Dios de la forja

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*Este capítulo a sido editado.

Capitulo 001 - Dios de la forja

El susurro del viento acariciaba suavemente su rostro mientras su mente emergía de un sueño profundo. A medida que los velos de la inconciencia se desvanecían, una extraña sensación de desconcierto se apoderaba de su cabeza. Abrió sus ojos con lentitud, solo para encontrarse coon un entorno desconocido, completamente diferente al que recordaba horas antes de irse a la cama.

Parpadeo una y otra vez, esperando asimilar lo que veía a su alrededor. Los techos altos y ornamentados, las paredes de piedra labrada y los candelabros colgando del teco le indicaban claramente que no estaba en su hogar. Una inquietud inexplicable se apoderó de su corazón mientras su mente buscaba la manera de recordar cómo había llegado allí.

El no saber dónde se encontraba, lo aterraba y hacía que ideas descabelladas llegaran a su cabeza. Regreso hasta el último detalle que recordaba, necesitaba encontrar un sentido a todo lo que le estaba sucediendo, pero era imposible, su día había sido bastante común, no había nada que lo llevara a pensar como había llegado allí.

La paranoia y el miedo intoxicaron su cabeza y la inundaron de preguntas. ¿Y si lo habían secuestrado cuando dormía?, ¿no tenía el sueño tan pesado, se despertaría a mitad de trayecto si hubiera sido así, pero y si lo drogaron con algún somnífero?, nada tenía sentido. Pero, aun así, pese a todo el caos que ahora era su mete, entendía que no era seguro quedarse en ese lugar, tenía que largarse cuanto antes.

Tensiono los músculos de su espalda y se impulsó fuera de la cama de un salto, quería correr de ahí, alejarse todo lo que pudiera, pero cuando sus piernas tocaron el suelo y los dedos de sus pies sintieron el frio de las baldosas, sus rodillas temblaron e hicieron un crujido lamentable que hizo eco por toda la habitación, seguidamente su estabilidad desapareció y cayo de cara al suelo.

Soltó un aullido lamentable en respuesta y acerco sus manos para sobar el lugar en donde se había golpeado.

Por un momento, la descomunal intensidad de sus antebrazos opacó toda su atención, consiguiendo qué el dolor que había sentido no hace menos de un minuto dejara de sentirse. Eso o se había olvidado completamente que lo tenía...

Palpando su propio cuerpo, se dio cuenta de que incluso su apariencia física había cambiado. Sus manos, una vez familiares, ahora eran completamente diferentes. Su piel parecía más oscura y aspera a su vez la cantidad de vello corporal era significativamente mayor a lo que tenía antes. Un escalofrió recorrió su espina dorsal e involuntario a sus pensamientos, el terror y la confusion lo hicieron gritar.

"Ahh!"

Su voz era mucho más gruesa ahora, con un tono ronco y desgastado, parecido a la voz de alguien con problemas pulmonares. Su cabeza empezó a sudar, intentando encontrar alguna razón lógica que le explicara lo que estaba sucediendo.

Cómo una persona escéptica que no creía en las supersticiones hizo lo primero y más sensato que se le ocurrió. Adjudicarlo todo a un sueño. Porqué así todo tenía una explicación, estas cosas tan ficticias solo podían ocurrir en un mundo igual de irreal como el de un sueño. Tenía que ser así, tenía que estar soñando...

Desesperado por no poder despertar, intento levantarse de nuevo, pero el resultado fue aun más lamentable que el anterior, sus piernas no respondían como antes, eran lentas y sus articulaciones simplemente eran tiesas, como las de un muñeco.

"¡Ya muevanse!" Le grito a sus pies y los golpeó. Lo que lo llevó a soltar una biblia entera de malas palabras por el dolor que se había inducido a sí mismo.

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