El Muelle de Loto va a caer.
Lo sabía, por más que quiso mantenerse positivo sabía que no durarían mucho.
Van a caer.
No importa cómo, iba a lograr que la familia Jiang escapara de ahí lo antes posible.
Así significara su propia muerte.
Porque es al...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"¡¡Mátenlos!!
¿En qué momento...?
"¡¡Asegúrense que no quede ni uno; quien los deje vivos morirá ahorcado!!"
¿En qué momento sucedió todo esto?
Wei Wuxian estaba apenas de pie en medio de la sala de la espada siendo rodeado por un grupo de cultivadores Wen. Su hombro y cabeza sangraban junto a un corte profundo en su pierna izquierda y se obligó a apartar su dolor para blandir a Suibian una vez más; Suibian fue arrojada contra los cuellos de tres Wen, uno justo a lado del otro. Su espada regresó a su mano justo a tiempo para evitar el ataque de uno de los dos que quedaban de pie, y apenas cuando uno de ellos iba a celebrar por hacerle otro corte en su antebrazo, Wei Wuxian clavo a Suibian en su estómago. Haciendo fuerza, lo usó de escudo para apartar al último y tener una oportunidad para salir de ahí.
No revisó que todos estuvieran muertos, no tenía tiempo para eso. En cambio, le ordenó a sus piernas resistir su paso para llegar al pie de las escaleras.
La vista desde ahí era una escena de terror.
Cadáveres. Cadáveres esparcidos por el suelo hasta donde su vista lograba llegar; algunos de túnicas con las llamas de fuego, pero en su mayoría, eran ropajes morados empapados de sangre.
Niños, mujeres, hombres y ancianos. Los Wen estaban decididos a no dejar a ni uno de ellos con vida.
Wei Wuxian giró rapidamente al escuchar la voz de Madame Yu gritar mil maldiciones; estaba espalda con espalda junto a Jiang Fengmian azotando a Zidian contra el suelo haciendo que rayos violetas salieran disparados contra los Wen que los tenían rodeados. Pocos segundos pasaron cuando uno de ellos finalmente desistió y cayó rendido al suelo con quemaduras en su piel.
Era un grupo grande contra ellos dos solos; a pesar de no subestimar a ni uno de los Líderes Jiang, tarde o temprano estarían demasiado cansados como para seguir con un buen ritmo. Siseó al dar un paso dispuesto a unirse en su lucha pues su pierna ya estaba en las últimas. No tenía huesos rotos, al menos no todavía; pero su cortada era profunda y estaba tomándose su tiempo para sanar. Iba a intentar de nuevo pero la voz de Jiang Cheng maldecir desde el muelle del ala sur lo detuvo.
Jiang Cheng y Wei Wuxian habían acordado ir por caminos diferentes para abarcar más terreno, por lo que se encontraba solo.
Dando un último vistazo hacia Madame Yu y Jiang Fengmian, Wei Wuxian se fue por el lado contrario para llegar a tiempo junto a Jiang Cheng.
Corrió con fuerzas entre los pasillos, tratando de ignorar el sonido del chapoteo que sus botas causaban al pisar los charcos de sangre de los discípulos de Yunmeng caídos a su paso. Por una fracción de su camino, no se resistió y cerró los ojos dejándose llevar por su memoria para no tener que ver los rostros de las personas que justo habia visto esta mañana haciendo sus tareas diarias ahora sin vida con una expresión lamentable en sus caras.
