"Todo cuanto vive está diseñado para morir"
La tierra es el centro de una batalla interminable entre máquinas y androides. Relatos sobre múltiples personajes de Nier: Autómata.
Clasificación: Todos. (Video de la parte superior con contenido violento)
Palabras: 460.
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2B no estaba acostumbrada a mirar su rostro, era incapaz de recordar la última vez que se detuvo enfrente de algún tipo de espejo o material reflejante para verse a la cara. Y sobre todo, no podía pensar en una sola ocasión donde se hubiera visto sonriendo; quizá era porque nunca lo había hecho.
Por un momento pudo jurar que ese día era tan solo una terrible pesadilla: Las oleadas interminables de máquinas asesinas al acecho, la destrucción del bunker, la pérdida de sus compañeros de YoRHa, el virus lógico, todo. Pero como si se tratase de un golpe de realidad, sus ojos se volvieron a encender en un furioso tono escarlata.
Bajó la cabeza al polvoriento suelo, aceptando la amarga verdad. Su mirada se desvió del reflejo que producía "contrato virtuoso", la que hasta hace unos instantes, era su espada. A2 ahora la empuñaba por petición de ella, mientras la veía sin supuestas emociones, esperando su confirmación para llevar a cabo lo que era inevitable.
2B no pudo evitar pensar en todo lo que vivió para llegar a ese momento, las decenas de encargos y misiones que cumplió en busca de la victoria de sus amos. Se suponía que como androide no tenía sentimientos, sin embargo, ahora estaba frustrada por fallar, triste por perecer, nostálgica por sus experiencias, y contenta, por descubrir que era capaz de hacer y sentir más de lo que esperaban sus creadores.
Y sabía que, de alguna forma, una gran parte de ese enorme cambio se lo debía a 9S.
No tenía palabras para agradecerle. Siempre había estado a su lado, apoyándola más allá de lo que dictaba estrictamente su programación. Su curiosidad, humor y comentarios le habían resultado molestos en un inicio, pero ahora, era lo que más añoraba. Podía imaginarlo corriendo hacia ella para ayudarla, pero él ya había hecho suficiente. Alejarlo, fue lo mejor que pudo hacer para salvar su vida. Estaba convencida.
Volviendo a sentir una corriente eléctrica que corrompía sus circuitos motrices, se dio cuenta que no le quedaba mucho tiempo. Levantó la cabeza una última vez para darle el asentimiento final a A2. La aludida le devolvió el gesto, sin perder la misma expresión fría. Sin decir una sola palabra, le clavó la espada en el estómago. La otra mujer androide soltó un pequeño gemido de dolor ante el impacto, en tanto que una sustancia rojiza emergía del área afectada y sus últimas fuerzas comenzaban a abandonarla.
—¡2B!
El grito desesperado hizo voltear a la susodicha, y ahí, de pie, en el puente colgante, lo vio:
—9...S.
Sonrió, agradecida de que lo último que reflejaran sus ojos fueran el rostro de su fiel compañero. Y de esta forma, se derrumbó en el polvoriento suelo para no volver a levantarse.
