—Mi auto control es negativo frente a ti —él dijo.
Se apartó de Serena. Ella se vio libre, no lo sentía adentro presionándola con su miembro. Fluidos rojos y transparentes escurrían de su adolorida vagina. El alivio reemplazó su incomodidad.
No quiere volver a sentirlo dentro de ella, su feminidad duele, y sus piernas parecen como si estuviera a punto de romperse. Sentía haber sido rota por dentro durante los momentos en que él la embestía violentamente, y le dolió más que en ese momento de frenesí a él no le haya importado la resistencia que ella puso ni los sollozos o lágrimas que derramó.
Esta agradecida, al parecer la tortura había terminado, suspiró con pesar al pensar que si no puede mover las piernas, no podrá caminar, el dolor le era casi intolerable, no pudo moverse por lo que permaneció en la cama de la habitación y él no dio indicio de marcharse ni dejarla sola, al menos no demostró tener
Pero el alivio se vio fugazmente truncado cuando Dorian la acomodó en la cama y se colocó encima de ella que tenía las piernas estaban abiertas, no tenía fuerza para cerrarlas y evitar que de nuevo le haga lo que acaba de hacerle.
Esta cansada, adolorida y sin la fuerza necesaria para defenderse, yacía en la cama abierta y accesible para él sin oponer resistencia.
Finalmente rendida y sin mal fuerza para luchar o protestar, voluntad si pero eso es algo que no servirá en absoluto, Serena giró la cabeza para no apreciar el rostro del hombre que tomó con las manos su miembro dirigiéndolo hacia su miembro, el glande con semen en la punta rozó la húmeda entrada, deslizando de arriba abajo hasta que entró de golpe en ella,
De una sola embestida la metió toda.
—Ahhh —Serena ahogó un gemido y se llevó la mano a la boca al sentir su brusca invasión.
Intentó retroceder, poner distancia, alejarse para no sentir la clavada que la apuñaló como una daga pero él se lo impidió.
—Acostúmbrate al miembro que te cogerá a partir de ahora —gruñó y la agarró de las caderas.
Comenzó a moverse, retomó el ritmo de sus embestidas que cada vez son más insoportables tanto... que el rostro de Serena reflejaba con nitidez el dolor que sentía, lágrimas cristalinas se deslizaban por sus mejillas y sus labios estaban cerrados, no gritó ni se quejó, salvo algunas gemidos que le fue imposible contener.
Después de los fuertes gritos que lanzó anoche en los pasillos mientras era cargada por él, ahora predominaba un mortal silencio, de sus labios no salía nada, Dorian tampoco no dijo nada, los movimientos bruscos y salvajes eran el único sonido que resonaba dentro de la habitación.
Naturalmente ella intentaba ignorar todo lo que estaba ocurriendo, sus ojos estaban fijos en la enorme ventana, observando la terraza impaciente por ver los primeros rayos de sol que darían inicio a una nueva mañana y al fin de su tortuosa noche, pero lo que Serena nunca llegaba.
La oscuridad aún prevalecía en la habitación mientras Dorian entraba y salía de ella con rudeza y violencia, una intensidad que la perforaba muy hondo, la noche continuaba y la dura erección cavaba más profundo en su vagina.
Serena sacudió las caderas con impotencia sintiendo como sus piernas temblaban pero él no la dejó ni salió de ella, sino que empujó más y más.
Después de un retardado tiempo dejó de embestirla, el se detuvo y permaneció inmóvil, sin embargo se mantuvo encima de ella. Entonces, de nuevo se sintió aún más llena, esa sensación de ser llenada por fluidos la estremecieron a pesar de lo llena que ya está.
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La Princesa Del Emperador
RomanceConocida como la Rosa del Imperio, Serena es la princesa menor de la familia real que sólo algunos tienen el privilegio de conocer. Desde niña y sin ser presentada en sociedad, ha llamado la atención, no hay nada ni nadie que quede deslumbrado con s...