Capítulo 2

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El chico popular y desvergonzado


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Contenido sensible: Homofobia.


La mañana del lunes, Atsushi se sentía menos asfixiado que el sábado, pero más inquieto que cualquier otro lunes. No sabía en qué momento volvería a cruzar camino con Adrien Akemi. Trató de no pensar mucho en ello y mantener el ritmo de siempre. Después de todo, Atsushi disfrutaba mucho asistir a clases y pasar el rato con sus compañeros.

Por otra parte, quién también había tenido un fin de semana de perros, era Ging Park. El destacado estudiante de Edición del departamento de Letras. Había aceptado que le diera un aventón la bonita asistente administrativa con la que había estado saliendo durante los últimos dos meses.

No le agradaba mucho la idea de que conociese en lugar donde estudiaba e insistiera en no solo dejarlo, sino pasarlo a buscar a la salida. Ging Park sentía que lo estaban encadenando a un poste cada vez que sus parejas le proponían "pasar más tiempo juntos".

─Está bien, hoy tengo una materia lineal, no sé cuánto tomará la clase. Tal vez asignarán algún nuevo proyecto.

Era muy común para las materias que eran de carácter lineal, es decir, de obligación para todos los estudiantes de la universidad Dickens por igual; que asignaran trabajos pequeños para realizar en el momento y entregar, o proyectos de una semana a la otra.

Era una asignatura que englobaba lo social y lo financiero, como una especie de entrenamiento comunitario. Ging Park detestaba particularmente esta materia. Pero no había nada que hacer, era una correlativa. Si eres un estudiante, y sobre todo en su último año, como Ging, debes completar el plan de estudio antes de que se haga interminablemente extenso.

─Okay. Llámame si sales durante mi horario de descanso ─dijo ella.

Era triste que en serio pensara que Ging Park sabía cuándo era su horario de descanso.

─De acuerdo... ─musitó el dedicándole una mirada endulzante.

Lo cierto es que su mirada, más que endulzar, era capaz de intensificar el triple la velocidad del calentamiento global.

Ging Park lo sabía bien, era una buena herramienta la cual utilizar para desviar la atención de cosas banales como "llámame en cuanto salgas", "¿dónde estuviste?", "Casi nunca nos vemos", etc, etc, etc...

Ging Park desabrochó el cinturón de seguridad e inclinó su parte superior hacia la conductora. Atrapó sus labios en un beso lento y caliente. Las mejillas de la muchacha ardieron intensamente.

─Adiós ─bajo del auto despidiéndola con una sonrisa recién fabricada.

Lo cierto era que haber pasado la noche juntos por tercera vez desde que comenzaron a salir, no lo había hecho sentir más cómodo. Estaba pensando en qué pronto tendría que decirle que sería mejor dejar de verse.

Cuando el auto abandonó el estacionamiento del campus, Ging Park recién se puso en marcha. En su camino se topó con un descerebrado que llegaba en una ostentosa motocicleta. Tenía los jeans demasiado rasgados en las rodillas, y un abrigo con un estampado ridículo de monos, desabrochado volando en el viento mientras frenaba despreocupadamente en uno de los espacios de aparcamiento. No pudo verle la cara porque llevaba un casco oscuro, pero supuso que se veía como un idiota.

Por alguna razón, Ging se sintió en extremo irritado, pero se tragó el disgusto y caminó indiferente por su lado.

Era la tercera vez que asistía a esta clase, y ya sabía qué era lo que más detestaba de las asignaturas lineales: que te podías topar con cualquier clase de persona, desde desequilibrados mentales, drogadictos, hippies, o nerds antisociales que no pueden formular dos palabras sin titubear y temblar como cordero. Aún peor, seguramente sería puesto en grupos con esa clase de personas, y no con el tipo de estudiante de carreras económicas o al menos su propia carrera. Era un fastidio para Ging Park.

Sorry That I'm Not SorryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora