Capitulo Quince. El accidente

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Tiempo.

El Domingo había pasado rápido, después de que Eric dejará a Cordelia en su casa el sábado, tuvo toda esa noche y el domingo para procesar lo maravillosa que había sido su cita. Ambos chicos estaban experimentando una euforia interna que el otro había causado.

Ahora era lunes por la mañana, Eric había pasado por Cordelia y se habían ido juntos a la universidad, Cordelia tomó sus clases como siempre, tenía mucho sueño y se estaba quedando dormida así que decidió ir al baño para despertar un poco.

Llego al baño y se miro al espejo, se veía notablemente cansada pero arreglada igual que siempre, una de sus cualidades era que siempre encontraba la manera y el tiempo de arreglarse un poco.

Salió del baño y se dirigió al edificio donde estaba su salón, cuando llegó a uno de los pasillos donde quedaban las escaleras que la llevarían a su destino, pudo notar a alguien muy conocido sentado en una de las bancas que estaban ahí.

Eric estaba sentado, tenía las manos entre su cabeza y se veía frustrado, Cordelia se acercó a él, estaba preocupada, y quería saber que era lo que pasaba.

-Eric, ¿estás bien? -fue lo único que la chica pudo decir.

Eric levantó la cabeza, se veía triste, una expresión de frustración estaba marcada en su rostro, sin embargo, se relajó un poco al mirarla.

-Cordelia... -Eric no dijo más.
-¿que tienes, estas bien? -preguntó ella casi como un susurro, le había parecido raro que la llamara por su nombre completo, ya que los últimos días le había dicho Lia todo el tiempo.

-Si estoy bien, no te preocupes - tomó su mano y la acaricio un momento - ve a clase o van a regañarte -dijo sonriendo un poco.
-No me importa, quiero saber que te pasa -ella tenia una voz preocupada, lo quería, ella lo sabía, y no le gustaba verlo mal.

Eric la miro unos segundos, parecía estar debatiéndose sobre sincerarse o no con ella, Cordelia lo noto y decidió hablar.

-Dime que te pasa, háblame, no voy a juzgarte, lo prometo -dijo ella incandose para quedar a la altura de él.
-Es mi padre... - dijo el sin más.
-¿qué ocurre con el? -preguntó ella.
-Es un hombre difícil, siempre quiso que estudiara una ingeniería, así que cuando se enteró de qué estudiaría literatura se decepcionó mucho de mi, cada vez que puede me recuerda lo decepcionado que está de que tomará esa decisión, y hoy en la mañana tuvimos una discusión...

El silencio se hizo presente en la conversación, Cordelia simplemente miraba a Eric prestando atención y escuchando su historia, no quería presionarlo para hablar y parecía estarle costando.

Eric la miro y sus ojos se volvieron rojos y parecían a punto de llorar.

-Mi madre acaba de llamarme diciéndome que mi padre tuvo un accidente y está en el hospital. -Eric no pudo retenerlo más y comenzó a soltar pequeñas lágrimas que bajaban de su rostro.

A Cordelia se le hacía pequeño el corazón, no le gustaba verlo mal y le dolía verlo sufrir. Tomó sus manos para transmitirle un poco de su cariño.

-Estaba enojado con él, y el se fue enojado conmigo, no quería que nada malo le pasara, no quería que pasara esto.

Cordelia se sentía mal, no le gustaba que Eric se sintiera culpable por algo que claramente no era su culpa, tomó su mano y levantó su barbilla para que la mirara.

-Oye... si sabes que esto no es tu culpa ¿verdad?, que a veces los accidentes pasan y no es algo que podamos controlar, no es tu culpa que tu papá tuviera ese accidente. -dijo ella tratando de hacer que se calmara.
-Pero él se fue enojado conmigo, quizá eso hizo que se distrajera y tuviera el accidente. -la voz de Eric reflejaba culpa y arrepentimiento.

Cordelia pensaba que era injusto culparse de algo así, los accidentes son inevitables, suceden, y se llaman así porque si hubiera una manera de evitarse no ocurrirían.

Eric comenzó a llorar un poco más, parecía estar entrando en pánico, estaba asustado, era obvio, su padre está en el hospital y él se sentía el causante de ello.

-¿Que harás? -preguntó Cordelia
-Mi madre me dijo que saliendo de la escuela fuera a verlo, y que los horarios de visitas cerrarían a las ocho así que tenía que pasar temprano para poder estar un rato con él, pero...
-¿Pero qué? -preguntó ella tomando sus manos.

-Tengo miedo de ir a verlo...no sé si podré -Eric comenzó a entrar en pánico de nuevo mientras hablaba. - ¿qué pasa si no ha despertado? O ¿si está enojado? O ¿si ya no despierta por mi culpa? -comenzó a agitarse, se veía realmente asustado.

Cordelia no sabía cómo tranquilizarlo, no sabía cómo decirle que tenía que estar calmado y que todo saldría bien.

Quería que dejara de sentirse como se sentía. No sabía qué hacer o qué decir, sólo quería decirle que lo quería y que estaría para él pasará lo que pasará.

Entonces, así como un impulso, Cordelia tomó su cara entre sus manos y lo besó. Lo beso tratando de transmitirle todo el cariño que le tenía, tratando de decir en ese beso que todo estaría bien, y que ella estaría a su lado.

A Eric le tomó por sorpresa, era la primera vez que Cordelia daba el primer paso en uno de sus besos, se sintió extrañamente más tranquilo y feliz que hace unos momentos y el miedo y el pánico que sentía parecía haber disminuido un poco.
Ese era el poder que tenía en él, podía hacerlo sentir bien en cualquier situación.

Cuando se separaron Eric acarició las manos de Cordelia y le dio una sonrisa sincera, el pánico parecía haberse ido un momento.

Ella estaba levemente roja, nunca había tenido el valor de besarlo primero.

-¿Quieres que te acompañe? -preguntó ella dudosa, no quería incomodarlo ni ser inapropiada.
-Eso me encantaría, me ayudaría mucho tenerte a mi lado. -dijo el más calmado y con una ligera sonrisa en su rostro.
-Bien entonces iremos ¿A qué hora pensabas ir?
-Saliendo de clases.
-Perfecto, le avisaré a mamá solo para que no se preocupe ¿Vale? -dijo ella con una sonrisa tranquila.
-Vale -respondió el sonriendo.

Ella lo miro, aun se veía preocupado.

-Te prometo que todo estará bien, no tienes de qué preocuparte -dijo ella y antes de que pudiera continuar los brazos de Eric la rodearon.
-Gracias Lia... -susurró el en el abrazo
-¿Porque? -preguntó ella en el mismo tono
-Por estar conmigo, eres muy especial para mi... ¿Lo sabes?
-Y tú lo eres para mi...

Y después de un momento así, y con sus corazones latiendo a toda velocidad ambos se despidieron y se fueron a clase.

Más tarde tendrían que ir a un hospital, enfrentar un momento difícil quizá, pero sabían que estarían más unidos y conectados que nunca, que la sinceridad de ambos en este momento había sido la muestra de que estar juntos era la mejor "casualidad" que les había pasado.

QuiméricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora