Una nueva esperanza

Capítulo 88

Capítulo 88 (final)

Ser vampiro había sido una de las cosas más difíciles a las que me había enfrentado en toda mi existencia, pero después de tanto tiempo estaba completamente segura de que había valido la pena absolutamente por todo.

Atrás había quedado ya esa siniestra etapa de descontrol y frenesí por la sangre humana. Había logrado superar todo eso después de tantos años, y no podía evitar sonreír al recordar mis comienzos, donde creía que aquello nunca cambiaría.

-Ya están aquí. –Comentó Carlisle entrando en nuestro dormitorio con una amable y bella sonrisa; su sonrisa siempre eterna y llena de belleza.

-Puedo olerlo desde aquí. –Respondí con la misma alegría, clavando mis ojos dorados en los suyos, para responder a su gesto cómplice.

Ambos salimos de la habitación agarrados de la mano, caminado hacia el salón donde esperamos expectantes la llegada de Albert y su novia, a la cual íbamos a conocer.

Al cabo de unos pocos minutos el joven rubio entró junto con una chica. Era unos centímetros más baja que él, de cabellera dorada y ondulada. Desde luego muy guapa.

-Papá, mamá, está es Lily. –La presentó nuestro hijo con una sonrisa igualita a la de su padre, mientras la joven nos daba la mano a ambos. Sus ojos verdosos se posaron levemente en los nuestros, demostrando su timidez. 

-Nos alegra conocerte, Lily. Albert no nos había hablado de nadie que le gustara tanto desde que tenía 16 años. –Dije divertida al separarme de ella, volviendo entonces  a contemplar el rostro de mi hijo con aquella sonrisa llena de alegría. Poco después Albert habló.

-Dentro de una semana nos iremos a Washington, al fin le han dado ese trabajo a Lily en la redacción. Sé que es antes de lo que os conté.

-Tranquilo, hijo. Es maravilloso que os vaya tan bien. Seréis muy felices juntos.

-Gracias, Papá. –Agradeció Albert, para después cambiar de tema ante el silencio incómodo. –Voy a enseñarle la casa y después seguiremos hablando.

-Claro, estaremos aquí.

La pareja comenzó a alejarse escaleras arriba, dejándonos solos en la gran estancia. Mi mirada los siguió hasta perderlos de vista, sintiendo nostalgia incluso antes de que Albert se hubiera ido ya de casa.

-Sabes que está preparado, le irá bien. Incluso es probable que se casen pronto, se quieren mucho. –Dijo Carlisle abrazándome por la cintura hasta tenerme de frente. Fue entonces cuando posó sus ojos en los míos.

-Lo sé, y me alegro muchísimo. Sé que le veremos con frecuencia, pero no puedo evitar sentirme así... es nuestro hijo.

-¿No te recuerdan a alguien? –Susurró, ampliando su sonrisa.

-A nosotros, claro. ¿Recuerdas cómo nos conocimos?

-¿Bromeas? Jamás podré olvidar ni un segundo pasado a tu lado, Nadine. Recuerdo como evité que cayeras al suelo, y tus lágrimas. Pero también recuerdo las ocasiones posteriores cuando comenzamos a salir. Te ruborizabas mucho.

-Sí, es cierto, no me lo podía creer. Eras como un ángel caído del cielo, fuiste una nueva esperanza en mi vida, la única. Y después de veinticinco años siento exactamente lo mismo por ti.

-No; es algo más grande y más intenso. Algo que durará para siempre.

-Quién nos hubiera dicho entonces que tendríamos un hijo y que se enamoraría de una humana... ha salido a su padre sin duda. –Añadí sonriendo ampliamente al rememorar nuestro pasado, antes de que nos besáramos con ternura. Sin duda nuestro amor seguía siendo muy fuerte.