Hay cosas que duelen más que todo golpe físico que una persona pueda recibir en toda su vida. Porque todos esos golpes dejan marcas y no todas ellas se pueden ver a simple vista, si no que se ven muy adentro de cada persona. Y que se pueden ver en cada mirada con lágrimas tras ellos, en cada palabra dicha con una voz rota de tanto gritar, en cada gesto dado solo por rutina grabado de cada día. Porque ya no se siente nada, es como estar en un limbo en tu vida diaria; día tras día. En ese tiempo donde todo te abruma, en donde no eres ni tu misma, ni sabes nada y sabes tantas cosas a la vez, es uno de los momentos en donde el vacío es lo que te llena de cierta manera y que lo lleno es lo que te vacía por dentro.
Porque en ese momento tu cerebro tiene un cambio y lo único que hace es jugar contigo, para hacerte perder la razón, para poder hacerte caer de una forma en la que no estabas preparado, haciendote caer sin previo aviso; hasta lo más fondo de ti mismo.
Haciendo que todo se vuelva negro y solitario de una forma que resulta aterrador, y lo peor de todo es que en ese momento nadie puede salvarte; nadie puede sacarte de allí, estás tan sola que hasta es aterrador mirar hacia los lados para no ver nada, salvo la oscuridad.
Es uno de los momentos en donde todo es pesado, cada cosa por hacer es algo costoso y hasta el pensar en tener que respirar y el seguir viviendo es algo que te pesa muy adentro haciendo presión en el corazón, haciendo que duela cada cosa que dices o haces. Porque con cada movimiento sólo es una piedra más en la espalda que te hace que caigas màs rápido hacia tu propio vacío, al que por desgracia te estás acostumbrando; hasta al que llamas hogar.
Y lo peor de todo era que aunque tratase de salir de allí algo me tiraba hacía abajo y que en cada paso que intentase dar hacia delante algo me tiraba para atrás, hasta que al final deje de luchar y me quedé estancada allí sin poder salir, me quedé en ese vacío de sufrimientos y angustias; de lamentos y gritos.Estoy harta de solo querer llegar al momento donde cierro los ojos cada noche para poder dejar de tener que soportar vivir y poder soñar que no estoy aquí; que ya no existo más y que he dejado de sufrir por fin. Y lo peor de todo era tener que despertar y tener que volver a la rutina de mi vida. Tener días de no poder ni dormir o que tuviese los ojos tan llenos e lágrimas que no me dejan ni descansar, o que en cada respiración me faltase ese aire liberador que todo el mundo tiene y a mi es como si me lo hubieran quitado; como si me hubiese sido arrancado de mí, llevándose consigo todo lo que soy. Porque en cada respiración que daba algo se me retenía en medio dejándome así, sin respirar de una forma que daba hasta miedo.
Y tener esas ganas de llorar en cada momento del día, en el que estas normal y como si nada; y simplemente de la nada, te empiece a subir desde los más profundo de tu corazón un peso tan grande que te abruma y te entierra de una manera que hace que lo único que te liberé sea con lágrimas y gritos, que romperían a cualquiera.
Y el haber sido capaz de pensar que dejar todo; hasta respirar, sería mi liberación fue lo más duro de todo, porque el tener que llegar a pensar en dejar de existir es dejar de pensar en un futuro; es decir, nada de lo que me depara el futuro es tan importante para seguir respirando ahora. Y lo pero es que me lo creí, y la frase que se me queó grabada desde ese momento fue "he querido morir y he tenido los medios para ello, lo único que paso es que calcule mal y quise brindar otra oportunidad a la vida'.
Y lo peor de todo fue el caos que dejas por el camino, y lo poco que te entiende la gente, que te hace ver que en el fondo estás sola y que nadie puede entenderte, porque cada uno es un mundo y no hay dos mundos iguales.Y que todo eso tenga una palabra que lo define es hasta doloroso, porque sabes lo que tienes pero no tiene solución; no tiene cura, solo la que tú al final le des, porque no es algo que sea fácil de pasar porque hasta aún ahora cuando escucho la palabra me hace tener miedo de volver a esos días que se convirtieron en semanas y llegaron hasta ser meses y todo por esa maldita palabra, ANSIEDAD.
Y todo tubo que terminar para que yo pudiese respirar, para que me pudiese levantar y luchar por un fututro que no pensaba que habría. Y yo ahora puedo decir que he podido superar mi propio encierro; mi propio infierno, yo sola levantándome del agujero y aprendiendo a volar para poder llegar hacia mi libertad en donde me pude encontrar y en donde pude crecer y cambiar.
Camine por el infierno y logre salir de el; pude salir de mi infierno.
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Relatos
Short StoryLa vida no es siempre es fácil y siempre se encuentra una piedra en el camino, y a veces cuesta superarla.