Ya tenía tiempo que Lee Sin había tomado la exaltante costumbre de meditar a orillas de un pequeño lago en pleno atardecer.
Más allá de ser una meditación propia de un monje con él, se había vuelto el único momento de la soledad en el cual podía pensar sobre su vida, tanto la interior como ese exterior del cual hace tiempo no tenía imagen propia.
Siempre había sido un tipo muy impaciente al cual le gustaba ir más allá de sus propios límites; y aunque el haberse unido a la liga era una especie de expiación para él, tenía que admitir que la soledad había empezado a consumir y entristecer. Era eso a única razón que le hacía estar más depresivo que de costumbre y rendir menos en cada lucha a la que se le invocaba.
Fue en uno de esos días de auto reflexión en la que cuando Lee escucho un sonido demasiado particular.... Que logro sacarlo de sus pensamientos.
Era una melodía muy particular, que causaba una paz interior muy similar a la que alcanzaba al finalizar sus meditaciones. No tuvo que preguntarse de dónde provenía aquella música, porque sabía perfectamente quien la estaba interpretando. La había escuchado un par de veces cuando rondaba por la jungla o cuando se lanzaba al ataque de un enemigo en la línea baja de la grieta.
A pesar de que nunca le había causado interés, esta vez el sonido le había llamado la atención de forma especial, por lo que se incorporó y se dejó guiar por él hasta su lugar de origen. Cada vez se iba haciendo más y más fuerte, hasta que finalmente la música se detuvo, seguramente por culpa de su incómoda presencia.
-No te detengas, Sona... -murmuró-, dejando escapar una leve sonrisa para tranquilizarla. De seguro la había asustado.
Podía sentir la presencia de la muchacha que aguardaba en un silencio propio y a la vez no tan propio de ella. Porque Sona podría ser una joven muda, pero sí de sonido se trataba, era la más ruidosa de todos con su particular instrumento (a excepción quizá de los cohetes de Tristana que se escuchaban desde el Nexus contrario).
Tras un pequeño momento de silencio Sona pareció acostumbrarse a su presencia, puesto que reanudó su música reparadora.
Así como gustaba de hacer sentir bien a las personas a su alrededor, la música también significaba algo especial para ella. Había sido desde siempre su único medio de comunicación, su forma de expresar sentimientos, de defenderse de los demás, de escapar de las cosas que la lastimaban y también de sanar las heridas que guardaba en su corazón. Y al parecer estaba causando el mismo efecto en Lee Sin en ese momento.
Cuando la melodía hubo acabado, Lee Sin se sentía mucho mejor que si hubiese descansado por tres días consecutivos. Se sentía más vivo que nunca y novedosamente embelesado por las aptitudes de Sona, que hasta entonces eran desconocidas para él.
Fue así como comenzó una rutina diaria entre ambos. A veces coincidían dentro de la grieta, otras veces simplemente no se veían durante el día, pero el atardecer se había vuelto algo sagrado para los dos, a orillas del río. Se había convertido en su rincón especial, en el que ambos parecían conectar de alguna forma los sentimientos del otro. Lee Sin se sentía acompañado y sanado de todo el dolor de su pasado, mientras que Sona se sentía comprendida y escuchada, a pesar de no poder emitir sonido de sus labios.
Y así fue como un día cualquiera Lee Sin se dio cuenta que se había enamorado de ella.
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"La vista ciega y la voz muda" - Sona X Lee Sin
FanficEn este fan fic de LoL abarcaremos la historia de amor entre Sona y Lee Sin, un amor imposible que cruzo las barreras del idioma y comunicación.