Madre

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¡No digas eso! se que puedes hacerlo, inténtalo ¡por favor! -se arrodilla y suplica- ¡por favor hazlo! ¡salva a nuestro padre Lea! -Continua llorando y suplicando-

¡Levana ya basta! Lo estuve intentando toda la noche, ¡no pude hacerlo! -Grito enojada y llorando- 

En eso entra la mucama que ayudaba a su padre en su casa

Señorita Levana... Vámonos a casa, aun no ah comido nada -Dijo la mucama- Tranquila señorita... -Tomo a Levana de la mano y salieron de la habitación en donde estaba su padre y se fueron-  

Me acerque a mi padre y me senté a su lado esperando a que despertara, Después de un tiempo mi padre despertó, estaba muy cansado y me dijo que seguiría contándome sobre lo que había pasado. 

Te contare sobre tu madre, hija

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Te contare sobre tu madre, hija. Un día cuando era mas joven, yo estaba practicando con la espada en el jardín con mis demás compañeros, ese día tu madre quiso entrenar con nosotros, le dije que podía entrenar conmigo, ella era muy fuerte, valiente y también cuando la vi supe que era la mujer mas hermosa y audaz que había visto, todos los días entrenábamos a la misma hora y después del entrenamiento nos la pasábamos hablando el uno del otro, de lo que nos gustaba y lo que queríamos hacer en un futuro, ella no quería ser solo una princesa, ella quería ser algo mas, ella quería viajar por el reino y hacer cosas nuevas. 

¿Cómo era mi madre? físicamente -Pregunto Lea escuchando atentamente a lo que decía su padre.

Tu madre, Denisse, se parecía mucho a ti, tenia el cabello largo de un color castaño claro, sus ojos, sus hermosos ojos eran color avellana, tenia una hermosa sonrisa, siempre estaba vestida con lindos vestidos, aunque a ella no le gustaban mucho -Respondió aquel hombre recordando lo hermosa que era su esposa- 

Tu madre, Denisse, se parecía mucho a ti, tenia el cabello largo de un color castaño claro, sus ojos, sus hermosos ojos eran color avellana, tenia una hermosa sonrisa, siempre estaba vestida con lindos vestidos, aunque a ella no le gustaban mucho ...

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Al señor Lisandro ya no le quedaba mas tiempo de vida

Mi tiempo se esta acabando hija... Perdóname por no poderte decir mas, Lea debes ir al reino de tu madre -Dijo mientras tomaba la llave que tenia Lea- La puerta que abre esta llave es hacia un bosque que te llevara a un reino en el esta escondido el diario de tu madre -La ve serio- En mi habitación esta el mapa que te ayudara a encontrar el reino -Continuo- Ella me dijo antes de que muriera que lo buscaras por que ahí estaba la verdad de lo que había pasado hace 18 años

Lea miro el reloj y vio que ya casi terminaban las 24 horas que les había dicho el doctor, Con sus ultimas palabras y su ultimo aliento tomo la mano de su hija, le beso la frente y le dijo que la amaba y que iba a cuidar de ella siempre. 

Papa por favor... no me dejes sola -Ella lloraba por su padre que el con una sonrisa y lagrimas cerro los ojos lentamente e iba soltando la mano de su hija. Cuando su corazón dejo de latir Lea no aguanto el sufrimiento, lloro y grito muy fuerte- ¡¡¡PAPA!!! 

"Por fin podre volver a encontrarme contigo y no irme jamás de tu lado"

"Por fin podre volver a encontrarme contigo y no irme jamás de tu lado"

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Ese fue su ultimo pensamiento y después se reunió con su gran amor

Cuando mi padre falleció, al día siguiente fuimos a velarlo al jardín que tanto había cuidado, ese día era un día muy frio y lluvioso. Levana, yo y la ama de llaves llamada Alicia, le hacíamos compañía a nuestro padre, Levana con ira en sus ojos me replico "¡¡Por que no lo salvaste!!" ¡Esto es tu culpa! No tenias que ir con nuestro padre a preguntarle cosas estúpidas que tal vez sean falsas - Replico con un tono burlón e hiriente- ¡Pero claro! La señorita curiosidad quería saber la verdad -Empujo a Lea y le grito- Yo estoy muy feliz con mi vida y si tu no lo estas ¡vete entonces! -Levana vio con desprecio a Lea y se retiro-

NARRA LEA

Cuando Levana se fue me quede pensando en lo que había dicho, estaba de rodillas llorando y podía sentir como el agua mezclaba con mis lagrimas, mis manos cubrían mi rostro en señal de vergüenza, me sentía tan incapaz de no poder haber sanado a mi padre tal vez Levana tenia razón... Yo mate a nuestro padre. Cuando estaba perdiendo el control de mis pensamientos la señora Alicia toco mi hombro y me dijo.

Señorita -Dijo la señora Alicia cubriendo de la lluvia a Lea con una sombrilla- Usted no tuvo la culpa, tarde o temprano su padre tenia que decirle la verdad, además su enfermedad ya estaba muy avanzada -Dijo con un tono de voz suave y tranquilo viendo a Lea- Usted hizo todo lo que pudo, no se sienta mal por eso... Es hora de entrar a la casa -Lea con lagrimas en los ojos volteo a ver a Alicia, tomo la sombrilla, se levanto, le agradeció y se fue de la mano de ella, despidiéndose así de su padre.

 Es hora de entrar a la casa -Lea con lagrimas en los ojos volteo a ver a Alicia, tomo la sombrilla, se levanto, le agradeció y se fue de la mano de ella, despidiéndose así de su padre

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NARRA LEA

Pasaron unos días de aquella dolorosa despedida, aun me sentía muy mal, en la escuela e incluso en casa Levana me evitaba, hasta se había cambiado de asiento en clase, la forma en la que me veía y me trataba me hacia sentirme culpable y mal por todo lo que había pasado últimamente. Pero también estaba muy distraída pensando en lo que mi padre me había contando antes de fallecer, pensaba en Levana y en si era verdad lo del diario de mi madre. Cuando salimos de la escuela y ya estando en casa pensé que tenia que tratar de hablar con Levana y explicarle lo que me había dicho mi padre y lo que me había contado mi padre... Pero...





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