Del poliamor y otros pecados del Catolicismo ≤NoReMin≥

Beside You

— sometimes when you crying you have to ask yourself — dijo Jaemin con un perfecto inglés y las manos en los bolsillos de su pantalón mientras se balanceaba en un solo pie — am i dating a boy? or an onion?

— shut up, idiot* — respondió esta vez el Canadiense ya completamente fastidiado del mismo tema.              

Mark no sabía si llorar o reír ante las ocurrencias de su amigo. Si bien había peleado fuertemente con su novio, no podía permitirse sufrir en paz a causa del chico que decía llamarse su mejor amigo y no le dejaba subirse a su propio auto. Ahora se encontraban ambos chicos parados en frente de la universidad del menor.             

— Quítate estorbo, si vuelvo a llegar tarde por tu culpa te asesino, ya cumplí mi labor de traerte ahora permiso.

— No me cambies de tema Mark, estábamos hablando de Haechan, si antes no lo odiaba creeme que ahora si, 2 años de pareja ¿Y no aprende a superar sus malditos celos?

Mark giró los ojos y se cruzó de brazos — bueno no puedes culparlo, ya sabes que es un poco inseguro y es que Yuta lo intimida.

— ¡A la mierda con Yuta! Ni siquiera lo conozco pero puedo estar seguro que el chico no es la gran cosa como para que ande "intimidando" al idiota de tu novio — Jaemin se metió un dulce en la boca y dejó que el sabor recorriese todo su paladar mientras meditaba sus próximas palabras.

— Wow, Na Jaemin diciendo groserías, esto se ve dos veces al año ¿Acaso ya es hanukkah?

— Muy gracioso Lee, pero en serio, ¿Entonces simplemente por qué tú amigo lo intimida tiene que reclamarte de esa manera? Y además tiene el descaro de hacerte llorar, como si tú tuvieras la culpa.              

Era jueves en la mañana, las clases de ambos comenzaban a las 3 de la tarde por cual (como siempre) pasaron todo el día en la casa del mayor, hablaban de cualquier frivolidad y se divertían escuchando la música que más amaban, hasta que Haechan decidió llamar a Mark, cosa que terminó en un llanto casi incontrolable.

Mark y Jaemin son amigos desde que tienen memoria, y si por Na fuese daba su vida con tal de salvar la de su mejor amigo, lo cual también implicaba odiar a cualquiera que le hiciese daño a su pequeño Lee.            

—Oh no, conozco esa mirada — dijo el menor después de señalar acusatoriamente a Mark — estás a punto de justificar al estupido de Hyck, y ni creas que lo permitiré, not in front of my salad.

— Oh c'mon!* es solo que lo entiendo un poquito ¿sabes? él en ser-

— ¡Él nada! — interrumpió NA — seguro ese tal Nakamoto Yuta es hetero o quien sabe, la cosa aquí es que Lee Dong Hyuck puede meterse sus estupidos celos por el culo.

— Señorito Na, me sorprende escuchar ese tipo de vocabulario viendo de alguien tan decente como usted.      

Jaemin se quedó congelado al escuchar aquella voz, la voz que había estado atormentado sus sueños y pensamientos los últimos días, y ahora simplemente se mordía el labio esperando poder tener fuerzas para reaccionar.                

— Si no entras pronto a clases Taeil-ssi nos va a regañar a ambos ¿No crees? Aunque esté ausente un tiempo sigue siendo parte de esta institución y lo respetamos mucho.

Mark miró detenidamente al muchacho en frente suyo, frunció el ceño preguntándose si era alguno de los compañeros que frecuentaban molestar a Jaemin.            

— Señor Lee, claramente no pretendo revelarme ante las reglas del señor Taeil, por eso mismo deberíamos usted y yo irnos inmediatamente a clases.                

La formalidad con la que aquellos dos hablaban era realmente irónica y solo pretendía burlarse el uno del otro, pero Mark no entendía eso y simplemente estaba parado ahí observando como comentaban cuando apreciaban al coordinador Taeil, y que a raíz de un retiro indefinido lo extrañaban mucho.          

— Nana me tengo que ir — el pecoso por fin se había atrevido a hablar y después de hacer una reverencia ante Jeno se subió a su auto no sin antes voltearse y decir con una sonrisa — no sé quién será ese tal Taeil pero se nota que lo quieren mucho.              

Jeno sonrió de lado y tomó la mano de Na logrando que este se sonrojase completamente. Antes de empezar a caminar logró susurrarle con indecencia.             

— Es hora de romper unas cuantas reglas, señorito Na, y qué mejor manera de hacerlo que a su lado.