Capítulo 8

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Había pasado una hora y ya estaba lo suficientemente borracha como para sacar esa personalidad torpe que llevaba oculta dentro de mi

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Había pasado una hora y ya estaba lo suficientemente borracha como para sacar esa personalidad torpe que llevaba oculta dentro de mi. Mis pies dolían de tanto haber bailado con Dante, ahora estaba sentada junto con Mónica quién se reía como loca, su risa provocaba que yo también me echara a reír junto con ella, tenía un risa contagiosa. Dante y Fabián habían ido a la cocina por botana mientras que nosotras esperábamos, ella me estaba contando como Fabián se había presentado a los padres de ella.

—Estaba hasta sudando de los nervios.

—Que asco —dije.

—No, fue muy lindo —suspiro ella como toda una enamorada.

—Claro.

—¿Sabes de qué tengo ganas? —cambio tan rápido de tema que tuve que procesar unos segundos.

—De mear.

—No.

—Coger.

Ella bufo y negó.

—De cantar una canción de morat, vamos al karaoke.

—Espera, ¿Tienes karaoke?

—Si.

—Vamos —dije levantándome.

Nos agarramos de la mano tratando de ayudarnos entre nosotras para no caernos. Unos chicos estaban en el karaoke y Mónica les arrebato el micrófono sin pedírselos.

—¡Oye! —se quejo un chico.

—Es mi fiesta —le dijo Mónica mientras empezaba elegir la canción.

—Besos en guerra —escuche que se quejo alguien — Canta una canción buena al menos.

—Buena va hacer la madriza que te voy a dar si no te largas —dijo una enojada.

El chico se quedó en silencio sin mover un solo músculo de su cuerpo, pensé que diría algo más o le haría algo a mi amiga, al final respiro hondo y se marcho sin decir nada. Tal parece que se había dado cuenta de lo loca que era mi amiga, esa mujer se le metía el demonio cuando algo la hacía enojar o cuando alguien no le daba lo que quería.

—¿Estás lista?

Asentí y la canción comenzó a sonar, sin embargo, todo se oscureció y escuche como abucheaban algunos pidiendo música. Genial, la luz se había ido.

—No puede ser —escuche que se quejo Mónica — Yo quería cantar.

—Ya será en otra ocasión.

Agarre de la mano a mi amiga y camine a ciegas por la casa, ya era bastante fiesta por hoy. Las personas comenzaron a salirse también, ya no era fiesta si la luz se había ido. A lo lejos pude alcanzar a ver a Dante ya que llevaba encendida la linterna del celular de Fabián. Mónica le gritó a su novio y este corrió hacia nosotros como un fiel perrito, odiaba a la mayoría de los hombres pero Fabián nunca había hecho nada que me hiciera decir que era como todos los hombres y que siempre lo arruinaban todo. Siempre era amoroso y detallista con mi amiga, me alegraba que al menos una de las dos si estuviera teniendo su romance perfecto.

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