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Sᴇɴ̃ᴏʀɪᴛᴀ Bᴀᴜᴍᴀɴɴ
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27 de julio de 2021

Dedrick

No me muevo ni siquiera cuando veo como se llevan a la señorita Baumann fuera de la habitación, hay un dolor débil en el lado izquierdo de mi abdomen a causa de los golpes. Ni siquiera sé porque trate de ayudarla antes aun sabiendo que no conseguiría mucho teniendo la cadera lastimada, pero el escuchar como uno de los matones de Akira daba insinuaciones de lo que haría con la doctora, no le costó mucho a mi mente conectar claves para saber qué sucedería si no cambiaba su punto de atención en ese instante.

Y funcionó.

No dude que pasara lo contrario, el ser humano es predecible a cualquier persona que tenga uso completo de la mitad de sus neuronas. Aun así, persiste la misma duda, ¿Por qué lo hice? Suelto una risa seca ignorando las personas a mi alrededor o mis pensamiento, solo rio a carcajadas, cada vez más fuerte que hasta llego a la necesidad de inclinar mi cabeza hacia atrás. Necesito acelerar el proceso.

- ¿Qué le causa tanta gracia a nuestra Anita la huerfanita? – El hombre calvo sostiene mi cabeza colocándola en posición de que nuestros ojos se miren fijamente, al tiempo que entona cada palabra como si hablara con un bebe.

- Nada. Simplemente pienso en lo entretenido que será esto.

- Al fin estamos de acuerdo en algo. – Choca la palma de su mano en la zona de mi cuerpo lastimada y se aleja de espaldas a mí. – La jefa dice que es imposible hacerte gritar, y a mí me encantan los retos. – escucho como unos objetos de metal chocan entre sí, es un sonido delicado, de seguro instrumental pequeño. Gira su cuello para verme.  – ¿Qué crees? Tengo permiso completo de hacerte lo que yo quiera. – Camina lentamente hacia mí con unas agujas gruesas en su mano. – Te hare sufrir tanto que no solo gritaras, sino que suplicaras porque acabe con tu lamentable vida.

- Wow, excelente discurso de matón de mafia. – Paso la lengua levemente por entre mis labios. – Sinceramente esperaba un poco más, se siente la baja calidad. Algo repetido, ¿no crees? Pero ¡Ey, si no estuviera atado de seguro te doy unos cuantos aplausos por el esfuerzo! – El calvo no se mueve ni un centímetro, solo me mira interrogante. – No te ofendas, querido cenutrio. Si quieres puedes intentarlo de nuevo y todos actuamos como si no hubiera pasado nada, ¿Eso te haría feliz y quitar el ceño fruncido? –  Hago un puchero e inclino la cabeza de lado. – Nahhh, esa cara arrugada es por otra cosa, ¿Mami ya no te compra ropita decente y nuestro querido cenutrio tiene que usar algo comprado en tiendas de descuento? – El solo me mira para luego soltar un bufido y caminar lejos de mi vista. – No te sientas mal cenutrio, todos tuvimos un mal momento. Te aseguro que ese de ahí ayer no tuvo sexo con su esposa. – Señalo a uno de los guardias en la entrada. -Por cierto, lindo anillo. – Le guiño un ojo y muevo la cabeza indicando la joya su mano derecha.

Estaba por mencionar el cómo Anita la huerfanita se siente como un insulto que no se pensó mucho, además de insulso; cuando siento que el hombre calvo que ahora está detrás de mi dobla mi mano para tener vista fija de esta. No logro ver que hace, pero logro presumir que sucederá en el momento que algo atraviesa totalmente la cavidad entre carne y uña de mi dedo anular. Todo comentario se queda atorado en mi garganta al instante.

- ¿Acaso se te acabaron los chistecitos? ¿O es por la pequeña aguja que se atoro en tu dedo? – Cenutrio camina hasta estar en frente de mí, y me mira con una sonrisa. – Esperaba más de ti Anita, de seguro que se siente como un simple pellizco.

Destinado por SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora