Capítulo 17

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Gerard iba rumbo a la casa de Frank y Daniela en compañía de Kat, quien no sólo se había dedicado a ponerlo al día de las novedades de su vida, sino que también tenía como misión hacerlo entrar en razón sobre el embarazo de la menor de lo que algún día fue un grupo de grandes amigos. Él sabía todo lo que su amiga le dijo, pero esa conversación era el último empujón que necesitaba para enfrentar la realidad: iba a ser padre y no podía dejar a ese hijo a la deriva, puesto que también era una parte de él.

-Tienes que elegir muy bien tus palabras, Gee -le advirtió su amiga- Pero lo importante es que reconozca que fuiste una basura, que expliques las razones que te llevaron a eso y le pidas perdón. Creo que en el fondo lo que ella espera es eso, que le digas que lo sientes demasiado, que fuiste una mierda y que quieres solucionarlo.Simplemente no lo arruines de nuevo, ¿vale?

-Mi idea es arreglarlo, no volverlo más problemático.

-Entonces sabes mejor que yo lo que debes hacer -Kat le guiñó un ojo.

Anduvieron un par de cuadras más hasta que llegaron al lugar en que una parte del futuro del abogado se definiría. Estaba nervioso, lo ocultaba, pero tenía verdadero temor de cómo se iban a dar las cosas una vez que cruzara ese umbral.

-¿Estarás cerca?

-No diré las cosas por ti, pero estaré por ahí atenta a cualquier cosa.

-Gracias -la abrazó de los hombros, recorriendo el último tramo de esa forma.

-Acá vamos -le sonrió Kat, transmitiéndole ánimo y tocando la puerta.

 

Frank aún no se reponía de ese extraño episodio cuando tocaron. No era la pizza, pues no había alcanzado a pedirla. Se obligó a volver en razón. Se paró del sillón y fue abrir, sólo para que volvieran las miles de sensaciones que lo habían hecho caer indefenso hace unos minutos.

Su mirada se fijó sólo en una de las dos personas que habían llegado. Lucía increíble, más que otras veces. El cambio extremo del rubio al silver le sentaba, bastante. Seguía siendo sexy, aunque andaba con ropa menos sugerente que la que usaba cuando él la conoció. Dios, ella era una diosa que lo hacía, incluso, olvidar respirar.

-¿Gerard? -la voz temblorosa de su prima lo hizo volver a la realidad.

-¿Qué mierda haces acá? -preguntó agresivo, pues su cabeza ya había notado que estaba ante las dos personas menos favoritas en su vida.

-¿Podemos hablar? -el pelinegro se dirigió directamente a Daniela, omitiendo al chico.

-No, por supuesto que no -respondió Frank por ella- Vete por donde llegaste Way, acá nadie quiere saber de ti. Ya suficiente daño hiciste para que ahora vengas como una pobre víctima a intentar quedar menos mal de lo que deberías. Desaparece.

-Daniela, por favor -le rogó el de ojos verdes a la menor.

-Creo que es una buena idea -habló Kat por primera vez, también dirigiéndose a la chica Iero- Tú sabes que es necesario, ambos lo necesitan.

-Así que tú eres la culpable de esta imbecilidad -Frank estaba molesto, lo cual nublaba cualquier otra emoción-sensación y podía dirigirse a la recién llegada sin problema.

-Sí, fue mi idea, pero porque tu prima lo necesita -le respondió ella en el mismo tono.

-Daniela, no seas tonta -el de ojos avellana miró a la aludida.

-Pasa, creo que Kat tiene razón -comentó la menor, volviendo al living.

-Gracias -le dijo Gerard, pasando por el lado de Frank y entrando a la casa, seguido por Kat.

I will never dream of your loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora