stitch » mitsuya takashi |+18|

01 || Rest

—No sabía que Mitsuya-kun tenía novia —dijo ella, bastante cohibida ante la noticia—. Disculpa mi ...

—No, no, tranquila. Soy yo la que tiene que disculparse por interrumpir ayer de esa forma —era lo menos que podía hacer después de aparecer sin avisar—. Espero no causar más molestias en el futuro —y me incliné, pidiendo perdón correctamente.

Yasuda-san movió sus manos, negándolo.

Mitsuya me habló de ella en alguna ocasión, pero no tuve el gusto de conocerla hasta entonces. Y, además, estábamos en la misma clase.

—Vamos, Narumi-chan. ¿Cuándo nos has molestado? —intervino Pehyan, que aguardaba su turno al lado de ella—. No pidas perdón. Hacía mucho tiempo que no os veíais, ¿cierto? Es normal que reaccionarais así.

Le obsequié con una tímida sonrisa, agradecida por la simpatía que me demostró siempre.

—Gracias, Pehyan-kun. Me alegra mucho que estemos en esta escuela todos —al instante, me giré hacia mi nueva compañera—. Espero que nos llevemos muy bien, Yasuda-san.

—Claro. Yo también lo deseo, Suzuki-san —asintió, todavía avergonzada por todo lo ocurrido.

La chaqueta de Mitsuya rozó mi brazo, detalle que me estremeció.

—Cuida de ella, Yasuda-san. Te lo encargo —él imitó mi reverencia, aunque no fue tan pronunciada.

Ella lo aceptó con mucho gusto y yo, en mis adentros, decidí que trataría de ser más sociable en esa etapa que acababa de comenzar.

Mis habilidades no eran sobresalientes si hablábamos de hacer amigos, pero haría todo lo que estuviera a mi alcance para acercarme más a Yasuda-san. Sabía que era una buena chica y, después de hablar con ella, atesoré la corazonada de que podríamos ser grandes amigas.

—Ah, me pregunto si Yasuda estará preparada para eso. Estamos hablando de Narumi-chan. Es muy importante para nosotros, así que no vayas a meter la pata —la aleccionó, Pehyan de pronto.

Quise apoyar a Yasuda-san. Estaba tranquila con que ella fuera la mano derecha de Mitsuya en el club y confiaba plenamente en que nos llevaríamos bien, sin embargo, ella fue más rápido y encaró a Pehyan, claramente irritada por las palabras que había recibido.

—¿Buscas avergonzarme más? Sabía que eras un estúpido, pero esto es demasiado incluso para ti, Hayashi —se cruzó de brazos, muy indignada.

—Si te ofendes es por algo, ¿no crees?

Aquellas provocaciones continuaron y diría que empeoraron con el paso de los segundos.

Me sentí mal por Yasuda-san, que lucía cada vez más enfadada, y quise detener el pequeño enfrentamiento antes de que fuera irreparable.

Para mi sorpresa, la mano de Mitsuya me retuvo, impidiendo que hiciera más que abrir la boca. Su rostro reflejaba cierta diversión y calma, por lo tanto, no me metí en la discusión y observé cómo se agachada en mi dirección, pegando sus labios a mi oído.

—No te preocupes. Siempre son así —me comentó escuetamente.

—¿Siempre?

¿De verdad era costumbre que se hablaran a gritos? ¿Cómo podía sustentarse su relación en disputas cómo aquella, con las que solo avivaban las llamas de una guerra que no parecía desaparecer en ningún momento?

Asintió, relajado.

Yo me calmé y eché otro vistazo a la pareja, que seguía alzando la voz, haciendo que algunos pares de ojos curiosos se fijaran en ellos y en el escándalo que habían formado de un segundo a otro.