U n o : L a C e n a.Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis. La canción que aprendí cuando era niña para recordar la tabla del dos se repite en mi cabeza cada vez que me siento nerviosa, así evito pensar en eso y también funciona para dejar de masacrar mi mejilla interna.
Los meses pasaron tan rápido como llegaron, septiembre estaba iniciando su esplendor y la partida de Charlie se hizo inminente con eso.
—Ma personne préférée. (Mi persona favorita). —Mi papá empezó a negar sabiendo que le pediría algo. —Déjame hablar antes de que te niegues por favor.
—Pídelo rápido Neftis. Y por favor que no sea algo disparatado. —Como si no me conociera.
—¿Puedo hacerle una cena en casa a Charlie?
Mi papá se relaja visiblemente y suelta el aire que estaba conteniendo. Comienza a reír logrando que no entienda nada de lo que está pasando ¿acaso estábamos en diferentes conversaciones o por qué no entendí el chiste?
—Por un momento pensé que... ay no importa. —Suelta entre risas. —Por supuesto que puedes hacerle una cena linda, solo que tu te harás responsable de arreglar cualquier desastre que ocasiones.
—Merci. Espera... ¿Qué pensabas que pediría?
—Es solo que tú y Charlie son tan unidos que pensé que me pedirías irte con él, pero definitivamente prefiero que destroces la cocina.
Oh no, mi papá acaba de sembrar algo que no querrá cosechar.
—Oh no lo había pensado. Bien, iré ahora a casa para ya sabes tener tiempo de hacer todo.
La idea no se me había pasado por la cabeza, no diré que no sonaba interesante, pero para iniciar no sé si sea cómodo para Charlie que yo se lo proponga y pues también ¿qué haría yo por allá?
Pero si yo fuera mi papá no descansaría tan rápido, porque la idea ya está ahí y si se le había ocurrido a él seguro también a mi amigo y en definitivo yo iría, los problemas y las preguntas las resolvería sobre la marcha, pero hasta no tener la oferta era mejor no pensar en eso.
Cuando papá dijo que iba a destrozar la cocina no era una broma, de hecho, por eso yo tenía miedo de pedirle permiso para eso, porque siempre termino con ollas quemadas, sartenes con el mango derretido y la mitad de la comida se pierde porque es impasable y horrible al paladar humano.
En la tercera capa de la lasaña me pareció la peor de mis ideas, incluyendo la vez que dejé que Charlie me perforara la nariz y dejé de respirar por la fosa nasal derecha por varios días. Tengo tan buena sienta que incluso eso había salido bien porque la perforación me encantaba.
Tal vez mis ideas son estúpidas, pero el resultado era impecable.
Sirvo la ensalada en cuatro platos pequeños y hondos. Solo pudo venir la mamá de Charlie porque los otros hermanos ya partieron a sus destinos después de unas merecidas vacaciones. Pongo todo en el comedor mientras veo como las tres personas que están en el tragan con miedo de comer lo que tienen en frente, lo cual me ofende muchísimo porque solo es lechuga con fruta picada.
—Linda ¿tú hiciste esto? —La mamá de Charlie pasa un tenedor sobre la vinagreta de frutos rojos con desconfianza.
—Sí, pero les juro que sabe increíble, van a quedar sorprendidos.
Ella asiente con pesar y mira a mi papá pidiendo auxilio. Yo los miro ofendida de su evidente negación a querer probar mis manjares.
—Neftis, amor ¿no prefieres que pidamos pizza? Igual es algo italiano.
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El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)
FanfictionUna historia de Owen Joyner. Neftis no es la diosa de la oscuridad como dice su nombre, solo de las conversaciones imaginadas en su cabeza y la mejor amiga de Charlie . Ella iría hasta el fin del mundo con él. Convenientemente esta vez solo es hast...