Epilogó.

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6 meses después.


Diego Escalante.

Suspiro parpadeando sin mover un solo musculo. Mi espalda era recta al igual que mis piernas. Firme contra el pavimento sin apartar la vista de enfrente. Mis compañeros alineados a mis costados y a mí espalda. listos para ir a casa después de una larga jornada en los desiertos lejos de casa, y de nuestra familia. Después de días de desvelo, desconsuelo y hambre. Por fin a casa.

Aprieto la mano contra mi pantalón ansiado. Deseando verlas. De un momento a otro siento cómo un pequeño cuerpo se alabanza sobre mí, rodeándome con unos pequeños y ligeros brazos al rededor de mí cuello. En ese preciso momento supe que era hora, tenía la libertad de moverme. Cerrando los ojos la apreté contra mi pecho, cómo la había extrañado.

Al separarme le acaricie la cabellera, ahora castaña. Vaya, mucho mejor que el rosa.

Analy me sonrió al ver cómo abrazaba a la Abuela, la cual ya lloraba desde antes de que la abrazara.

-Caramba, mira nomas esas ojeras mi Dieguito. Has de estar hambriento.-Yo asentí sonriendo. La verdad era que mucho.

-No sabes cómo hecho de menos tus recetas abuela, estoy arto de la comida enlatada. Lo que daría por un Guizado tuyo.-Me relamí los labios de solo imaginarlo. Hasta pude jurar que el olor me inundo las fosas. Necesitaba comer ahora.

-Te preparé lo que desee cariño mío, pero antes hay alguien que te espera.-Me miro dando una palmada en mi hombro suavemente y yo fruncí el ceño. ¿Alguien?

*insertar canción*

Me gire hacía Analy en busca de respuesta, pero ella ya me observaba con una sonrisa, y me señalo con la mirada sobre mi hombro y yo con rapidez me gire confundido, entonces mi corazón se detuvo.

Ahí estaba.

Su cabello había crecido un poco, caía por sus hombros como pequeños hilos de oro. A unos cuantos metros de mí. Observo cómo sus mejillas estaban ligeramente coloradas, y aun a la distancia podía percatarme de que había ganado unos cuantos kilos de más, gracias a sus cachetes eran más predecibles. Sus labios, tan gruesos y ligeros a la vez, decorados con un brillo labial rosado. Mi vista siguió bajando, hasta topar con su vestido de pequeñas flores, pero eso no fue lo que capto mi atención, ni mucho menos lo que hizo que mi corazón palpitara con la amenaza de salir de mi pecho. Mi vista se calvo en esa parte abultada de su vestido, o más bien su barriga. Parpadee sin poder creer lo que veía.

Aun postrado en mi lugar, me detengo de nuevo en su rostro. Una pequeña sonrisa se formo en sus labios, comenzando a caminar hacía mí con lentitud. Cómo temiendo en hacerlo.

Y justo me encontré haciendo lo mismo, caminando hacía su dirección. En busca de respuesta, y en busca de ella.

Con forme más me acercaba, más se aceleraba mi corazón. No supe en que momento mis piernas comenzaron a aumentar el ritmo hasta correr, pero cuando por fin la sentí llegar a mí, no lo dude y la rodee entre mis brazos alzándola en el aire. Y ese olor a moras me invadió el olfato.

Dios cómo la había echado de menos.

Y así nos quedamos unos cuantos segundos, que francamente parecieron horas. Nada en absoluto incomodo.

Podía sentir su respiración agitada contra mi oído, y sus manos acariciar mi nuca.

Solo pedía al cielo que no fuese un sueño, y si así fuera no deseaba despertar.

Me separe lentamente de ella, ya con ella en el suelo. Me detuve a observarla, mientras acariciaba su rostro y una sonrisa se formo en mi rostro.

-Te amo.-Susurro y fue la melodía que mis oídos más deseosos de escuchar estaban.

-Y yo a ti.

-Bienvenido a casa futuro papá.-Dijo y yo emboce una sonrisa tomándola de la mejilla y atrayéndola a mí para besarla.

No importa cuantos tropiezos o caídas des en la vida. No importa el sacrificio, ni el sufrimiento, después de la tormenta viene la calma. Eso suelen decir muy a menudo.

Dicen que cuando algo es para ti, lo será ni aun que te pongas en el camino y ni aun que trates de quitarte. El tiempo tiene su transcurso, podrían pasar horas, días, meses. Incluso años hasta que algo salga bien después de un error, y viceversa. Pero suele ser más lento el tiempo cuando hay dolor de por medio. La única diferencia que tiene vivir algo bueno, de algo malo, es que lo bueno se goza, y de lo malo se aprende. 

Muchos dicen que el amor es pasajero, entonces yo les digo que no eres tú quien elige al amor. El amor te elige a ti, este mismo no te reclamara posiciones, ni esfuerzos, este te dará libertad. Y cuando es con la persona correcta y es verdadero, es aquel que será capaz de soportar el viento, y este nunca se llevara y ni la distancia lograra separar.

Así  que si amas a alguien, aférrate a ese amor. Luchen juntos para que creen un mundo juntos, creen una historia y enamórense de ella.

Ahora Olivia y yo tenemos una segunda oportunidad de iniciar nuestra nueva historia. Una que estaré feliz de leer una y mil veces más.

Con amor, Diego.


Fin...


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Feliz de concluir esta hermosa historia de amor,  feliz de llevarme a unos personajes maravillosos en el corazón, y unos lectores en el alma. gracias por tanto apoyo desde el principio. Espero algún día despertar y poder tener esta historia en papel sobre mi buro algún día, la esperanza es lo ultimo que se pierde. Así que besos mis pequeñas mentes pervertidas <3









Sálvame © [Alicia Echeverría]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora