Y…atesoro lo inmaterial, me desprendo de los prejuicios, aventando al insondable espacio sideral un par de vicios.
Reclamo y me adueño, como valiosa pertenecía de la “Nada”, nadie la reclama.
Me despojo de cualquier pertenecía ambigua, de mis vestiduras y mis facetas antiguas.
Mi piel es mi único escudo inquebrantable, los pusilánimes transeúntes huyen de el puesto y de la fila donde entrego gratis caretas.
¿Es el efecto recurrente, al paso de la gente; miedo, apatía para hablar de frente? -¡No lo sé! -Miento y corrijo. –
¡Demonios, claro que lo sé! “Cobardes”, resultado que la conciencia les arde.
-Draven ®