Capítulo 05.

357 37 6
                                    

*POV ARMIN*

Seguimos buscando a nuestra amiga, seguiamos recorriendo en grupos ya que la policía no hacía nada por encontrarla. Además se acercaba la obra en donde Mikasa es la protagonista, aunque lo más probable es que se cancele.

*POV LEVI*

Ya había amanecido, me tocaba volver a mi departamento e ir a descansar ya que toda la noche estuve despierto haciendo guardia y cuidando de la mocosa.

Ella seguía durmiendo, asi que me tomé la molestia de volver a mi oficina, detrás mío entró Erwin.

- Levi, tenemos que hablar.

- ¿No puede ser más tarde? Quiero ir a descansar.

- Hange me mostró los expedientes y diagnósticos. Esta muchachita Mikasa ya se encuentra bien de salud, ya está de alta.

- ¿Y qué con eso?

- Tendrás que llevartela a tu casa.

- ¿Qué mierda estás diciendo cejotas? - pregunté nervioso.

- Es tu paciente personal, está a tu cargo, tu la haz dejado en ese estado.

- ¡Maldita sea!

- Así que puedes esperar a que se despierte y la llevas contigo.

- Ni siquiera sabes si querrá irse conmigo.

- No puede quedarse en el hospital, además no tiene a nadie. Recuerda que sus padres están bajo tierra.

- Ya lo sé, maldita sea.

- Te daré una semana libre.

- ¿Y ese milagro?

- Para que ella no se sienta tan sola y no haga ninguna tontería.

- Está bien, me daré una ducha. Así que sal de mi oficina.

*POV MIKASA*

Desperté, observé el pequeño reloj de la habitación, marcaban las 6:50 de la mañana.
Tenía hambre, mucha hambre. Iba a levantarme cuando la doctora castaña de anteojos entró a la habitación, trayendo en sus manos mi desayuno.

- Buenos días linda - sonrió.

- Buenos días doctora.

- He aquí tu desayuno.

- Gracias - lo agarré - ¿hoy si podré salir al patio del hospital?

- Ya estás de alta niña.

- ¿De alta? - me sorprendí - ¿encontraron a mis familiares?

- No, no sabemos nada de ellos...

- No tengo a dónde ir - suspiré - oh no tengo como pagar este hospital - escupí la leche.

- Ah, no te preocupes por eso, corre por nuestra cuenta - dijo rascándose la nunca. Luego de eso entró el doctor rubio.

- Ya has despertado - sonrió - alístate, ya estás de alta.

- ¿Tengo que irme del hospital?

- Si, deberías de hacerlo - comentó la castaña.

- Pero no tengo a donde ir - dije preocupada.

- Irás con tu doctor personal.

- ¿Qué? - volví a escupir la leche.

- ¿Ira con Levi? - preguntó la castaña.

- Sí. Hange, prestale una ropa a la muchacha, ya que con la ropa que llegó está demasiado sucia.

- ¿Quién me trajo? - pregunté curiosamente.

- La ambulancia - contestó nerviosa la castaña.

- ¿Y en dónde me encontraron?

- Son muchas preguntas muchacha, ve con Hange a cambiarte.

Fui con aquella mujer llamada Hange, fuimos a su oficina. Me ofreció un jean de color negro con una remera de color blanco sin diseño alguno.

- Usarás el calzado con el que llegaste, ya que tu calzas 38 y yo 42.

- Está bien.

- Ten, son tuyos - le entregó un champión de color negro adidas.

- Oh, al menos tengo buen gusto para calzados.

- Si... - sonrió rascando su nuca, hasta que alguien tocó la puerta y fue a abrir.

- ¿Ya está lista? - escuché esa voz ronca, sabía perfectamente de quien era.

- Lo estoy - dije acercándome a la puerta.

- Vamonos mika... - se queda en silencio - digo mocosa.

- ¿Mika? - lo observé - me gusta.

- Tonterías, ya vámonos.

- ¡Adiós! - gritó la castaña.

Salimos por la puerta del fondo, él solo me dijo "sígueme"
Durante la caminata, pude fijarme en su precioso cabello, ese rapado le quedaba tan perfecto, se veía muy varonil.

- Súbete - sentenció.

- ¿Es tu automóvil? - observé fijamente.

- Sí... - contestó

- Es lindo - ingresé y él cerró la puerta.

- Si.

- El color negro en verdad es bonito, aunque ahora lo cambiaría por el azul oscuro.

- ¿Por qué? - preguntó.

- Es un secreto - le sonreí.

- Ponte el cinturón.

- Oh sí - me lo coloqué.

- Estoy bastante cansado, pero necesitas ropa.

- No había pensado en eso - bajé la mirada - no quiero ser una molestia para ti Levi - pronuncié a lo que él me observó fijamente con esos ojos navales.

- Te ayudaré en lo que pueda.

- Gracias.

- ¿Qué clase de prendas te gustan?

- Creo que no tengo problemas con eso.

- Mejor te llevo al departamento y me esperas allí.

- ¿Por qué?

- No quiero que decaigas en un lugar donde hay mucha gente.

- Si, tienes razón.

Luego de aproximadamente 20 minutos llegamos a su departamento.
Él me invitó a pasar, todo lucía bastante ordenado y limpio.

- ¿Tu novia se enojará si me quedo aquí verdad?

- No tengo pareja, puedes estar tranquila.

- ¿Entonces tu empleada?

- Tampoco tengo empleada.

- ¿Entonces quién te limpia el departamento?

- Lo hago yo mismo mocosa, deja de preguntar tantas cosas.

- Está bien, no te enojes.

- Si tienes hambre puedes ver algo de comer en el refrigerador o en la cocina.

- ¿Ya te vas a ir?

- Si, para venir a descansar tranquilamente.

Él tomó sus cosas y se fue, aunque no lo crean me dejó llaveada en su departamento ¿en verdad cree que me escaparé? Jamás lo haría, él ha sido tan amable conmigo que no podría hacerlo.

Memories <Levi y Mikasa>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora