|05|

3.1K 395 100
                                    

—¿No piensan subir?—Llamó Mikey desde arriba.—Es tan fresco y a la vez cálido y las nubes parecen moverse. Vamos, Emma, Akari-chan.

—Enseguida subimos.—Respondió Akari.— Vamos, tú también Emma, nos están esperando.

En menos de un segundo, todos se encontraban mirando las estrellas brillantes junto a la luna de un cielo oscuro y pacífico, la estrellas eran unas más grandes que otras pero todas tenían un brillo inigualable, a la vista de los pequeños aquel paisaje era tan cálido, era como un cielo estrellado acogedor de sentimientos.

Nadie decía nada, solo se dejaban llevar por el momento, ver las estrellas era maravilloso, así comer la hora dorada.

—¡Mi ojo!— La voz del pequeño Baji quejándose hizo que todos dieran un salto del susto.— Akari, tu cabello es demasiado largo que picaron mis ojos.

Era verdad, el azabache ahora tenía los ojos llorosos.

—No es mi culpa que te acercarás tanto a mí.—Se quejó.

—Ustedes nunca dejarán de discutir.—Suspiró Mikey.

—¡Es que ella! ¡Es muy torpe!— Aquellas palabras del azabache hicieron derramar la paciencia de su querida mejor amiga, esos dos tenían el mismo temperamento, no por nada eran mejores amigos.

—Pues tú era un ridículo.—Esta vez habló Akari con un tono de voz más alto que antes.— Tu pantalón de estrellitas lo confirma.

El de cabellos oscuros abrió de par en par sus ojos y sus pupilas se dilataron y esos no era todo, al escuchar la risa de Mikey y Emma, sus mejillas se pusieron coloradas. Era la segunda vez en el día que le sucedía.

—¡Mi pantalón de estrellitas es lindo!.—Eso dejó sorprendidos a todos y es que Baji no iba a quedarse con los brazos cruzados, su madre los había escogido para el y eso era lo que importaba.—Ash, ¡me voy ya!

Con el rostro aún apenado, el pelinegro bajo de un saltó.

—¿Te irás sin Akari?.— Preguntó Emma y Mikey al mismo tiempo y en sus rostros detonaban asombro. Baji nunca dejaba a Akari y Akari nunca dejaba a Baji.— Eso no es propio de tí.

Baji se detuvo, pero se negaba a mirar a sus amigos.

—¡Claro que no!—Gritó, eso hacía cuando estaba desesperado.— Yo no sería capaz de dejarla y mucho menos cuando es de noche.— De los labios de Akari solo pudo susurrar el nombre de su amigo, ella quería ir a abrazarle.— Vamos, Akari.

Rápidamente la pequeña bajó y se despidió de los dos pequeños rubios. Estaba nerviosa, era verdad las palabras que había dicho el azabache, pero el ambiente era algo incómodo. Ninguno de los dos hablaba o hacía ruido alguno, solo se escuchaban el sonido de la ciudad, Baji aún tenía las mejillas rojas y trataba de desvíar cualquier mirada de Akari.

—Perdón, Baji. Se que estás molesto por lo de hace un momento. —Susurró la pequeña con la frente abajo.— A mí me gusta tus pantalones.

Una afirmación sincera de una pequeña.

—No estoy molesto.— Dijo Baji, evitando que su mejor amiga lo mirace. —Es solo que no estoy a gusto con algo, mis mejillas no dejan de arder.

Por primera vez en todo el día el se sinceró y pensaba en las palabras de su madre dichas esta mañana, "Una persona fuerte es aquella que esta dispuesto a afrontar lo que realmente siente, tú nunca rompas esa regla, Keisuke."

Un suspiro largo salió del azabache y sus pensamientos se estaban ordenando. No era nada fácil lo que iba a decir, incluso sentía como su corazón intentaba salirse de su cuerpo, era todo una locura para él. Podría decir que esta vez estaba más nervioso que cuando ve a su madre enojada por meter gatos a escondidas.

—Akari.— está vez el tenía que ser valiente.— Lo que dijo Mikey en el salón de Dojo no es mentira. Se que quizá sea algo tonto porque aún somos unos niños, pero yo, yo realmente quiero que suceda.— Con sus manos temblorosas tomó la mano de Akari, y la acercó a su pecho, mientras que ella lo veía con un brillo superior.— Así que no me importa si tengo que esperar tanto tiempo.

Ahora no solo el estaba colorado, Akari también lo estaba y sus ojos parecían un contenedor, un contenedor que lo daba todo por no derramar todo el líquido que hay dentro.

—Baji...¿Cuál es tu sueño?.— Eso dejó sorprendido al pelinegro, sus confesión le había costado demasiado y ella simplemente lo había evadido o al menos eso creyó.—

Pero aún así, respondió.

—Tener una tienda de mascotas.— Su respuesta fué corta y seca, pero Akari sonrió de oreja a oreja.

— Entonces, yo estaré allí. Los Baji tendrán la tienda más visitada de todo Japón.— El azabache al oír eso se paralizó, ella había dicho "Los Baji", entonces ella no me rechazó, pensó. —Porque yo preparé unos dulces mientras nuestros clientes ven a los animales. Mikey ayudará con la propaganda y Emma cuidará los fines de semana, mientras qué tú y yo disfrutamos de un poco de Yakisoba viendo el sol ocultarse.—

Los dos tenían los ojos hechos mar. Eran tantas metas y tantos sueños para la vida de uno niños. Pero solo el tiempo podía hacerse de las suyas y solo así sabrían si todo se hizo realidad. Pero lo que se habían confesado y lo aue habían acabado afirmado, eran una promesa, promesa que ninguno de los dos se atrevería a romper, porque mantendrían su palabra hasta el final.

 Pero lo que se habían confesado y lo aue habían acabado afirmado, eran una promesa, promesa que ninguno de los dos se atrevería a romper, porque mantendrían su palabra hasta el final

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡POR FAVOR, LEEAN LO SIGUIENTE!
.
.
.
Este capítulo será el más corto de esta historia, ya que con esto termina una etapa, que es la de ellos pequeños. El siguiente capítulo ya será cuando tienen once años, ahora sí, ya iré acorde al anime y manga. También este capítulo tiene de gran importancia para los capítulos siguientes y es probable que se aproximen capítulos muchos más largos.

Gracias por leer ^^

𝑮𝒐𝒍𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒖𝒓 | 𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora