(Contiene Feederism, si no te gusta, te recomiendo no leer).
Sam y Erika han sido amigos desde hace unos años, se conocen muy bien y tienen una gran confianza el uno del otro, pero ambos tienen un pequeño secreto sobre su amistad, algo que el otro n...
Con sus amigos y amigas junto a ellos, Sam y Erika se sentían bien sabiendo que muy probablemente, pronto se encontrarían en casa.
Pero como ya comenzaba a notarse... nadie podía saber que pasaría ahora en el Instituto, o con quien podrías encontrarse.
...
Erika
Estaba algo sorprendida de lo que pasaba, pero entendí que no había tiempo para preguntas, y que si queríamos escapar de este lugar, era ahora o nunca...
Detrás de Daniel, el amigo de Sam, íbamos el, Verónica y yo...
En la oscuridad del cuarto, el carrito de comida seguía ahí, inerte y esperando ahí a alguien probara algo de lo que aun quedaba ahí, a pesar de estar frio y casi no desprender ningún aroma... se veía delicioso, pensé en llevarme algo para el camino.
Ya estando por llegar a la puerta, vimos a Kevin, el otro amigo de Sam, quien vigilaba el pasillo para que pudiésemos escapar sin ser vistos.
- Ya están aquí... - Le dijo Kevin a alguien mas por el pasillo. Finalmente vimos que era Frida, aquella guardia regordeta. Estaba ayudándonos a escapar.
- Frida... estas aquí. - Dijo Sam sorprendido y alegre de ver a la guardia. Incluso sentí algo de celos, pero eso nos alejo en primer lugar... no volvería a pasar. Al menos, que Frida estuviese aquí explicaba como habían podido abrir la puerta.
Ambos quisimos salir del cuarto, y debido a nuestro evidente peso y tamaño, además de los atracones recientes... nuestros gordos traseros quedaron apretados entre ambos lados del marco de la puerta, lo cual me recordó a un momento bastante gracioso de cuando todo era felicidad para Sam y yo... Y solo nos importaba llenar y engordar nuestras panzas.
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Notamos la situación, y reímos un poco, pero no era tiempo de nostalgia...
Kevin noto la situación, y al parecer Verónica tambien...
Ambos jalaron de nuestros brazos y empujaron desde atrás respectivamente. Sam salió primero, y yo caí al suelo al quedar sin el como soporte para mi cuerpo. Mi panza amortiguo mi caída, tal como aquella vez. Nos ayudaron a levantarnos.
- ¿Estas bien? - Pregunto Sam.
- Si...UURP . - Conteste, para luego agachar la cabeza un poco por una molestia en la garganta, para que un ligero eructo saliera de mis labios como un pequeño rugido. Sam sonrió sabiendo que estaba bien, y le dio unas palmaditas a mi panza.
Era tiempo de escapar... esto era ya una realidad y no un plan de pura suerte. Por fin saldríamos de este Instituto y esperaba jamás volver...
