Las ruedas del auto en la carretera siguen el curso que les indica las luces delanteras, la luna llena resplandece y se refleja sobre el auto bien pulido aparentando ser casi un espejo, el frío de la noche y el viento no parece afectar en nada al conductor ya que cómodamente conduce seguro y confiado con el aire acondicionado encendido y las ventanas arriba, a su lado en el copiloto duerme profundamente una joven de apenas 18 años, lleva un vestido corto que deja ver sus largas y delgadas piernas, uno de sus tirantes caído, su cabeza reposada en la ventana tambalea un poco por el movimiento y la vibración del auto, él al mirar la posible incomodidad de el movimiento el la cabeza de su acompañante frena un poco la velocidad y se detiene, estira su brazo fuerte, joven y musculoso para tomar con delicadeza la cabeza de su acompañante, la acomoda de manera tierna sobre el asiento, sube su tirante caído y baja el asiento para que este de una manera cómoda, ella a pesar del movimiento sigue durmiendo profundamente, al terminar, la observa fijamente y sonríe, dirige sus manos grandes y largas al volante y pone el auto en marcha, conduce por media hora más hasta que parece por fin llegar a su destino, baja del auto poniendo una de sus piernas sobre la tierra un poco húmeda por la lluvia, sus burras dejan huella cuando se sumergen en cada paso que da el joven de 19 años, se dirige a la cajuela para sacar una maleta grande y pesada, la cuelga en uno de sus hombros antes cerrar la cajuela, se dirige a abrir la puerta de su acompañante, con delicadeza la saca del interior cargándola con ambos brazos, no parece esforzar sus músculos demasiado, con la cadera cierra la puerta del auto para luego alejarse y dirigirse a la vieja cabaña abandonada junto al risco con vista al mar, las olas golpeaban las rocas con urgencia, el sonido suele tranquilizar al joven, entran a la cabaña y recuesta a la joven sobre un sofá algo viejo pero limpio.
Suspira relajado, dirige sus pasos al cuarto del baño, una bañera con agua tibia y pétalos de rosas espera por él, sumerge una de sus manos en el agua y se queda observando los pétalos moverse por las pequeñas ondas, ¿Cuando había comenzado a hacer esto? ¿Algún día tendrá el valor de parar? ¿Por qué disfrutaba demasiado hacer esto? La imagen de su madre siendo golpeada por su padre regresan de golpe a su memoria, justo cuando estaba por levantarse furioso y golpear la bañera, escucha un ruido proveniente de el sofá dónde dejó reposando a la joven.
-Despertaste.- Dijo mientras se ponía de pie y se acercaba a ella con pasos seguros, apenas la joven recuperó un poco de conciencia logró captar la imagen de su compañero de clase Erik.
Desorientada se recarga en uno de sus brazos y con su mano libre toca su cabeza. -Erik... ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí?. Quiso saber mientras trataba de recordar qué es lo que había pasado. Él amablemente se acerca a ella y le acomoda un mechón de cabello que obstruía su rostro angelical tras su oreja. -Bebiste de más en la fiesta de la playa, estabas a punto de irte con un completo desconocido ¿No lo recuerdas?. Interrogó a la joven fingiendo sorpresa, al parecer la droga que él puso en su bebida funcionaba bien, ella no podía recordar nada y aún estaba muy débil.
-Te traje conmigo para que estuvieras segura ¿Estás bien? ¿Necesitas un vaso de agua?. Añadió con dulzura, la joven al escuchar las palabras y ver qué su compañero la había salvado de hacer una tontería bajo la guardia y decidió confiar en él. -Gracias Erik. Asiente con la cabeza aceptando el vaso de agua.
-Ponte cómoda Reb, estás en tu casa, no sé dónde vives así que me tomé la libertad de traerte a mi casa, espero me disculpes. Dijo mientras se alejaba a la cocina.
- No hay nada que disculpar, al contrario... Gracias por tomarte está molestia, sé que no nos conocemos mucho y aún así decidiste ayudarme, estoy en deuda contigo Erik.
-Vamos... No es nada. Le entrega el vaso de agua y se sienta a un lado de ella, la mira beberse el agua sin decir ahora ni una sola palabra, finge ser un chico tímido y se toma las manos con falso nerviosismo, un silencio incómodo aparece entre ellos hasta que Erik decide seguir con su plan.
- Puedes quedarte en mi habitación, yo dormiré en el sofá, lamento que no te pueda llevar a casa ahora, ya es algo tarde y está a punto de llover, será peligroso manejar en la carretera con este clima y a esta hora. Se pone de pie esperando una respuesta.
-Oh no te preocupes, puedo llamar a mis padres mañana en la mañana para que vengan por mí...
Rebeca mira a su alrededor buscando su móvil.
-Reb, en este lugar y con este clima no llega la señal, además creo que diste tu celular a una chica para que lo cuidara por tí. Dice mientras se aleja a una habitación -Arreglaré la cama para tí, no es muy cómoda así que tardarás en acostumbrarte.
Con debilidad logra ponerse de pie y dirige sus pasos a la cocina para dejar el vaso vacío, apenas deja el vaso sobre el lavabo y siente un gran brazo rodearla con fuerza, ella intenta zafarse pero sus intentos son inútiles, un pinchazo en su brazo hace que pierda la movilidad de todo su cuerpo, la inyección comienza a hacer efecto desde sus piernas hasta sus brazos, Erik la sujeta mientras su víctima se desmorona hasta llegar al suelo, la recuesta y la observa con gran seriedad. Es muy tarde para que ella por fin haya entendido que ahora estaba completamente perdida, sin más fuerza ni nada que pueda utilizar para defenderse comienza a llorar.
-Niña tonta, ¿en serio me creíste todo lo que dije? Que ingenua. Le acaricia suavemente el cabello mientras disfruta verla llorar con desesperación.
-Por favor no me lastimes... Por favor... Dejame ir. Súplica desconsolada.
Solo sonríe con una mueca forzada y la levanta del piso, la carga con ambos brazos tal y como lo hizo anteriormente para meterla a esa cabaña, entra a la habitación del baño para sentarla sobre el inodoro.
-Sabes... Mi mamá solía llorar como tú... Odiaba a mi padre y terminé siendo peor que él...
Ella lo observa confundida sin entender qué era lo que trataba de decir, igual no podía decir muchas palabras ya que el llanto no la dejaba, ¿cómo fué tan tonta? ¿Por qué no huyó cuando pudo? Eso le pasaba por ser tan confiada y pensar que la mayoría de las personas son buenas, igual ahora no tenía escapatoria, no podía hacer nada más que suplicar que no la lastimara y que todo se trate de una broma pesada, en sus pensamientos no deja de pedirle a Dios por su bienestar. Él se acerca a ella, la toma de la barbilla y levanta su mirada, en los ojos de la chica se puede ver lo triste y desesperada que está. -Justo así, mantén tu mirada así. Ella cierra los ojos y aprieta la mandíbula, las lágrimas no dejan de rodar por sus mejillas, deja salir varios sonidos tratando de tomar aire al mismo tiempo que baja la mirada.
Comienza a quitarse prenda por prenda hasta quedar completamente desnudo frente a ella. - ¿Qué dices si nos damos un baño?. Le sonríe, Rebeca aparta la mirada y no deja de suplicarle que la deje ir.
-Sabes que no tienes escapatoria y tus súplicas son inútiles. Acerca una de sus manos para deslizar uno de los tirantes de la joven hacia abajo. -Deja de lloriquear y rindete. Regresa su mirada al rostro hinchado y lleno de lágrimas, una vez más sonríe y se acerca a su cuello, toma uno de sus mechones de cabello e inhala profundamente. -No... Por favor por favor por favor... No...
La levanta y pega su frágil e inmóvil cuerpo al de él, para luego desvestirla y meterla con él a la bañera, estando sentados él la abraza por la cintura y va acariciando todo su cuerpo mientras besa su cuello. -Por favor basta! Dejame ya!. No deja de llorar. -Silencio, sé que lo estás disfrutando tanto como yo. Continúa acariciándola y besándola. -Maldito bastardo, me das asco, ¡pagarás por lo que estás haciendo! ¡Lo juro!. Él se enfurece, la toma del cuello con fuerza y la recuesta sobre uno de sus hombros, ella comienza a tener dificultades para respirar y jadea, él acerca su boca al oído de la joven. -La idiota eres tú mi cielo, nadie podrá ayudarte ni ahora... Ni nunca. Sus palabras rebotan una y otra vez en su cabeza, estaba segura que alguien la ayudaría cuando pudiera salir de ese infierno, no iba a callarse este acto, tal vez no contaba con la movilidad para defenderse, pero el coraje en ella se acumulaba cada vez que sentía las manos asquerosas de ese sujeto recorrer su cuerpo, esto definitivamente no se iba a quedar así, pensaba en sus adentros.
-¡Eres un asqueroso!. Grita al mismo tiempo que logra dar un cabezazo hacia atrás lastimando la nariz de Erik.
Se sujeta la nariz para después observar que un líquido rojo gotea sobre el agua clara de la bañera, enfurecido se levanta y abofetea con agresividad la mejilla de la Rebeca, los ojos de ella ahora están llenos de odio, él puede notarlo ahora.
Su actitud cambia, en lugar de tomarla con gentileza y sacarla de la bañera, la toma del cabello y la saca de un tirón, ella de queja y empieza a gritar, sus pasos se dirigen al dormitorio, la sujeta de los brazos y la arroja a la cama para después tirarse sobre ella, abusa de ella sin tenerle ni una pisca de piedad, sus gritos rebotan por el bosque alborotando algunas aves y sintonizan con los golpes de las olas reventando sobre las rocas.Un sollozo es lo único que de escucha ahora, él a quedado satisfecho, se dirige a una de las puertas de un closet y saca del interior ropa vieja para después ponérsela. Su cuerpo está todo lastimado, ya ni siquiera pueden salir lágrimas de sus ojos de todo el llanto que dejó salir desde el momento en el qué ese sujeto la había inmovilizado, varios moretones se dejan ver sobre todo su cuerpo, su entrepierna sangra y comienza a sentir el frío ya que ni siquiera una manta la cubre, por desgracia aún sigue inmóvil, no puede mover ni un dedo, esa noche pierde todo, pierde sus sueños de casarse y entregar su sagrada primera vez al chico que amaba ya que este bastardo se lo había arrebatado, en ese momento desea estar en una pesadilla de la cual le urgía despertar, por desgracia no podía ignorar que había sido violada y agredida esa noche, ningún deseo se haría realidad. No sabe que pensar ahora, no puede hacer nada, es como una cachorrita atropellada que aúlla por ayuda en medio de la nada.
-Es hora...
Se vuelve a ella y observa satisfecho la condición en la que se encuentra. Ella lo ignora y mira por la ventana mientras las lágrimas ruedan por su sien izquierda.
-Ven aquí. Se acerca y le toma los brazos, la deja sentada a su lado y la sostiene con uno de sus brazos. -Sabes, eres una chica fuerte, y complaciente. Sonríe mientras acaricia su larga cabellera, ni siquiera se molesta por ponerle una manta encima, carga su cuerpo lastimado y desnudo y la lleva afuera de la cabaña para llevarla a la parte trasera, esa parte donde se puede mirar el paisaje de la playa y la brisa acaricia las mejillas.-¿Es hermoso no te parece?. La sostiene en sus brazos y se queda un par de minutos con ella apreciando la vista. Al parecer el ambiente logró tranquilizar un poco a Rebeca, este chico solía hacer esto, quería que sus víctimas miraran algo hermoso por última vez antes de terminar con sus vidas, esta acción él la tomaba como su disculpa, al terminar el tiempo, dirigió sus pasos a un cuarto oscuro, lleno de cosas que contienen los quirófanos, la recostó en una camilla un poco empolvada. Ella aun sollozando dirige mirada a Erik, al parecer entiende que no a dejara salir con vida después de haber abusado de ella.
-Discúlpame, pero no puedo dejarte ir...
Las lagrimas volvieron a brotar, pero esta vez no dijo ninguna palabra, sabía lo que iba a pasar, en silencio pidió disculpas a sus padres y rogó al cielo y al mar que les comunicaran que ella los amaba con toda su alma y corazón.
La posición de la camilla estaba perfectamente acomodada con vista a una ventana para poder apreciar un poco el mar.
- No apartes tu mirada del paisaje... Pronto podrás ser parte de él. Sacó un montón de diferentes y bien acomodados cuchillos es una bandeja, ella alcanzó a terminar de despedirme y rogar a Dios que la recibiera cuando sintió un dolor desgarrador en su piel, el cuchillo comenzaba a cortar su abdomen, Erik considero tener un poco de piedad a la muchacha y terminó por asesinarla de un corte en su cuello, ella cerro los ojos en su último aliento, perdiendo la vista y escuchando cada vez más y más lejos el sonido de las olas.Optó por continuar sus cortes, parte por parte fué quitando las extremidades de la chica, los contenedores de sangre estaban por derramarse, él analizó partes de sus órganos y los que podían ser útiles los guardó en un congelador, ya tendría tiempo suficiente para el papeleo dónde falsifica la donación de órganos, estudió más a fondo algunos huesos y de más, al terminar de analizar lo que quería, junto las partes del cadáver para deshacerse de él, los litros de sangre los tiró por el acantilado, algunas partes las cortó en pequeños cachitos y los arrojó también, para los huesos no tuvo opción más que destruirlos con su cierra en pequeñas partes y enterrarlo 4 metros bajo tierra, al final no quedaba rastros de la chica, de igual manera se deshizo de la ropa y accesorios, solo le quedaba terminar de limpiar un poco y todo quedaría como si nada hubiese pasado, estaba exhausto, decidió descansar esa noche en la cabaña, en la mañana regresaría a su departamento para no levantar sospechas, se había asegurado que nadie se diera cuenta que él se llevó a Rebeca, todos estaban muy bebidos y distraídos, por esa parte estaba tranquilo, se fué a la cama y durmió satisfecho.
ESTÁS LEYENDO
Nuestras vidas pasadas
Mystery / ThrillerErik Wilde, estudiante de medicina en universidad es exelente en sus notas, agradable y simpática persona frente a los demás, pero un oscuro y siniestro pasatiempo secreto hará cambios en su vida cuando el destino le pase la factura.