Cuando finalmente salí del baño Dante seguía sentado en el suelo, no me atreví a mirarlo a los ojos y me senté en la cama sintiéndome incómoda de tenerlo en mi habitación. Él solo se levantó y se sentó a mi lado en silencio, no me miro a los ojos estaba mirando hacia en frente como si estuviera buscando las palabras adecuadas para comenzar a hablar. Una de sus manos se entrelazó con la mía y fue cuando lo mire pero este seguía mirando hacia en frente ahora mordiéndose el labio de una forma que me hizo tragar en seco.
—No necesitas contarme lo que está pasando —murmuro.
—Gracias —me moví incomoda en la cama — Pero tal es lo que necesite, contarle a alguien sobre como me siento.
—Si es lo que quieres.
—Mmm —no estaba convencida de hablar por primera vez con alguien sobre como me afectaba la relación con mi papá pero me sentía en confianza con Dante y sabía que de algún modo me entendería.
Apretó mi mano un poco dándome la confianza que necesitaba para contarle.
—Ese hombre que dice ser mi padre estuvo conmigo por ocho años, en ese entonces si era mi padre y yo era su niña mimada —deje salir una pequeña risa falsa para tratar de que las lágrimas no salieran — Era el padre que cualquier niña quisiera tener, siempre jugaba conmigo y me enseñaba andar en bici, sin embargo, un día desapareció, recuerdo que todas las noches antes de dormir le preguntaba a mi mamá que si mi papá volvería algún día y estaría para darme un beso de buenas noches.
—Regreso.
—Claro que regreso pero aquel hombre ya no era mi padre —murmure sintiendo el nudo en mi garganta — Ya ni siquiera me hablaba y yo pensaba… que todo volvería hacer como antes y seriamos muy felices… pero no fue así él solo volvió para quitarle dinero a mi madre y lo sigue haciendo sin importarle como estamos nosotras.
—Lo siento mucho, Kiara —me atrajo a sus brazos y me envolvió en un abrazo cálido.
Deje salir un sollozo y me reproche por llorar frente a alguien, me hacía sentir débil y pensé que Dante se molestaría conmigo por estar en esta situación.
—Perdón —me limpié las lágrimas.
—No tienes porque pedir perdón.
—Por molestarte con mis tonterías.
—Nada de lo que tú dices son tonterías —esbozo una pequeña sonrisa — Bueno, a veces si dices unas tonterías tremendas.
Le di un pequeño empujón y él soltó una risa.
—Vamos a dormir —comento con una dulce sonrisa — Necesitas descansar.
—Bien —me dejo caer en la cama y Dante me cubre con las sábanas — ¿A dónde vas?
—Dormiré abajo —apunto abajo.
—Puedes dormir conmigo, ¿Sabes?
—¿No estará mal?
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Entelequia
Teen FictionKiara Sánchez es una joven lectora que vive entre libros huyendo de la realidad. Un día encuentra un vídeo extraño de cómo traer a la realidad un personaje literario, ella decide hacerlo pensando que es una tontería y no funcionará, sin embargo, a l...