Un trozo más

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¡Os quiero dar las gracias por los comentarios que habéis dejado!

 Tengo la impresión de que todo es mejorable y podía estar mejor. 

¡Gracias! Sois unos amores ❤❤❤❤❤, me animáis con 

cada comentario que escribís

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Como si lo hubiera vivido otra persona o creyendo que era un sueño lo que había tenido y no había sido real, se despertó con el susto metido en el cuerpo y el corazón saliéndole. Pero no se fue, pestañeó cuando atisbó un bulto en el colchón. Su vista se le fue aclarando cuando los nublos del sopor fueron desapareciendo y reconoció que la persona que tenía delante era su marido. ¡Había dormido a su lado! No había sido un sueño.

Una calidez repentina la sacudió y empezó a extenderse, quedándose sin respiración. Se tumbó de lado, la cabeza apoyada en su mano; mientras intentaba asimilar lo que significaba que estuviera allí, más recordó las palabras que intercambiaron. Su reencuentro no fue el más agradable entre un marido y una esposa, pero siguiendo su historial, cuyos antecedentes no eran los propicios de un matrimonio estable. Había desconfiado de él, había depositado su lealtad por otro lado, y... aún el pasado que habían compartido parecía ser una losa, confundiéndola.

¿Quién era el hombre que tenía delante? ¿Un ángel o un demonio? ¿O ambos, donde cada papel se difuminaba con el otro? Más en ese momento, no recordó la peor cara de él, sino otra... más amable e íntima.

No se detuvo, las puntas de sus dedos se alzaron hacia su cara pétrea, queriendo tocarlo, no solamente para demostrarse de que era de carne y hueso, sino con el fin de sentirlo y revivir sensaciones que la habían atado a él. Sin embargo, sus diferencias estaban más alzadas que nunca, siendo estos muros que defendían la fortaleza.

¿Estaría dispuesta a derribarlos?

Bajó la mano tan rápido cuando notó que empezaba a moverse y desperezarse. No le dio tiempo a fingir que dormía porque justo se había despertado, sentándose en el colchón y su cabeza se había girado hacia ella. Por unos segundos, vio claramente su confusión en su iris celeste.

- ¿No ha vuelto a vomitar?

No estaba orgullosa de que lo hubiera presenciado y que le sacara el tema, aún más, le llenaba cierto pudor. Mas su pregunta era por preocupación que de burla. Así que se lo negó, sin articular palabra. El rostro masculino se relajó, tanto que le otorgó más humanidad.

- Menos mal – Elle estaba muy confundida -. Me he quedado dormido.

Así era, no había sido su plan quedarse dormido en la cama de su esposa, pero había sido así, ocupando más espacio. Incluso, podía haberle molestado.

Lo observó atentamente como si algo extraordinario hubiera descubierto, pero más bien era curiosidad que tenía respecto a él.

- Es mejor que me vaya – carraspeó sin saber qué decir después lo de anoche, no había resuelto nada, ¿verdad? -. Si se encuentra peor, no dude en avisarme.

- Estoy bien – le aseguró aunque estaba en cierta parte encantada de que se preocupara por ella -. Por ahora no tengo ninguna molestia.

Su voz fue un susurro tan suave que casi no la oyó. Aun así, no la creyó, sintiendo que podía encontrarse mal de un momento u otro, pero se fue con un suspiro cansado de los labios.

- Estaré por la casa, por si me necesita.

¿A qué venía decirle aquello?, se preguntó al tener en cuenta de que ya le había dicho que no se iba a ir a ninguna parte. ¿Qué falta tenía en recalcárselo?

Sabía la respuesta.

Antes había sido un patán, no quería darle más razones.

- De acuerdo.

Sería por la fragilidad con la que la envolvía, o por haber presenciado anoche uno de sus malestares producido por el embarazo, ser testigo de su sufrimiento tras su marcha, le impulsó inclinarse y darle un beso en la frente que a los dos sintió.

- No lo olvide.

No lo iba a olvidar, como tampoco el gesto de ternura que había tenido hacia ella. 

No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora