¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Beatrice
Hoy era Sábado, iba saliendo del departamento donde me quedaba.
Hoy, obviamente no tenía clases; por lo cual decidí ir al centro comercial a relajarme. Y si se preguntan que sucedió con el profesor Hiddleston pues, nada. Resulta que el lunes a segunda hora era la única clase que me daba el, si que triste.
Pero en fin, en otras noticias ya había terminado los trabajos que me entregaron, faltaba entregárselos a Hiddleston.
Recuerdan al maestros de economía? Pues su nombre es Henry, a el ya se los he entregado; ahora cuando charle más con el sentí que le caí un poco mejor... Solo un poco je je.
Listo, habíamos llegado al centro comercial. Fui a las tiendas de ropa, buscando cosas que me gustarán.
Estaba checando una blusa que me encantó, la tomé y me diriji a buscar más cosas; pero al momento de dar la vuelta, sin querer choque con alguien, haciendo que la bebida que traía esa chica se derramará en mi ropa, (por suerte no se ensucio nada de la ropa que pensaba comprar).
– Lo siento, de verdad lo siento mucho – hablo la chica, sacando algo de su bolsa para tratar de limpiarme – en verdad perdoname, estaba distraída y no te vi – solo lo estaba empeorando, la mancha seguía creciendo.
– Descuida, descuida – la aparte para que no lo siguiera empeorando – no pasa nada, yo también estaba distraída – le sonríe, haciéndole saber que de verdad no me molestaba.
– Ay, pero que vergüenza; enserio – prosiguió, mirándome – Por dios que descortés soy – fruncí el seño, extrañamente su acento se parecía al de alguien
– Mi nombre es Sara, un gusto – me extendió la mano –¿Cuál es el tuyo? – le recibi la mano, y hablé.
– Beatrice – le dije mi nombre – Es un gusto Sara – continúe, soltandole la mano para después sonreírle.
– Lindo nombre, Beatrice. – me algo – Bueno me tengo que ir, de nuevo una disculpa. Tal vez algún día podría recompensarte invitandote a comer algo, que opinas?–
– Claro, algún día, aunque no tienes por qué hacerlo – comenté incómoda.
– No, claro que lo haré, mírate te ensucie toda – mire mi ropa, y valla que si era un desastre – Pásame tu número, te llamaré y así saldremos juntas – me sonrió para después sacar su teléfono esperando que le pasará mi número.
– Si claro – dije, realmente no quería darcelo es una desconocida, pero no sé decir que no –Es 101 6....
– Muy bien Beatrice, espera pronto mi llamada – dijo dándome una última sonrisa para después dar la vuelta y marcharce.
Cuando la perdí de vista fui directo a la caja a pagar por la ropa. Quería llegar pronto a casa para quitarme esa ropa húmeda y sucia.
Pedí un taxi para llegar casa, baje y le pagué al señor. Cuando me di la vuelta para cruzar la calle, vi a alguien, bueno no solo era uno si no dos.
Cuando reconocí al instante quienes eran me trate de esconder en unos arbusto, me estaban buscando ¡ Mierda ! .
Estaban en la entrada esperándome por suerte no me vieron, supuse que no se irían de hay pronto y estaba comenzando a llover así que decidí irme con mucha cautela de que no me notará, cuando por fin salí de la calle empeze a correr por si acaso llegaron a verme. Ya había comenzado a llover, que mal.
Estaba claro que hoy no era mi día de suerte.
Me quedé debajo de un árbol esperando a que pasará la lluvia, pero la maldita no tenía intención de quitarce.
...
Ya llevaba más de 3h debajo de ese árbol, estaba empapada; pero no sería buena idea arriesgarme y regresar, no puedo volver con ellos, no quiero.
Un auto blanco se paró enfrente de mi, cuando lo vi me paralice " me encontraron " fue lo que pensé. Bajaron la ventanilla del auto, cuando vi la cara del conductor pude volver a respirar normal.
Era Frey, lo recuerdan? El chico con el que choque en mi primer día, pues el. Estaba hay sonriéndome, entonces habló.
–Bea, por dios que haces hay mojandote anda sube – dude miraldolo – corre te resfriaras, te llevaré a tu casa – mierda, no me quedaba de otra, le di la vuelta al carro y subí
–Perdon, mojare tu auto – le dije nerviosa.
– No pasa nada Bea – dijo mirando y empezando a conducir – dónde vives ? – mmm debería decirle, no es muy normal que subas a una extraña con la que checaste a tu auto, y también no puedo ir a mi casa ahora.
Trataré de ingeniarmelas.
– y bien? – el me miró esperando una respuesta.
– Derecho, y después de dos cuadras das vuelta a la derecha – realmente no sabía a dónde íbamos a llegar, pero no podría arriesgarme.
...
Cuando dio la vuelta donde le indique, le dije que parara enfrente de una casa x.
– Bien, has llegado a tu destino – hablo, parando el auto y sonriéndome.
– Si, gracias. – respondí mirando mis pies – Supongo que te debo una je.
– Supongo que si – dijo el – tal vez... – o no, no no. – podrías invitarme un día a cenar, que opinas – pregunto.
– Si claro – debes aprender a decir que no Bea – lo haré – dije sin más.
– Perfecto – respondió el muy sonríente – Miércoles a las 8 en punto paso por ti – pero- – que tengas una linda noche Bea – Le di una sonrisa, más bien fue una mueca empezando a abrir la puerta para bajar.
La cerré y me despedí de el con la mano. Lo vi marcharce, esperando a que diera la vuelta para comenzar a marcharme yo.
Por suerte había un hotel cerca, definitivamente esta noche no iría a casa. Es peligroso con ellos aquí, tendré que ser más cuidadosa, no dudo que en cuál quier otro momento se aparezcan.
El es capaz de hacer todo por conseguir lo que quiere y eso lo tengo bien claro.
