te encontré - 私はあなたを見つけました

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Estuve huyendo de mí misma todo el tiempo. Salí a trompicones por la puerta principal, tropezando con mis pies y cayendo al suelo por las escaleras del patio. Pasé todo el tiempo moviéndome constantemente, tratando de escapar de los sentimientos y recuerdos que me seguían como pequeños monstruos pisándome los talones. Estaba demasiado asustada para quedarme quieta, para sumergirme en la tormenta. Me levanté de nuevo, empujando los dedos de los pies mientras jadeaba, tratando de recuperar el equilibrio, corriendo hacia adelante. En el momento que Dabi apareció en mi puerta, recordé lo que se sentía estar quieto. Que el océano del que huía era demasiado vasto para escapar. Me detuve en ese gran mal, las olas besando las plantas de mies pies mientras chocaban contra la orilla de mi propia cordura, las algas envolviéndose en mis tobillos como cadenas ingrávidas, tirando de mí de regreso a cosas que no estaba lista para aceptar como la realidad. Fui arrastrada de regreso al centro del océano ilimitado, arrastrada hasta el fondo sin siquiera un segundo para tomar aire en mis pulmones. 

"Sho..." Dije entre respiraciones, corriendo descalza por un bosque sin sentido de dirección.

Y en las profundidades de mi mar, en la parte más oscura de mis aguas solitarias, ahí es donde te encontré a ti. El suave sonido de los autos que pasaban a toda velocidad me llamó la atención, mis ojos parpadearon a mi izquierda, viendo una colina empinada que conducía a una carretera. Trepé hasta la base de la colina, hundiendo las manos en la tierra al subir. Mientras mis propios sentimientos me rodeaban como un remolino girando por el más cruel de los monstruos marinos, me acordé de ti.

'Siempre.'

Me acordé de todas las cosas que he soportado, las cosas que he logrado solo contigo a mi lado.

"¡Ah!" Grité, mi pie dio un paso en falso, haciéndome deslizar más abajo desde la parte superior. "¡Mierda!" Solté un maldición sin aliento, me contuve y volvía gatear. Tengo que decirte eso, decirte cómo me siento-, disculparme. Me paré al costado de la carretera, el pavimento quemando las plantas de mis pies mientras las filas de autos pasaban rápidamente, soplando ráfagas de viento que ondulaban a través de mi ropa. Me dila vuelta, buscándolo, levantando mis manos por encima de mi rostro para protegerme del sol. Sé que no he hecho nada para merecer tu perdón, pero haré lo que sea necesario para conseguirlo. Haré cualquier cosa para que te sientas como yo me siento, para que comprendas lo mucho que significas para mí, lo mucho que te amo de verdad. Lo vi, parado a un lado de la carretera, la puerta de su auto aún abierta mientras giraba preso del pánico. Su suéter negro estaba enrollado hasta los codos su cabello color azabache recogido en una coleta baja, algunos mechones sueltos todavía enmarcaban su rostro. Podía sentir mi nariz arrugarse, el calor llegando a mi cara mientras contenía un sollozo. "Shota." Me dije a mí misma con lágrimas burbujeando en mis ojos. Respiré hondo, metiendo mi cabello detrás de mi oreja, azotándome por los vientos que proporcionaban los autos. "¡Shota!" Grité, agitando mis manos sobre mi cabeza, saltando arriba y abajo. Shota se volvió hacia mí, su expresión preocupada se suavizó cuando nuestras miradas se encontraron. Corrí hacia él sin pensarlo dos veces, mi piel descubierta chocando contra el cemento. "¡Sh-Shota!" Levantó una ceja mientras me acercaba, su mano se extendió hacia atrás y se frotó la nuca exhalando. "¡Sho!" Salté a sus brazos sin preocuparme si me atraparía o no. Sus ojos se agrandaron cuando se dio cuenta de que me había arrojado sobre él, extendido rápidamente sus manos para envolverme mientras mis brazos rodearon su cuello.

"¡Oh!" Gruñó al dar la vuelta por el impulso. Enterré mi rostro en la curva de su cuello, escuchando su suave risa, "¿(T/n)?" Murmuró, su mano cuidadosamente acunando la parte de atrás de mi cabeza. Sorbí la nariz, inhalando el aroma de su colonia que se mezcló con gracia con su cigarrillo de la mañana. "¿Estás bien?" Preguntó, solo haciéndome apretarlo más fuerte con un movimiento de cabeza.

"Te extrañé." Murmuré entre los mechones de su cabello negro, sintiéndome sonreír, "Te extrañé, Shota." Dejó escapar una pequeña risa a medias, poniéndome de nuevo en el suelo antes de cepillar mi cabello hacia atrás y presionar sus dedos contra mi frente.

"¿Te sientes bien?" Preguntó, el sol hacía brillar su piel pálida. Sonreí, extendiéndome hacia adelante, mis manos ahuecando su rostro antes de tirar de sus labios contra los míos. Sus ojos estaban muy abiertos por la sorpresa, pero no dudó en devolverme el beso, su toque se deslizó hasta mi cuello e inclinó suavemente mi cabeza hacia arriba para profundizar nuestro beso. Me alejé sin aliento, nuestros ojos se cruzaron una vez más. Él sonrió gentilmente, sus dedos todavía envueltos alrededor de mi barbilla. "Sólo ha pasado un día, (t/n)."

"Te amo." Solté, sus mejillas volviéndose del tono más claro de rosa, "T-te amo." Me repetí, haciéndolo fruncir el ceño en confusión antes de sonreír.

"¿Para eso me llamaste hasta aquí?" preguntó acariciando mi cabeza y pasando sus dedos por mi cabello, "¿Para decirme eso?"

"¿Es eso tan malo?" Le devolví la sonrisa, apartando su mano de mi cabeza, "A algunos chicos les encantaría este tipo de cosas"

"Algunos chicos son mañaneros." Shota bostezó, "Son las seis AM, pensé que estabas muriendo o algo." Se frotó los ojos, tomando mi mano y llevándome de regreso a su auto. O algo, tal vez.

"Espera, ¿Qué estamos haciendo?" Dije, mirando por encima de mi hombro hacia ese denso bosque donde estaba la cabaña de Keigo, "¿Qué hay de mis cosas?"

"Haz que la mierda de plumas rojas las traiga a nuestro lugar." Shota refunfuñó, haciéndome ladear la cabeza hacia un lado. ¿Mierda de plumas rojas? "Te llevo a casa..." Hizo una pausa, el silencio cayendo entre nosotros por un momento, "No puedo dormir sin ti." Murmuró haciendo que se me calentaran las mejillas mientras tomaba consciencia de la sensación de sus dedos entrelazados con los míos.

"Ah, ¿mierda de plumas rojas?" Reí, tratando de parecer menos nerviosa de lo que estaba, "¿Esos son celos?" Provoqué haciéndolo mirar por encima del hombro con molestia.

"Yo esperaría que no," Comenzó, una sonrisa descarada se extendió por sus labios, "Recuerdas la última vez que estuve celoso, ¿no?" Podía sentir mi rostro enrojecer, el calor de mis cara irradiando por todo mi cuerpo. "Parece que lo haces."

No estoy segura de quién soy.

O siquiera quién quiero ser.

Pero la menos me las arreglé,

Para encontrar mi camino de regreso a ti.

Shota Aizawa.

Erased消された (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora