Solo quería enamorarse profundamente y ser correspondida, vivir ese gran sentimiento como sus padres quienes desde muy jóvenes se conocieron en los campos de su villa, sin nadie que se interpusiera en sus sentimientos para formar una familia, eso e...
— ¡Ay! –se quejó en voz alta haciendo que todas las miradas de sus demás compañeros se posaran en él. — ¡Omoi, pero qué carajos viejo! – no pudo evitar lanzar una mirada dura hacia la persona causante de aquel dolor, se quejó sobándose la cabeza sentándose de forma recta.
—Pues tú, llevo rato pidiéndote la tarea de biología, lamento interrumpir tu sueño embellecedor. Bueno... la verdad no jajajaja.
—Al parecer alguien se levantó de malas.-una voz femenina se unió a la conversación. —Causando problemas tan temprano, típico de ustedes.-expreso Karui con burla al mismo tiempo que se acomodaba en su lugar para sacar sus cuadernos.
Menma no contesto, en lugar de eso volvió a recostarse en su mesa dispuesto a reiniciar su tan anhelada siesta.
— ¿Y este qué le pasa? –pregunto Atsui mientras se acercaba a ellos. —Déjame adivinar, otra vez no lograste dormir. Creí que con nuestras recetas lo lograrías.
— ¿Te refieres a los brebajes de tu abuela? –interrumpió Omoi haciendo una mueca de asco.
—Por favor dime que no usaste las recetas que te dio Atsui. –anexo Karui.
— ¡Oigan! Estoy aquí –expreso indignado. —Para su información mi abuela es una experta en remedios naturales, si, sabrán horribles pero, funcionan.
—Lo que tú digas. Oye Menma, deberías de ir al doctor, me sorprende que a estas alturas tu tía no te haya dado nada.
—No quiero molestarla con tonterías. –dijo desde su posición.
—No es normal. Para ser tonterías lo llevas al extremo, no has descansado bien, eso de oír ruidos por la noche como llantos o quejidos no es normal. Y menos si te dejan así. –expreso Karui con una cara pensativa.
— ¡Fantasmas! Se los dije chicos, se los dije.
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