8.

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-Señorita, Irina, la solicitan al teléfono.

Vaya que nadie me deja en paz. Debería cambiar de número. Sí, buena idea.

-¿Quién es, Jane? -Pocas son las ocasiones en las que recibo llamadas al número de la casa.

-He insistido, pero se han negado en darme su nombre, solo que necesitan pasar al teléfono con usted.

-Bueno, pásame la llamada a la habitación. -Es extraño que no se identifiquen.

Descuelgo el teléfono y lo llevo a mi oreja.

-¿Quién habla y qué necesita?

-Rosa, querida... -Mi garganta se seca por completo y soy casi consiente de como mi abrumado corazón acusa con desprenderse de los débiles ligamentos que lo sostienen. Por un momento, soy presa del miedo y la angustia.

-¿Es así como se trata a un padre? ¿No tienes la decencia de contestarme siquiera? -Lo odio, maldito hijo de puta.

-¿Y qué esperas? ¿un concierto musical en tu honor? No entiendo para qué te molestas en llamarme Jason. Espero que sea para algo importante como el anuncio de tu pronta muerte. Si es eso, enhorabuena, no podría estar más feliz por ello.

-Siempre tan simpática, mi bella Rosa. -odio, con todas las fuerzas de mi corazón esa asquerosa palabra, es un puto trauma.

-No me llames así, imbécil -Es inevitable que me salga la oración con más coraje del que he pensado.

-Como sea, hija. Quisiera que nos viéramos. -Ahora sí ralló la locura.

-¿Hija? No seas patético por favor. ¿Y vernos? En el infierno, será.

-Deja el sarcasmo. Debemos vernos y hablar, de verdad te lo digo.

-Ni en la peor de las pesadillas.

Como suele ser costumbre, mi día va de maravilla ¡Que genialidad!

Esta semana ha sido completamente caótica. Con los entrenamientos, las entrevistas, arreglos, detalles etc, no tengo aliento, ni tiempo para tomarme un respiro. He olvidado lo que es descansar por ello hoy viernes Ava a organizado una reunión, por llamarlo de algún modo, en el pub de Jork; una buena forma de relajarnos y tomarnos un respiro. De verdad lo necesito.

Escucho unos golpes en la puerta y luego veo a una muy linda Grace atravesando la puerta.

-¿Y el ayudante que he pedido? -indago.

-Austin -llama y de inmediato entra un joven con tímida sonrisa -Ella es Irina.

-No hace falta que me digas su nombre, obviamente lo sé -Grace rueda los ojos cuando el chico besa la palma de mi mano -Un gusto, para servirle.

Okay, definitivamente no parece tan tímido.

-El gusto es mío, Austin -sonrío ampliamente -el tiempo apremia, así que manos a la obra.

Tomo asiento frente al tocador mientras veo mi a stylist desempacar junto a Austin.

-¡JANE! -llamo a la parlanchina.

Escucho como corre por todo el piso y no puedo evitar sonreír... Es tan enérgica.

-¿Sí, señorita? -apenas y puede hablar de lo agitada que está.

-¿Qué hacías?

-Organizaba la despensa -arruga la nariz sin saber a dónde va mi interrogatorio.

-Déjalo -ordeno.

-¿Me despedirá? No, no me despida por favor... Necesito el trabajo. ¿Hice algo mal? ¿Si? Yo no creo, todo está perfecto. ¿Le molestó algo? ¿Es eso? ¿Es lo del perro? Pero sino es mi culpa -rompe a llorar - ¡NECESITO UNA EXPLICACIÓN INMEDIATAMENTE!

ISSUES by VAL'S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora