Capítulo 42

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LILITH

I could stay awake just to hear you breathing...

Aerosmith es el grupo favorito de papá.

Jugueteo con mi dedo el botón de la ventanilla del auto, sin decidirme a abrirla o no. Voy con papá en el asiento del copiloto de camino al hospital. Mamá nos verá allá con las tías y Patricia. No sé si Débora estará ahí, o Sandra o Leo. Espero que Leo sí esté, porque mi intención es aclarar las cosas con él, contarle cómo me siento y decirle lo qué pasó con Levi.

Estoy nerviosa. Tengo demasiado en la cabeza, como para preocuparme por el qué dirán, o por la reacción de mi madre o de Débora, cuando llegue la ocasión de revelar lo que siento por dos hombres. No quería estropearlo todo con Leo, menos con Levi. Quería que la reacción de Leo subestimara mis expectativas, no que las hiciera menos. Lo peor de todo, no podía contárselo a nadie, ni siquiera a mi padre, mi confidente; es la primera cosa que no le cuento en mucho tiempo. Bueno, eso y el tema de las fotos de mí en mi habitación, y algunas en ropa interior o sin sostén pero con blusas transparentes.

Aún no he decidido qué hacer o a quién decirle sobre esto. ¿Voy con la policía antes o con algún familiar? Ugh. Se supone que soy abogada, una estudiante universitaria súper inteligente, ¿por qué diablos no puedo tomar una maldita decisión que no perjudique mi futuro?

Don't want to close my eyes
I don't want to fall asleep
'Cause I'd miss you baby
And I don't want to miss a thing
'Cause even when I dream of you
The sweetest dream will never do
I'd still miss you baby
And I don't want to miss a thing

Me muerdo los dedos, algo inquieta. De pequeña solía tirar de los pellejos de mis uñas y arrancarlos. A veces sangraba, otras no, pero siempre que presionaba la herida de mi mutilación me hacía sentir mejor. Una vez, mi dedo del corazón se hinchó por hacerme eso, y lo hizo a tal grado que tuvieron que llevarme al doctor. Me dieron un medicamento contra la infección y, en unos días, tuve que volver a exprimir la hinchazón de mi dedo y de éste escapó una línea amarilla y medio verdosa que olía como la patada. Mamá dijo que era pus. Guácala, me dieron ganas de vomitar, pero tuve que seguir exprimiendo hasta que salió toda esa maldad y volver a tener la movilidad de mi dedo. Todo volvió a la normalidad después de que hice eso.

Y ahora estaba volviendo a suceder, estaba regresando a mis viejas costumbres, y todo por culpa de la incertidumbre.

—Deja de arrancarte los padrastros, corazón —me pide amablemente papá—. No querrás volver a pasar por lo mismo a los dieciocho años, ¿o sí?

—No.

Algunas contraen infecciones a través de relaciones sexuales, yo contraje una por culpa de mis dientes.

—¿Desayunaste algo, corazón?

—Sí, algo de cereal.

—¿Por qué no te preparaste huevos estrellados o de jamón?

Le pongo los ojos en blanco a mi reflejo de la ventanilla, cuando en realidad deseo ponérselos a él.

—Porque no sé prender la estufa, papá; y lo sabes —mi cabeza gira hacia él con cansino.

—Corrección, corazón, sí sabes prender la estufa, lo que no quieres hacer es involucrarte con ningún tipo de llama dentro o fuera de un encendedor.

Mis ojos se humedecen cuando menciona lo del maldito encendedor. ¿Recuerdan eso de que jamás le oculto nada a papá, salvo por circunstancias muy especiales? Bueno, no siempre pude mantener mis quemaduras a escondidas o andar de puntillas por mi habitación. Gracias a Cristo, fue papá el que vio mi pequeña cicatriz cerca de mis muslos y no mamá.

¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora