XXI. Punto medio

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Los lazos de hermandad creados con las personas que has elegido son de los sentimientos más fuertes que hay. Depositar tu confianza, miedos y anhelos te ayuda de alguna forma a soportar el agobiante viaje llamado vida; esas personas que uniste a tu recorrido te tienden la mano y te apoyan, sirviendo de pilar y sosteniendo tu estabilidad.

Los ojos de Erik parecían no creer lo que tenían delante, él había pensado todo ese tiempo que su hermano estaba muerto, pero ahí se encontraba, frente a él.

Sus pies se movieron de forma inconsciente, Chris se había puesto de pie y se movió también, terminando por abrazar al rubio. Erik sintió que quería llorar, realmente había extrañado a ese chico frente a él, y el luto no fue lo mejor. Su azulada mirada se desvió hasta el señor Jason, como suplicando alguna razón que justificara hacer tal cosa; ni siquiera había deparado en los nuevos invitados debido a la gran maraña de sentimientos que se había ubicado en su estómago.

—Realmente lo siento, Erik. Era muy necesario, no podía darte esperanzas de que tu amigo estuviese vivo, si algo hubiese salido mal... Tu pena sería peor a la que viviste, incluso yo terminaría muerto —Explicó el abuelo del híbrido.

—Eso no tiene importancia ya, están bien y eso es lo único que me importa —Miró bien el rostro de Christopher y luego sonrió—. Mi padre intentó explicar más o menos lo que sucedió y algo sobre invitados.

Sus azulados ojos se movieron hacia Elizabeth y luego hacia el joven que había estado abrazando al híbrido.

El pelinegro se movió tomando asiento de nuevo, situándose junto al castaño de ojos verdes, dedicándole una dulce sonrisa. August podía sentir aun el dolor en Chris, sin embargo, estaba claro que el chico estaba dejándolo fluir bajo su piel para enfocarse en alguna buena noticia, como, por ejemplo, reencontrarse con su mejor amigo.

—Soy Elizabeth —Se presentó rápidamente la chica, buscando recuperar la atmósfera buena que tenían antes de todo el desastre que ocurrió. El chico rubio tomó su mano y la sacudió gentilmente como forma de presentación.

—Soy Erik Keller, nuevo Alfa de esta manada y mejor amigo de este idiota —La sonrisa en su rostro era visiblemente genuina, Gust sentía las buenas vibras en el chico, realmente irradiaba buenos sentimientos. Eso podía explicar cómo pudo acercarse al híbrido.

Daggiah estaba ahora en los muslos de Jason, durmiendo totalmente ajena a lo que sucedía, no le interesaba en lo absoluto, todavía era muy temprano para que ella tuviese que lidiar con otros. El abuelo pasaba sus manos por su suave pelaje, y no podía evitar pensar en lo realmente hogareño que se sentía aquella situación.

Erik notó el comportamiento de Chris, como si no pudiese pasar mucho tiempo sin despegar los ojos de aquel castaño a quien no le habían presentado. Los verdes ojos del brujo se toparon con los suyos y se sostuvieron la mirada. El pelinegro al notar la dirección en la que iba encaminada la mirada del menor, posó sus ojos en su mejor amigo también, buscando alguna explicación.

August se puso de pie, estiró su mano y rápidamente el lobo rubio hizo lo mismo. Se las estrecharon y hablaron a la vez.

—Mucho gusto.

—Mucho gusto —La sensación que percibió Erik se le hizo acogedora—. Soy August Jhons, encantado de conocer al mejor amigo de Chris; me habló muchas cosas buenas de ti.

Sin reparo alguno, el lobo — aun sosteniendo la mano del chico frente a él — se dirigió a Christopher.

—Es muy lindo. Eso explicaría por qué tienes cara de imbécil cuando lo miras.

El híbrido se sonrojó de vergüenza, no esperaba que su amigo se diese cuenta tan pronto de los sentimientos que habían comenzado a nacer dentro de sí por el brujo. Justo ahí recordó que Erik no era consciente de la naturaleza de August; así que, decidido a no irse con rodeos, caminó mirando al rubio e hizo una seña con la cabeza para que éste lo siguiera afuera.

August: Heredero © |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora