Mi amigo secreto

03

Mauvais

Podemos dormir esta noche.
Camina conmigo, dentro de la verdad, fuera de tus mentiras.
Exaltate, hazlo para mantenerte vivo.
Cumple con tu deber.
Extraño es el universo y el hábito de la libertad es destructivo con el tiempo.
Y todo lo que sabes no es suficiente para sobrevivir.

Will volteó su mirada hacía al buro del lado derecho, había traído consigo su reloj digital y quería ver la hora. Sospechaba que serían las tres o cuatro de la mañana. Pero en ese mismo instante los números parecían diluirse cual agua. Will se tocó la cara con frustración y de momento tuvo frente a él, a aquella misteriosa mujer. Su semblante no había cambiado, ella seguía manteniendo la misma mirada impregnada a muerte. Aunque esta vez, ella sostenía en un brazo un ramo de rosas blancas y en la mano izquierda tenía un cuchillo ensangrentado.

Will se incorporó completamente de la cama y trato de acercarse hasta ella. Solo dio unos cuantos pasos, cuando de repente a esa mujer le crecieron una especie de alas de la espalda. Esas alas eran de su propia piel y le daban un aspecto de ser un ángel sacrificado.
-¿Tú me sacarás de aquel lugar tan profundo?

Will por fin despertó. Eran las nueve de la mañana. Toda la noche había tenido pesadillas y alucinaciones. Su mente parecía ir más rápido que nunca, es como si siempre le recordara que debía estar alerta.

Unos toques en la puerta lo hicieron volver del todo a la realidad.
-Adelante- dijo él con cansancio
-Will, buenos días- saludó Hannibal
-Doctor Lecter...
Will tenía un aspecto tembloroso y por eso Hannibal se acercó hasta él. Después coloco su mano en la frente del agente. El contacto de aquella mano tan fría, hizo que Will se sobresaltara, pero no se retiro, al contrario solo se dejo hacer.
-Will, por qué no me habías dicho que tu estado había empeorado- dijo él con tranquilidad
-No es muy relevante, doctor- contestó Will con una voz temblorosa
Hannibal le dio una mirada condescendiente y dijo, -tienes mucha fiebre y dudo que hayas podido dormir bien, verdad.
Will desvió la mirada.
-Dime qué es lo que te atormenta- preguntó el psiquiatra.
-Ahora, no estamos en consulta, doctor
-Pero aún así puedes decírmelo y quizá yo pueda ayudarte- insistió Hannibal
Will pareció ceder y comenzó a hablar.
-Desde hace un par de semanas sueño con una extraña mujer que parece que está muerta y al mismo tiempo sigue viva...
-Piensas que puede ser una siguiente víctima- preguntó Hannibal
-No lo sé, pero siempre me dice cosas. Hoy dijo que si yo podría sacarla de algún lugar muy profundo, y además, ella parecía tener una especie de alas como si fuera un ángel, pero el arma que tenía en la mano puede sugerir que sea un demonio, aunque no podría afirmarlo- dijo Will con duda
-Dudo mucho que sea una distorsión, ya que no hay un centro espiritual en el cerebro, cualquier idea de lo divino viene del trabajo conjunto entre muchas áreas mentales distintas- explicó él

En ese momentó el télefono de la habitación sonó. Will contestó.
-Buen día, señor Graham. Tiene una llamada del inspector Lestrade. Le comunico- dijo la recepcionista.

Muy pronto la voz Lestrade se escuchó por el auricular.
-Agente Graham
-Inspector
-No quisiera importunarle. Pero nos han informado que encontraron un nuevo cadáver, por lo que le pido si puede venir a la brevedad- comentó él
Will tuvo una leve sensación de angustia mezclada con miedo, pero respondió.
-Sí, en un par de horas estoy ahí.

Después del agradecimiento del inspector, la comunicación se cortó. Hannibal ya lo había escuchado todo, pero aún así preguntó.
-Era el inspector Lestrade...
-Sí, hay un nuevo cadáver y debo...bueno debemos ir- dijo Will y muy pronto se puso de pie
-Pero en tu condición, Will es muy arriesgado- advirtió Hannibal
-Es mi deber, además estoy seguro de que se trata del Bufalo Bill, y quiero acabar con esto de una vez- mencionó él
-Bien, sabes que respeto tu decisión y no dudes en que te acompañe. Te espero en la recepción- mencionó Hannibal
Will asintió y sin esperar se dirigió a la ducha.
En tanto que Hannibal solo dio una breve mirada al buro, el contenedor de medicamentos tenía la mitad de pastillas y sonrío ante eso. Luego salió de la habitación.