dolor y celos. 2da parte.

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Han pasado cuatro semanas desde el accidente de Yuuri. Afortunadamente no pasó a mayores y pronto se recuperó, además ha habido varias novedades durante estas vacaciones. Una de ellas fue la visita de Mari la hermana mayor del japonés, pero la mas significativa de todas y que al mismo tiempo tenía a Víctor sumamente molesto era que su amigo tuviera novia, y no era para menos. El japonés lo seguía invitando para salir sin embargo ahora Yuki Segimura los acompañaba a todos lados, Víctor en varias ocasiones se negó a hacerlo ya que sentía que no era propio formar trio con una pareja de novios, no obstante Yuuri parecía tener temor de salir a solas con ella y buscaba la forma de que el ruso siempre estuviera junto a él. Y para emperorar la situación Yuki cada vez que veía al ruso aunque lo tratara de disimular su enorme disgusto era evidente.

¿Pero cómo era la relación de yuuri con esa chica? Bastante curiosa, de hecho estaba lejos de parecerse a un noviazgo puesto que apenas se tomaban de las manos y hasta ahora el mayor acercamiento habia sido cuando el pelinegro besó tímidamente la mejilla de la chica al dejarla en una ocasión en su casa. En cuanto a la japonesa esta a cada rato mostraba su intención de llegar mas lejos, obviamente Víctor lo notaba y esto le daba la seguridad de que su amigo distaba mucho de estar preparado para una relación así.

Un viernes al salir del parque municipal después de un partido de fútbol mientras Víctor se empeñaba en sacar un gracioso peluche de una máquina ubicada a las afueras de una tienda debido a su distracción no se dio cuenta de que desde hacía rato era observado por una joven pareja.

-Yo en tu lugar me daría por vencido.- escuchó la inconfundible voz del pelinegro.

-Eso sería lo lógico, pero resulta que soy bastante obstinado.- respondió el ruso dándose la vuelta para ver con alegría al japonés y a la chica con oculto disgusto.

-Eso es verdad, pero también lo es que has depositado en esa máquina más de lo que vale ese peluche.-

-Es posible, ya he jugado ocho veces y no lo he podido sacar.-

-Sabes que tengo la teoría de que estas máquinas están programadas para capturar un peluche sólo cada determinado número de jugadas.- dijo el nipón.

-¿Y por qué no pruebas suerte tú?.- Víctor depósito un par de monedas en una ranura.

-¡Claro!.- Yuuri tomó la palanca y con bastante destreza comenzó a mover el gancho hasta que finalmente tomó un llamativo leon de suave peluche el cual enseguida salió de la máquina.

-¡Excelente Yuuri! Yo no habría podido sacarlo.-

-Claro que si, ya lo habías dejado en buen lugar para tomarlo.- respondió dándole el peluche al ruso.

-Conservalo tú.- respondió Víctor.

-¡Oh no!, es tuyo. Gastaste y trabajaste demasiado para obtenerlo.- Víctor tomó el juguete no sin antes ver fijamente al japonés a los ojos haciendo que se sonrojara intensamente.

-¿Nos vamos o qué?- se quejó Yuki.

-¿Mañana irás a la fiesta de cumpleaños de mi papá?.- preguntó el nipón al ruso ignorando a la chica.

-¡Por supuesto que iré!-

-¡Magnífico! Te esperamos a las tres en punto.

-Ahí estaré puntual.- concluyó el ruso.

Víctor desapareció quedándose el japonés con la vista fija en él ante la mirada suspicaz de su novia que a pesar de sus esfuerzos se daba cuenta de forma cada vez mas clara que su relación con el pelinegro distaba mucho de ser lo que ella soñó.

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El sabado a las tres en punto la casa de los Katsuki se llenó de música y alegría, no era para menos ya que el cumpleaños de Toshiya siempre era festejando con abundancia de comida, bebida y lógicamente regalos. Víctor llegó alrededor del mediodia con la intención de ayudar en los preparativos, él junto con Yuuri se encargaron de colocar los coloridos globos con los que decoraron el comedor donde sería la reunión a la que sólo asistirían unos pocos invitados, entre los que se contaban sus abuelos y su tía con su respectiva familia. Como era de esperarse también Yuki Segimura llegó con sus padres y un hermano menor al que el ruso catalogó de irritante debido a sus constantes berrinches. La reunión fue bastante agradable excepto para Víctor que ver a Yuuri sentado junto a esa chica lo ponía de mal humor.

Las flores del cerezo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora