Confianza

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen. Los derechos de autor de "Hey Arnold!" son para Craig Bartlett, creador de la serie, y para Nickelodeon Animation Studio, la productora.

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Helga estaba muy emocionada, hace unas pocas semanas atrás, Arnold al fin le había pedido ser su novia. Estaba viviendo su sueño de toda la vida y todo parecía ser perfecto. Caminaba por los pasillos de la preparatoria con su mejor amiga, ésta iba charlando de algo, pero la rubia no la estaba escuchando. Solo podía pensar en los sucesos ocurridos recientemente, de cómo el amor de su vida se le había declarado.

Debía reconocerse a si misma que cayó muy rápido por el chico. Hace años que llevaba enamorada de él, por lo que no le costó mucho que se derrumbara a la mínima acción afectuosa de éste.

Un día, sentada en un parque, con Phoebe, Shenna y Gloria, estaba bastante aburrida ya que todas comentaban sobre sus novios y situaciones que habían vivido con ellos. Como Helga era la única de las presentes, que no tenía nadie en el sentido romántico, no estaba muy metida en la conversación.

De repente sintió esa sensación rara, en todo el cuerpo, que indicaba que alguien la estaba mirando. Por unos segundos pensó en Brainy, para luego descartarlo, el chico hace mucho que se había mudado a varios estados de distancia, además de que mucho antes de irse había cambiado su hábito de aparecerse por donde ella estaba. Distraídamente empezó a abarcar todo el espacio con su mirada, de manera disimulada, sentía curiosidad y estaba un poco perturbada. Cuando volteó su rostro casi le da un infarto.

A varios metros de ellas se encontraba Arnold, con su respectivo grupo de amigos, sentados y charlando de quién sabe qué. Pero el cabezón no estaba prestando atención a ninguno de estos. Estaba mirándola a ella. Clavando su intensa mirada verde en la suya azul, esto la hizo sonrojar, pero para ocultarlo, como siempre, le frunció el ceño y apartó la mirada como si estuviera ofendida, haciendo un mojín con sus labios.

Segundos después, no pudo contenerse y volvió a mirarlo, él seguía con la vista clavada en ella. Tenía los nervios a flor de piel, sentía cómo cada cabello de su cuerpo se erizaba ante la intensa mirada ¿Qué demonios le pasaba al cabeza de balón? Tal vez se había quedado colgado en algún pensamiento y no era que la estuviera observando a ella. Pero no, apartó rápidamente ese pensamiento, era obvio que la estaba perforando con esos hermosos ojos que poseía. Ojos que en este momento la estaban alterando. ¡Bien! Si él la miraba tan descaradamente ella podía hacer lo mismo. Colorada como estaba, se puso a comerse con la vista al estúpido cabezón que tanto amaba, ¡Y qué vista!

Arnold estaba como para comérselo. Asumía una pose relajada, sus manos juntas mientras apoyaba sus codos sobre sus rodillas. Eran días de verano, por lo que el chico usaba unos bermudas de Jeans, unas sandalias verdes y una camisa estilo escocesa de mangas cortas. Tenía su rubio pelo despeinado, sus labios eran tan besables como siempre y su piel ligeramente tocada por el sol, con un tono bronceado saludable, el chico le provocaba unos deseos terribles de probarlo. Solo pensar todos los lugares donde podía lamerlo hasta el hartazgo, le hacía salivar. Duraron un rato mirándose y estudiándose mutuamente, ella sabía que se podía notar en su cara su excitación y nerviosismo, en cambio él parecía en blanco, no podía leerlo, estaba imperturbable el muy zopenco.

Internamente se pregustaba si estaba bien vestida, si tenía su pelo en orden, si su maquillaje no se había corrido, si tal vez a Arnold le gustaba lo que veía.

Ella le arqueó una ceja interrogativa y Arnold sonrió de lado. Ella sintió cómo, por acto reflejo, su cara se partió en una gran sonrisa tonta, bajando los ojos avergonzada, rápidamente los subió percatándose de cómo había bajado por un segundos sus barreras. ¡Y todo por una simple y hermosa sonrisa! Él ahora estaba dedicándole una sonrisa más grande, y ella rápidamente volvió a su expresión molesta, que no duró mucho, ya que el chico, sin quitar de su cara su enorme sonrisa, le guiño un ojo. La cara de la chica rubia exploto en vapor. Antes, él había bajado sus barreras, ¡Esta vez, las había hecho explotar! Sentía su cara pasar por diferentes tonos de rojo, sus orejas y cuello se sentían calientes, y podía escuchar los latidos de su corazón como si estuviera directamente en sus oídos.

Confianza (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora