He tenido el mismo sueño una y otra vez.
En ese sueño, siempre aparece una chica. Una chica con la que sentía que estaba destinado a estar, alguien que me hacía creer, por un breve instante, que podría ser la indicada. Su sonrisa, su mirada, todo en ella me decía que el universo la había puesto en mi camino.
Quizás no ahora, pero en el fondo de mi ser, creía que algún día el destino podría reunirnos de nuevo, justo como en mi sueño. Aunque claro, el destino no existe... ¿o sí?
—Jungwon, despierta —una voz interrumpe mis pensamientos.
—Déjame dormir cinco minutos más —respondo con pesadez, cubriéndome el rostro con la almohada.
—Deberías levantarte, ya es mediodía, y esta tarde tenemos cosas que hacer.
—Déjame... No tengo ganas de hacer nada —mi voz suena apagada, sin energía.
—¿Sigues soñando con lo mismo? Vamos, amigo, ya han pasado cinco años. Deberías olvidarla.
—También fue tu mejor amiga... y mi novia —le recuerdo, con un tono amargo que no puedo esconder.
Jake suspira, el silencio entre nosotros pesa más de lo habitual. Sé que él también la extraña, pero no de la misma manera.
—Es verdad que nos marcó a todos, de alguna forma. Pero a ti no te hace bien seguir así.
—¿Cómo quieres que la olvide? —mi frustración empieza a florecer—. Se fue por mi culpa, Jake.
—No sabemos si es por tu culpa o no. Ella no nos dijo nada así que no saques conclusiones por ti mismo y sé que es difícil... Pero, ¿no crees que ya ha pasado demasiado tiempo?
Me quedo en silencio. No tengo una respuesta. Quizás ya pasó demasiado, o tal vez no ha pasado el suficiente.
—No lo sé... No importa —murmuro, desviando la mirada hacia la ventana, donde la luz del día parece ajena a mi mundo interior.
¿Sigo teniendo ese sueño porque aún tengo sentimientos por ella? Quizás.
Porque sigo soñando, noche tras noche, con mi primer y único amor.
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He estado pensando en él más de lo que me gustaría.
Cada noche, al cerrar los ojos, su rostro aparece en mi mente. No es algo que busque, pero de algún modo sigue ahí, como una sombra que no se desvanece. Su sonrisa, su forma de hablar, incluso sus silencios... todo sigue persiguiéndome, aunque lo haya intentado olvidar. ¿Será porque jamás resolvimos lo que dejamos pendiente? O quizás, porque nunca dejé de sentir algo por él.
—¿Estás segura de que quieres hacerlo? —pregunta Ian, mi compañero de cuarto, mirándome con curiosidad.
—No lo sé —le respondo con un suspiro—. Sé que no puedo rechazar la oferta, pero volver... me tiene más nerviosa de lo que esperaba.
—Es una gran oportunidad. Vas a estar rodeada de grandes artistas y vas a poder crecer mucho en tu carrera —dice, intentando animarme—. Además, es un buen trato para ti, tanto en lo profesional como en lo económico.
—Lo sé, y por eso acepté. —Intento que mi voz suene segura, aunque por dentro las dudas no me dejan tranquila.
Ian se queda en silencio, como si esperara que dijera lo que de verdad me preocupa. Ambos sabemos que esto no solo se trata de trabajo.
—¿Qué vas a hacer cuando lo veas? —pregunta finalmente.
—No lo sé... no estoy segura de nada —murmuro—. Me asusta pensar en cómo podría reaccionar. No sé si quiero que me reconozca o que me haya olvidado.
—Han pasado cinco años, las cosas cambian. Tal vez ni siquiera sea la misma persona que recuerdas.
Sus palabras me golpean más de lo que esperaba. ¿Y si tiene razón? Tal vez él ya no es el chico que conocí, y tal vez yo tampoco soy la misma. Pero aun así, no puedo dejar de pensar en lo que podría pasar cuando nuestros caminos se crucen de nuevo.
—No puedes dejar que esto te afecte —dice Ian, con esa tranquilidad que tanto admiro—. Esto es lo que necesitas ahora. Te va a abrir muchas puertas y te va a asegurar un buen futuro. Tienes que concentrarte en eso.
—Sí, tienes razón —respondo, aunque mi mente sigue atorada en el mismo lugar.
Aunque no la esperaba, sé que esta es una oportunidad que no puedo rechazar. Va a ser un paso enorme para mi carrera, y también va a traer estabilidad, algo que he estado buscando por tanto tiempo. Pero mientras me preparo para este nuevo capítulo de mi vida, no puedo ignorar el hecho de que, muy pronto, estaré de nuevo frente a él.
—Me pregunto si él ha pensado en mí alguna vez... —digo, sin pensarlo demasiado.
—No puedes centrarte en él —dice Ian —. Esta es tu oportunidad. Vas a hacer que tu música llegue más lejos de lo que jamás imaginaste. Esto es lo que importa ahora.
—Lo sé. Pero no puedo evitar pensarlo.
Ian tiene razón. Esto es una gran oportunidad, no solo para mi carrera, sino también en términos económicos. Poder hacer lo que amo, y además, asegurar mi futuro. Es todo lo que quería. Pero, ¿por qué entonces sigo pensando en él?
No sé si quiero que me recuerde o que no lo haga. Solo sé que este reencuentro, inevitablemente, sacudirá algo dentro de mí.
Porque, aunque nunca lo he dicho en voz alta, la verdad es que nunca dejé de pensar en él.
¡Gracias por leer el prólogo de la segunda temporada de Behind the Smile! Estoy emocionada de darles la bienvenida a Hidden Flames, donde las sorpresas y los giros no dejarán de sorprendernos.
Espero que disfruten esta nueva etapa tanto como yo disfruté escribiéndola. Me encantaría saber qué piensan, así que no duden en dejarme sus comentarios, sugerencias o preguntas. ¡Gracias por acompañarme en este viaje, y nos vemos pronto en los próximos capítulos!