué significado tiene para el universo? Ninguno.

—Cállate por favor, Fliqpy —reclamó la puercoespín, alzando la mirada hacia esa parte detestada por los dos presentes—. Cállate o te daré una golpiza —contenía su tristeza transformada en enojo.

—Uyyyy, que miedo —se burló de ella con gestos ridículos—. No querrás que tu hombre salga lastimado, ¿verdad?

El oso mencionado se levantó, cerrando los puños con intensidad. Su mirada denotaba toda la ira y frustración que le causaba el regresar siempre a ese punto. Tenía ganas de desquitarse. Ya era momento de hacerlo, según su mente.

—Flaky, dale con todo.

—¿Eh?

Un impulso lo llevó a caer estrepitosamente al suelo. Fliqpy alzó la cabeza desconcertado, para mirar el cómo sucedió. De pie, Flaky se hallaba con la mano hecha un puño en el aire, en una postura que le era conocida. Abrió los ojos con sorpresa, para dirigir su vista a su contraparte, quien se hallaba de pie y con esa forma de observar propia de un asesino; recordó que en ese lugar todo era posible... incluso su forma física.

—Diablos —dijo antes de recibir una pisada directo al rostro por parte de Flippy, y apenas era el inicio.

Tras eso, Flaky se le unió, y pronto ambos se hallaron repartiendo golpes al desgraciado de Fliqpy, el cual por su parte no se movía de ahí ni menos se defendía de los ataques que recibía de los dos; dentro de sí, pensaba, tanto se los merecía por su forma de ser (y molestarlos constantemente mientras estaban en su objetivo) como por el hecho de que era algo terapéutico. Después de todo, podía entender todo el enojo que provocaba el fallar tantas veces.

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2021 ⏰

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Repeat (Flippy x Flaky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora