D o s

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D o s : L a  P r i m e r a  I m p r e s i ó n.

Arreglar todo para mudarme fue más complicado de lo que pensaba, papeles, cientos de trámites, fotos especiales y filas larguísimas. Pero cada una de esas cosas valió la pena porque ya estoy en el que sería mi nuevo hogar.

Mis ojos se achican en búsqueda de mi amigo castaño que juró estaría aquí para recogerme, no logro encontrarlo por ningún lado. Me planteo hacerle cientos de llamadas hasta que al fondo veo un cartel que dice "la chica de nombre egipcio" y en definitiva esa debo ser yo. El cartel cubre la cara de quien lo sostiene y mientras más me acerco más segura estoy de que no es mi amigo.

—Disculpa... —Toco el hombro del chico y me privo, nada sale de mi boca y él solo está ahí sonriendo, aprieto los labios para contener mis emociones y aún así sonrío hasta los ojos. —Tú... ah... Charlie... es qué... ¿me das un segundo? Gracias.

Esto es vergonzoso. Mi fanatismo está a punto de explotar y necesito cinco segundos para recordarme que es una persona normal y que este tipo de comportamiento no debe ser cómodo así que me alejo fingiendo buscar cosas en mi bolsa.

Oh Dios, saber que Jeremy está ahí a dos pasos me desconcentra. Estoy a nada de decir su nombre incontables veces. Ayuda.

Seguro Charlie está por ahí esperando a ver como enloquezco así que me niego a darle satisfacción. Regreso con Jeremy tratando de parecer cool y relajada. Esto seguro que va a marcar mi estancia en Los Ángeles.

—Lo siento, hola. —Me río con nervios y Jeremy se ríe de eso. —Uh. ¿Charlie está por aquí?

—Sí, está en el carro. Todos están esperando tu llegada ¿sabías? Él no deja de hablar de ti, hasta siento que te conozco.

Okey él no podía decir eso y no esperar que me desmayara de emoción ¿cierto?

Si tuviera un reloj de esos deportivos probable indicaría que mi corazón está más acelerado que nunca... tal vez debería comprar uno. Jeremy toma una de mis maletas y me pide que lo siga.

Aunque quiero preguntarle muchas cosas hay solo una que me atormenta desde que mi amigo se fue.

—¿Charlie está bien? —Jeremy me mira pidiendo que le explique mejor. —Quiero decir, ¿Cómo lo está llevando?

—¿Te refieres a que si extraña su casa? —Murmuro un sí que no estoy segura de que escuche. —Porque los extraña bastante y supongo que sabes que diario habla con su familia. —Asiento para que Jeremy continúe rápido. —Aunque aquí entre nos, a la que más extraña es a ti.

—También lo extraño es como un hueco en mi pecho que no desaparece hasta que lo veo, así ha sido desde que lo conozco y siempre será así. Lo quiero tanto, pero no le digas eso o será insoportable.

La risa de Jeremy me hace sonreír.

—Entiendo, ustedes no se dicen mucho "te quiero" ¿eh?

—No es nuestro fuerte, pero lo demostramos de otras maneras. —El chico a mi lado solo asiente y me sonríe, dándome a entender que comprende por completo lo que le digo. —No puedo creer que Charlie te enviara a buscarme, él sabe que...

—¿Qué te encanta Hora de Aventura? ¿O que soy Jeremy Shada el Jeremy Shada?

No puedo creer que le contara eso.

Diosito por favor, si estás ahí y no estás muy ocupado has que un lagarto se coma a Charlie Gillespie, ese bastardo me lo debe. Espera. ¿Puedo decir bastardo frente a ti? En caso de que no, lo siento, por favor cúmpleme mi deseo.

El perfume de tu piel (Owen Joyner) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora