capítulo 3

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- ¿Listo? Preguntó Rayan, luego de entrar a la habitación del hospital, en la que permanecí las dos últimas semanas, gracias a los golpes ocasionados por el accidente. Parece poco tiempo, pero fueron los días y noches más largos de mi vida.

–Listo. Contesté, vestido con la ropa que me entregó  el día anterior, salimos de la habitación y nos dirigimos a la salida, ya afuera me adentré en el asiento del copiloto de un Chevrolet Traverse rojo.

– ¿De qué año es? Pregunté fascinado

- Del 2009. Contestó con una sonrisa en el rostro, comprendió con mi pregunta, mi interés hacia los autos y entablamos una corta conversación sobre ello.

– Pensé en comprar a fin de mes, un Kia Sorento de este año, 2010, y dejarle éste a Bell, necesita un auto para hacer las compras y, ya sabes, cosas de chicas. Pero podría hablar con ella, para que te lo preste de vez en cuando.

– Estupendo, gracias. Sonreí, un silencio algo incómodo nos invadió, tenía muchas cosas que preguntar, pero, no tenía idea de por donde empezar, esperé que él lo hiciera. Fijé la mirada en la ventana, pensando, recorriendo con los ojos, las cuidad en la que crecí al lado de mis padres, de mi familia.

Y bueno. Habló al fin, sacándome de la burbuja de recuerdos en la que me había metido, le agradecí mentalmente. –Ya mandaron tus cosas a casa y como sabrás, arreglamos los papeles con Robert, con su ayuda te trasladamos a una preparatoria, más céntrica, para que no te quede muy lejos. La anterior estaba a las afueras de la ciudad y con el tráfico que hay en el centro, tardarías horas en llegar, sé que es tu último año y que tal vez quieras pasarlo cerca de tus amigos, pero no tenemos problema en que los invites.

No, está bien. Lo interrumpí – de todos modos, les iba a pedir que me cambien de preparatoria, de seguro allá ya se enteraron del accidente, y no quiero llegar, y que alguien me los recuerde, con sus estúpidas preguntas o pésames para ellos. Asintió, entendiendo a lo que me refería. Volví la vista a la ventana, recordando mi vida, extrañaría a mis amigos los conocía desde pequeños, eran parte de mi infancia, y a Nathalia, mi novia, la echaría de menos, había sido mi primer amor, tal vez suene cursi pero ella era diferente,almenos para mí, la conocí de pequeño y nos hicimos amigos al instante, jugábamos juntos. Cuando tuve mi primera novia, me di cuenta de que las chicas eran algo locas, solo les importaba su cabello o si se les corría el maquillaje. Al estar con Britani solo pensaba en Nat, y lo que estaríamos haciendo de estar con ella, en vez de perder el tiempo con una muñeca de porcelana como “Bri”. Terminé con ella, lo cual le importó muy poco.

FLASH BACK INICIO

Paseábamos por el parque tomados de la mano, Britani me contaba algo sobre su salida de compras. Mientras yo pensaba en cómo sería mi vida, si Nat fuera mi novia (que fácil era la vida, cuando solo tenía 15 años y me preocupaba por cosas sin sentido como éstas)

– Britani. Hablé, cortando su historia poco interesante.

– Bri. Me corrigió

– Ok,  ammm. Pensé, no sabía que palabras usar, para que me entendiera. – Dime, ¿Por qué estas con migo? Soltó una risita algo aguda y molesta.

- No es obvio, porque eres uno de los chicos más lindos de la secu, y porque tú me lo pediste. Habló como si fuera la explicación más lógica del mundo

- Ah, y, no crees, que, es algo aburrido estar con migo? digo, porque a mí, no me interesan tus cosas, y ti, no te interesan las mías. Quise ser lo más claro posible, para que me entendiera, se quedó callada, al parecer estaba funcionando.

- Además, tú eres una de las chicas más lindas y populares de la secundaria, podrías estar con cualquiera. Traté de convencerla

– Si eso es cierto. Dijo feliz, ¡BIEN! Lo estaba logrando.

- Y, que te parece, si terminamos, y así, tú, puedes estar con quien quieras.

-¡Sí! Respondió al fin, creo que no captó del todo, pero el punto es que aceptó.

– Bueno, entonces bien, así quedamos, nos vemos. Me despedí para luego marcharme a casa de Nat, marqué su número y me di vuelta. Britani charlaba muy a gusto con unos chicos del parque, ME LIBRE DE ELLA, esperé que Nat contestara y hablé – Hola, ¿estás en tu casa? Esperé su respuesta y me di cuenta de que lloraba -Pero, ¿qué pasó? ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?

– Brett

– Ese maldito ¿Qué fue lo que te hiso? ¿Estás en tu casa?

– Sí. Habló entre sollozos. 

– Bien, espérame ahí, llego en 5 minutos. Corrí hasta su casa, que para mi suerte no se encontraba muy lejos, entré con la llave oculta en la maceta de margaritas, y subí hasta su habitación, al entrar, la vi echada en su cama, abrazando una almohada, mientras aun brotaban lágrimas de sus ojos. Me acerque a ella y acaricie su cabello - ¿Qué pasó? Pregunte tranquilo, quería que confiara en mí, si me veía molesto, no me diría nada, la conocía muy bien. Se limpió las lágrimas mientras se sentaba en la cama. 

– Brett me llevó a un Motel.

- ¿Qué? dije molesto - ¿Te hiso daño? Dime que te hiso.

– Nada, no me hiso nada, cuando me di cuenta de dónde estábamos, le grité que era un idiota y me fui.

- Maldito imbécil, si te hubiera tocado un pelo. Paré de hablar al ver que Nat no dejaba de llorar – Tranquila no pasó nada. Dije abrazándola – Yo te protejo de ese infeliz, tú no te preocupes, él no se va a volver a acercar a ti.

- Gracias. Dijo aún en mi pecho. – Hey, mírame. Tome su mentón – De ahora en adelante, solo estarás con migo, ¿de acuerdo? , no me voy a alejar de ti. Hablé mirándola a los ojos, luego baje la vista a su boca, era perfecta, pequeña, pero carnosa, húmeda por sus recientes lágrimas, volví la mirada a sus ojos y ella la tenía en mi boca (vamos, hazlo, besala, no seas idiota, es tu oportunidad) Me decía a mi mismo mientras seguía observándola. Corte la distancia que nos unía y la miré a los ojos, no quería hacer algo que le molestara, pero no parecío hacerlo, así que la besé.

FIN DEL FLASH BACK

Luego de eso nos hicimos novios, enamorados o como quieran decirle. Pasábamos todo el tiempo juntos, y no me quejo, estar con ella era divertido, siempre había algo que hacer, llevábamos un año y seis meses juntos (bien aprovechados) y ahora tenía que romper mi promesa, y alejarme, pero era lo mejor, se volvería a enamorar, y me olvidaría, al igual que mis amigos.

No quería que se encariñaran, de mí, de un enfermo que en unos años terminaría en cenizas, sabía lo que era perder a un ser querido y no se lo desceba a nadie. Con lo que les pasó a mis padres, aprendí muchas cosas, el amor hiere más que el odio, cuando amas a alguien y lo pierdes sufres mucho, más que cuando alguien te odia o te hace la vida imposible, con el tiempo aprendes a vivir sabiendo que no les vas a caer bien a todos, que hay personas que no tienen la misma opinión y que pueden ponerse en tu contra, talvez molesta o frustra pero no lastima.Y siempre te lo vez venir. Pero cuando amas a alguien nunca sabes lo que va a pasar, no sabes si esa persona es como tu crees o solo finge serlo. Amar es darle el poder a las personas de lastimarte con la esperanza de que no lo van a hacer, mucha veces terminan haciéndolo, tal vez no es su intención o simplemente no tienen opción, como mis padres, ellos no eligieron morir y dejarme solo. Yo si tenía opción, la de no lastimar a nadie y la estaba tomando, alejándome de ellos, puede que no sea una gran idea pero era lo mejor, con el tiempo Nat se daría cuenta que lo nuestro había sido hermoso, pero solo un amor de adolescentes.

Debía dejar el pasado atrás, donde pertenecía y mirar hacia adelante, una nueva vida me esperaba.

     

IRREMEDIABLE DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora