Capítulo único

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Eran exactamente las nueve de la noche en la ciudad de Kirigakure. Hoshigaki Kisame había salido temprano de la empresa que su padre y madrastra habían fundado, y estaba, en resumidas cuentas, preparándole una cena a su agotado esposo pelinegro. El cual venía bastante tarde del trabajo por ganarse unas horas extras.

Al destapar las ollas y los sartenes, pudo sentir como un exquisito aroma salía de ellos, la cena estaba lista. Preparó con mantel y velas rojas la pequeña mesa del comedor, quería que su chico después de un largo día, disfrutase con él aquella espectacular cena romántica. Con nerviosismo había tragado saliva, buscando entre sus ropas el traje perfecto.

Luego de tomar una rápida ducha, el peliazul se peinó, se perfumó y se cambió. Aquellas prendas no eran la gran cosa, pero se veía lo suficientemente espectacular para dejar a su querido perplejo. Y en ese momento, se dirigió hasta el comedor y se sentó a esperar con mucha paciencia a que el menor llegase.

Luego de media hora de estar mirando hacia la ventana, solitario y aburrido, sintió como el timbre de su apartamento era accionado. Rápidamente su corazón se aceleró y sus mejillas se pintaron de un fuerte rojizo, tragó saliva con fuerza, dispuesto a abrir la puerta de entrada para dar paso a su esposo.

Giró la perilla con suavidad y con rapidez esa puerta ya no estaba interrumpiendo su vista. Allí estaba, el prodigio del que se enamoró desde que era un simple adolescente, Uchiha Itachi llegaba de su trabajo con su respectivo uniforme, su cabello recogido y sus lentes puestos. Estaba sumamente agotado, pero no lo suficiente para admirar al mayor de pies a cabeza.

- Te ves muy guapo. - Dijo con una pequeña risa el pelinegro, poniéndose de puntitas hasta el rostro del peliazul, solo para dejar un pequeño beso en sus labios. - ¿Cómo estás, querido? - Con ternura, había colocado sus manos sobre los hombros del mayor, palpando con admiración su fuerte e imponente figura.

- Bien, te he preparado una pequeña sorpresa. Ven pasa. - Y sin pensarlo mucho, el menor obedeció, dejándose maravillar por el olor que emanaba de su propia sala. - Ita, siéntate. - Con sumo cuidado, había movido la silla para que el pelinegro se ubicara y con rapidez se había ido de a la cocina de nueva cuenta a traer dos platos, en los cuales se encontraba servido un exquisito atún con guiso.

- De verdad es muy lindo de tu parte haberme preparado todo esto. - Habló el menor con un ligero rubor en sus mejillas y una sonrisa entorpecida, observando como el peliazul de igual forma se sentaba con una botella de vino tinto en las manos. - Gracias, querido. - Luego de ese pequeño agradecimiento, Kisame se dispuso a abrir la botella de vino y lo sirvió en dos copas que ya estaban sobre la mesa.

- No tienes que dar las gracias, todo esto lo hago porque te amo. - Sus mejillas estaban pintadas de un fuerte rojizo, después de tantos años, el sentimiento latente de afecto hacia el pelinegro seguía vibrando con fuerza desde su corazón. Luego de que se reencontraron hace mucho tiempo, el menor terminó sus estudios y se mudaron hasta la ciudad natal del peliazul, para que Kisame siga dirigiendo con tranquilidad la empresa de su madrastra y padre, al cual, con el pasar de los días fue perdonado por haberle dejado desamparado durante casi toda su adolescencia. La vida le había enseñado a no guardar rencor. - ¿Y cómo te ha ido a ti? - Ambos seres habían tomado sus cubiertos y con paciencia empezaron a comer.

- Hoy hablé con Hidan, resulta que su bebé va a cumplir ya un año en estos días. Le debemos el regalo a la pequeña Hira. - Luego de esa revelación, Itachi se dispuso a darle un sorbo a su copa de vino. - Y horas después, Sasuke me llamó para decirme que su señora ya tenía tres semanas de embarazo... - Esa noticia había sobresaltado de una forma sumamente impresionante al mayor. Pero toda su atención se había ido en dirección al pelinegro, el cual estaba empezando a mover sus hombros con vergüenza. - Siento que la vida nos está dando una indirecta muy directa, Kisame... - Con rapidez había volteado su cabeza en dirección al piso, para que de esa forma, su fuerte sonrojo fuese ocultado.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2023 ⏰

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