Relato
Llantode Mandrágora
-Mamá, ¿Qué son esas plantas tan preciosas que tenemos en eljardín?
-SonMandrágoras hija mía...
Vensiéntate, te contaré una bonita historia...
Orientadoal noreste de estas tierras, una fuerza sobrenatural atraía a lamuerte.
Lalocura se daba la mano con la frialdad de la guadaña y juntasperpetraban estos oscuros parajes. Justo aquí, donde estamos tu y yoen este mismo momento. Como un imán infernal, cualquier hilo de viday de cordura desembocaban en un lamentable desenlace...
-Pero mamá y nosotras? Estamos aquí y no nos pasa nada.
-Jajajaja, claro que no pequeña mía, nosotras somos Brujas y este esnuestro hogar...
Loshombres enloquecidos o deseosos de muerte aparecían allí comohipnotizados...
Aquellamujer parecía tenerlo todo estudiado...
Ungran Árbol presidía y una gran soga robaba el protagonismo aaquellos pobres desgraciados en la pasarela al abismo.
Alotro lado, un gran columpio donde aquella Bruja sin escrúpulospresenciaba aquel atroz espectáculo...
Comoautómatas los hombres embrujados por esa extraña fuerza, seahorcaban...
Enel último movimiento de vida, sacudiéndose como un pez fuera delagua, retorciéndose como un gusano en el anzuelo. Un escalofrío,una terrible corriente les recorría todo el cuerpo, acompañada deuna gran erección y una gran explosión que rebosaba su fluidomasculino cayendo por sus piernas...
Lasgotas resbalaban acompasadas por un ritmo de reloj como un tic tacrítmico, desembocando al fértil suelo.
Ellaentre carcajadas, miraba sin pestañear...
Ungrito estridente como el llanto de un niño salió de latierra...
Saltódel columpio y escarbó con las manos recogiendo el fruto como si deun parto se tratara. Viendo nacer a esa maravillosa y mágicaMandrágora.
AngieOM