Argos y sus 99 ojos

344 30 0
                                    


¿Vieron cuando tienen la sensación de que el día está raro? ¿De que algo raro va a pasar? Bueno, esa sensación tenía Argos, que, de por sí, siempre se sintió perseguido desde el temita que tuvo con Hermes, todos los días se levantaba con la sensación de que algo iba a pasar.

Dormía muy poco, porque siempre soñaba que alguien se le acercaba y le tocaba el cuello (los traumas ysi)

Se despertó sobresaltado como siempre, se restregó los cien ojos y se saco las lagañas de 76.

Había dormido como el orto, cada tanto uno de sus ojos se abría porque se sentía observado y eso hacía muy difícil que en algún momento se durmiera completamente, era como un nuevo tipo de insomnio nose.

En lugar de sentirse mas seguro, por tener mas ojos con los que mirar a su alrededor, se sentía mas paranoico.

Argos se levantó de la cama y comenzó a rascarse 12 ojos de la espalda, estaban irritados porque durmió sobre ellos y se abrieron sin querer.

Llegó al baño y se comenzó a colocar 33 lentes de contactos, recordaba donde iba cada uno (sino sería un quilombo claro), todos operados por cataratas. Notó que 8 tenían conjuntivitis pero no tenía tanto tiempo como para hacerse ver, estaba acostumbrado y sabía ya como arreglarsela.

Vestirse es molesto para él, por lo general usa ropa suelta, se clavó una remerita de bokita el mas grande y unos pantalones de fulbo de la selección que tenía el elástico medio estirado y un agujero hecho por un pucho que se le cayó encima.

Estaba trabajando de guardia de seguridad hacía siglos, por contratación, y ahora estaba ayudando a Hades.

Se puso cien gotas para la irritación y antes de ir a trabajar fue a pedirle a Apolo que le recete más.

—Che... ¿Por qué no te compras un bidón y un embudo? Si seguís así te vas a fundir.

Ya lo había intentado, pero habían ojos en partes un poco mas inaccesibles, era complicado levantar el bidón con una mano y echar con el otro.

—Ya lo intenté e hice cagada.—Dijo Argos acomodándose su pelo rojizo para sacárselo de la frente.

—Mirá, debo insistir en el implante de pestañas, así no te entra tanta mugre.

Apolo evitaba mirarlo mucho tiempo seguido, porque sus ojos no solían parpadear a la vez y le daba cosita ver eso.

Argos volvió a acomodarse el pelo y entonces, el Dios notó algo.

—Che, te falta un ojo.—Dijo sujetándole el brazo y metiendo su pulgar dentro del globo ocular que tenía en la muñeca.

—Ups jajaj perdón.

Le dio un poquito de asco, pero no dijo nada, esperaba que por lo menos se hubiera lavado las manos porque sabía que le daba a la manuela cuando se aburría. Rápidamente una lágrima cayó para lubricar y limpiarlo.

Apolo miró debajo de la axila de Argos y notó que había una cuenca vacía y ensangrentada, era el único al que no le prestaba atención, por eso no lo había notado.

El bicho trató de ver con aquella pupila, pero nada.

Empezó a hiperventilarse, nunca había perdido uno... Perdió hasta la cabeza, pero nunca un ojo.

—Ay no.—Comenzó a gimotear, su respiración estaba muy alterada.—AY NONONONONONONON...

—Pará boludo, tenés noventa y nueve.

Argos odiaba sus ojos, y los amaba, porque era lo que lo caracterizaba después de todo.

Además era su único ojo color claro, todas las minitas se volvían locas con ese ojo, cuando la ponía, claro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 05, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dioses Argentinos del Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora