Esponja

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POV VALENTINA

El arte de la seducción nunca fue mi fuerte. Creo que ya puedo darme cuenta que la primera  impresión puede engañar a quienes solo me ven como un trozo de carne. Creo que nunca desarrollé esta faceta por traumas o porque veía a mi madre como la maestra seductora de la familia y eso me daba cierta repulsión. Desde pequeña llamaba la atención de todos, quienes me decían que me veía como una muñeca, que debería ser modelo, que llegaría lejos con mis ojos, que conquistaría a un hombre rico y disfrutaría de mi belleza. Todas estas declaraciones siempre me disgustaron y yo, como aparecía en todas mis peleas con mis padres, siempre estaba en "contra". Nunca he querido usar mi supuesta belleza para nada y con eso a veces olvidaba que podía llamar la atención de la gente. Por dentro, era insegura, gritaba por falta de cariño y era incapaz de abrirme con alguien. Con los hombres, siempre fue complicado y cada vez era más difícil conectar. Mi padre era mi modelo a seguir, lo que no ayudó a cambiar mi concepto del género masculino, ya que era un tipo frío, machista, prejuicioso y probablemente engañaba a mi madre en todos los viajes que hacía. Además, los episodios de mi juventud me alejaron más de pensar en un futuro con un hombre a mi lado. Esa idea, que ya no me atraía desde la infancia, solo cobró fuerza con los años.

Y ahora, me encontraba tratando de seducir a aquella morena que me robaba el sueño. Tal vez eso era todo, tal vez era mi falta de deseo de sentir la piel de un hombre lo que me bloqueó y me mantuvo alejada de cualquier contacto de los chicos que se acercaban. Tuve sexo con unos pocos, pero me sentía tan vacía después, siempre me sentía como la experiencia de otra persona, como si no me sintiera cómoda en mi cuerpo y mi mente se transportara muy lejos. Quería que terminara, que dejaran de tocarme, que el calor de la piel no me molestara más y que pudiera volver a ser yo, a habitar mi cuerpo nuevamente. Analizando todo esto, creo que por eso huía de los primeros toques de Juliana, porque creí que sería lo mismo, que me sentiría violada, que su cercanía me dejaría herida, como en otras ocasiones.

- ¿De verdad quieres que te responda? - me preguntó Juliana y sentí que ella no quería responder y darme más poder. Yo daría un paso atrás del juego.

- No lo necesitas. Tu rostro ya me ha respondido. - Sonreí y pasé junto a ella hacia la cocina. - ¿Quieres un trago, Juls?

- Si. ¿Que tienes?

- Tenemos vino, vodka y whisky. 

- Creo que necesito un trago de whisky - dijo riendo y me di cuenta de que estaba nerviosa.

- Ahhh señorita Valdés, ¿necesita algo fuerte para calmarse?

- O soltarme - Maldita sonrisita que dibuja en su rostro. Ella era una maldita actriz. Cada hora me respondía de alguna manera y quería golpearla en la cara, porque que me sentía frágil a su lado. Serví el whisky sin decir nada y nos sentamos en el balcón para admirar la vista. - Val, ¿puedo hacerte una pregunta? - espetó después de unos minutos mirando el paisaje. 

- Ya lo hiciste. Pero te dejaré hacer otra. - Me reí y la hice sonreír. Estaba loca con esa sonrisa perfecta. Controlate, chica. Andas mas caliente que una adolescente. Gobiernate

- ¿Nunca antes te sentiste atraída por las mujeres? - Ella fue directa y tenía que admirar eso de ella.

- ¿Y quién dijo que me atraen las mujeres? - Estaba jugando con fuego. Claramente esta provocación no pasaría desapercibida.

- Creo que las bragas que llevabas puestas durante el masaje pueden confirmarlo. - Su rostro estaba cerca del mío e incluso tenía dificultad para respirar. Simplemente bajé la cabeza y me aclaré la garganta.

- Hmm. Está ... bien. Entonces, respondiendo a su pregunta, señorita Valdés: tal vez. Las mujeres siempre han sido más admirables para mi. Recuerdo cuando estaba estudiando y comencé a hacer prácticas en una firma. Una de las socias me dejó sin palabras. Ella era una mujer hermosa, morena, alta, con el pelo largo y oscuro y muy elegante. Siempre pensé que podía ser solo admiración profesional, pero también puedo citar el caso de mi compañera de cuarto de la universidad, que tenía un carisma tan singular que me hacía sentir pequeña. Era muy libre, era una chica fuerte y llena de actitud.

Tu Toque I Juliantina I TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora