Capítulo 54

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¿Qué tal hermosas? Espero que todo este bien, una disculpa por la tardanza, he estado poniéndome al día con la universidad, pero aquí les dejo el capítulo, espero lo disfruten ☺️✨
Por cierto, cambié la portada, ¿qué les parece? 👀

El primer partido de quidditch era Gryffindor contra Slytherin, y éste mismo, era el día de su cumpleaños. Había quedado para su última clase de legeremancia, antes del partido. Llegó hasta el despacho de Snape y tocó la puerta. Ésta se abrió unos minutos después.

−Profesor –saludó Athena mientras entraba en la sala. Snape frunció ligeramente el ceño y cerró la puerta detrás de ella. Llevaban un tiempo distanciados, desde que Athena pudo entrar en su mente y él tenía que bloquearla con rapidez. Había mejorado bastante, y eso, le hacía ver el riesgo que ella correría cuando estuviera en presencia de Lord Voldemort.

−Hoy es tu última clase, Black –dijo Snape sin ninguna expresión.

−Supongo –replicó Athena, cortante. Snape soltó un ligero gruñido.

−Empecemos, quiero terminar temprano –dijo Snape frunciendo el ceño, sacó su varita y la sostuvo entre sus dedos. Athena alzó una ceja.

− ¿Por qué la varita? –preguntó con sorna, mientras le miraba directamente a los ojos.

−Tú sabes por qué –respondió Snape, sin desviar su vista de ella.

Athena sin avisar entró en la mente de Snape, él se tambaleó un poco y soltó su varita, la mente de la chica se comenzó a llenar de recuerdos que no eran suyos: un hombre de nariz aguileña gritaba a una mujer que se encogía de miedo, mientras un niño de cabello oscuro lloraba en un rincón... Un adolescente de cabello largo estaba sentado, solo, en un oscuro dormitorio, y apuntaba al techo con su varita mágica para matar moscas... Una muchacha de cabello rojo reía mientras un chico escuálido intentaba montar en una escoba que no paraba de dar sacudidas...

− ¡SUFICIENTE!

Athena sintió como si la hubieran jalado del brazo con algo de fuerza. Había visto mucho más que otras veces. Snape se veía pálido y había desviado su mirada de ella. Era desconcertante, para ella, que aquel niño llorando en un rincón mientras sus padres peleaban, estaba parado frente a ella.

−Severus... –Athena se acercó con cuidado.

−Vete –murmuró Snape.

−No –respondió Athena con firmeza−. Deja de tratar de alejarme de ti, porque no lo voy hacer.

Snape aún tenía la mirada desviada, lo había agarrado desprevenido, su nivel había mejorado mucho desde la primera vez que intentó entrar en su mente. Sintió una mano de Athena colocarse a un lado de su mejilla, haciendo que la mirara.

Era una mirada suave y denotaba preocupación.

−Lo lamento, no fue mi intención...−Athena se sorprendió al sentir los brazos de Severus alrededor de su cintura, el rostro de éste se ocultaba en el hueco del cuello de ella. Athena le correspondió el abrazo, atrayéndolo más hacia ella.

−Te estoy poniendo en mucho riesgo... −murmuró Severus contra su cuello, ocasionando un escalofrío en la espina dorsal de Athena– no estoy dispuesto a...

Unos golpes se escucharon en la puerta, Athena frunció el ceño ligeramente, «dispuesto a... ¿a qué?» pensó.

−Ve a mi habitación, rápido –Severus se enderezó con seriedad y se comenzó acercar a la puerta. Athena caminó a paso rápido hacia su habitación y se metió en ella. Pegó su oreja en la puerta para escuchar.

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